Recuerdo que hace algo de tiempo hablé de un caso muy común que es el de las palabras urgenciolo o emergenciólogo, que ninguna de las dos existe por ahora.
Hoy a raíz de un comentario en twitter del Dr. J Rivas sobre la cardioplegiao cardioplejia, me ha venido otra vez la idea de vacío lingüístico que he comentado antes. Basta con pasearse por Google para ver que la palabra aparece en diferentes estudios, tanto de una manera como de otra, mientras que ni con ge, ni con jota es admitida por la RAE. De hecho el Dr. me ha comentado que en algún lugar la ha visto a la vez de las dos maneras...
Otro tema también es si lleva tilde en la i o no lo lleva, porque también lo he visto de las dos maneras... Esto nos lleva a cuatro posibilidades para la misma palabra: cardioplegia, cardioplegía, cardioplejia y cardioplejía. En fin... un lío que la RAE no nos resuelve.
Otro caso totalmente distinto es el del T.A.C. y es por el que escribo este post. El otro día... Alba, gran médica, mejor amiga y además de las dos cosas, muy perfeccionista... (nos parecemos en lo último ;)) me comentó que lo correcto era decir la TAC, ya que TAC era una abreviatura de tomografía axial computarizada y como la palabra tomografía es femenina...
... nos dice la norma, que cuando la abreviatura es cuestión sustituye a una palabra femenina, debe ser usada en femenino, con lo que, a priori, la TAC es correcto. Pero no es así, la TAC no se puede decir... ¿ por qué? porque de un tiempo hacia aquí, la RAE ha incluido la palabra TAC como sustantivo en nuestro lenguaje, independientemente que provenga de una abreviación y le ha asignado el género masculino como se ve en la segunda acepción de nuestro querido diccionario...
... por lo tanto la manera correcta es el TAC o la tomografía.
Otro tema es lo que ponga en el Diccionario de Términos Médicos* de la Real Academia Nacional de Medicina (RANM), que no está oficializado. Como curiosidad, diré que ahí lo considera femenino (para acabarlo de liar más si cabe)...
Saldada esta duda existencial... simplemente decirles a nuestros académicos que avancen en el lenguaje tanto como se avanza en la ciencia y no sólo se preocupen de admitir fistro, choni, jipi y demás.
*Gracias a Jorgelina Taveira por el aporte