Bienvenidos de nuevo al inquietante mundo de las pruebas médicas, las ausencias laborales, los desayunos de hospital y las vías que duelen como picaduras de avispa.
Esta semana ha tocado revisión de gine y TAC para el riñón.
La revisión rutinaria, la eco demostró que lo que la ginecóloga palpaba era intestino…Eso me lleva a pensar que mis interiores deben estar más desordenados que el cuarto de mi hija adolescente tras una semana de exámenes. Si por ahí abajo, al tacto, ha sido capaz de palpar el intestino, no te digo nada dónde debo tener la vesícula. Para mí que en quirófano me van a hacer más hendiduras que un borracho intentando comer en una fondue.
Por cierto, la intervención me huelo que va a ser en breve, porque la lista de espera no es muy abultada, y ya se sabe que en verano hay mucha gente que prefiere la playa a un quirófano, algo que yo no entenderé nunca ;-).
El Tac ha sido una grata sorpresa. Aunque parezca mentira, en siete años estudiando un máster en instalaciones y pruebas médicas, NUNCA me había tocado.
Es sencillo, muy rápido, indoloro e insonoro, algo que es muy de agradecer cuando conoces las resonancias magnéticas. La máquina es parecida pero abierta, sigue siendo un tubo con una camilla estrecha, con contraste, lo que implica vía, pero en diez minutos has terminado si las imágenes son claras.
El contraste en este caso fue distinto. No noté cómo entraba por la vena congelando todo a su paso, sino que era calor. La auxiliar ya me avisó de las sensaciones que iba a notar, pero fue muy curioso. Primero un ardor en las palmas de las manos que, en mi caso, no percibí. Después, un calor intenso en la garganta, y al segundo, un calor intenso en “mis partes”, como lo llamaba ella, algo parecido a estar haciéndome pis sin control, ups!!
Ahora sí, la suerte está echada. Si os confieso algo al oído, me tiene un pelín preocupada el dichoso riñón. Con tantos frentes abiertos parece mentira, pero sí, los demás los sobrellevo, pero éste me retira la sonrisa muchas más veces de lo que debería. Aún así, me vais conociendo, he conseguido de nuevo sacar la parte positiva, y en la cafetería del Hospital de Móstoles han decidido endulzar las batas verdes, incluyendo en sus desayunos….tachán….tachán….PAN FRITO CON AZUCAR!!!!!
Fue verlo y descender de mis tacones unos cuantos centímetros, pelo más corto, carita de pilla y voz de pito. Acordarme de papá y mamá cuando eran todavía eso, no los abuelos; la mesa camilla, el brasero….Un paseo al paraíso de la infancia feliz. Ojalá mis niñas de mayor, cuando encuentren algo que les haga recordar, sonrían tanto como yo lo hice ayer.
Os voy dejando ya, que me acaba de entrar un hambre feroz como la canción que os dejo para endulzar también los oídos. Va dedicada a la pequeña hija de la auxiliar de ayer, por hacerme pasar un ratito agradable entre tanto frío.
Os leo