En varios “capítulos”, Ana, una mujer de 48 años de Madrid, nos explica cómo ha sido su experiencia con esta técnica desde que tomó la decisión hasta operarse, el post-operatorio y tiempo después de la intervención.
Testimonial: Capítulo 1
Antes de pasar la frontera de los 90 kilos y situarme en 95 ya había pasado otras: los 75 y la de los 85, porque a diferencia de otras personas yo no siempre fui gordita, de hecho hasta los 25-26 aprox tuve siempre un peso normal, sí es cierto que nunca fui una chica delgada y siempre tuve mis curvas, pero tenía un peso normal y me sentía guapa y atractiva.
A partir de ahí no sé muy bien lo que pasó, pero mi cuerpo fue acumulando poco a poco, de un modo muy discreto, kilos. Un mes un kilo, al otro mes otro, y así sucesivamente. Desde entonces mi vida siempre ha sido luchar física y mentalmente contra todo tipo de barreras que no me permitían adelgazar. Contra las físicas luchaba haciendo dieta, contra las mentales siempre ha sido más complicado, ya que a menudo las personas con un problema de sobrepeso no queremos admitir que lo tenemos (que si la constitución, que si mi cuerpo retiene agua, que si mi metabolismo es lento, etc…). Es decir, sí admitía el sobrepeso pero no reconocía del todo las causas que me llevaban a él.
Unos cuantos años y dietas después, seguí acumulando kilos. Con el embarazo tuve la excusa perfecta para atribuir el sobrepeso al embarazo y al post parto. Después la excusa fueron los niños y la falta de tiempo para dedicar a mi misma y así, excusa tras excusa, kilo tras kilo, llegué a los 95.
Con los 20-25 kilos de más, y con el peso de haberlos llevado durante unos cuantos años encima, empezaron a aparecer las primeras consecuencias: Operación de la vesícula, tengo diabetes tipo 2 y debo controlarla a diario y algún que otro problema de espalda (que el médico de cabecera insinuó de forma sutil que tenía que ver con el sobrepeso..).
cuando ya se me estaban acabando las excusas (constitución, metabolismo, herencia familiar…) llegó el momento de admitirlo: ¡Debía hacer algo ya!
Una vez tomada la decisión, me puse a buscar por Internet tanto información sobre tratamientos como información de personas que habían pasado por lo mismo, así como información sobre clínicas dónde poder hacer el tratamiento.
A priori, la opción que más me encajaba eran las no quirúrgicas, había leído que el Método POSE era una buena opción para tratar la obesidad sin cirugía. En cuanto a las cirugías, la banda gástrica me pareció la opción menos agresiva teniendo en cuenta que sólo la palabra “intervención” ya me hace temblar.
A veces leer foros es un poco frustrante porque hay de todo gente a la que le ha ido bien y gente a la que no por lo que al final decidí obviarlo todo y centrarme solo en mí – porque sé que parte de ese éxito dependerá de mí y por lo tanto no puedo compararme con otras personas- y en buscar un buen profesional. Por lo que pude leer en foros etc… un buen o mal resultado depende mucho de esto, de la clínica o centro médico que se elija.
Dicho esto y después de mirar y buscar por internet me decidí a llamar a varias clínicas que no conocía salvo una -donde me operé .- de quien tenía una buena recomendación por parte de una prima que también había hecho allí un tratamiento de sobrepeso, pero con balón gástrico ya que a ella solo se sobraban unos pocos kilos.
Cuando tenía una cita para información en cada clínica, iba en plan “poli malo”, es decir, dispuesta a hacerles un interrogatorio lo más exhaustivo posible y dispuesta a no “creerme” nada que no me pareciese lógico y racional, más que nada porque estoy harta de productos milagrosos y dietas mágicas que no llevan a ningún lado.
Lo cierto es que mi desconfianza inicial desapareció porque en general en los 3 sitios me atendieron bastante bien. Me convenció la sinceridad del Dr. que me atendió y me informó donde finalmente me operé. Fue una opinión muy objetiva con respecto a la explicación del tratamiento y de cómo funciona. Es cierto que me habló también de otras técnicas como el balón intragástrico, pero en mi caso por mi IMC y dadas las ocasiones en las que he intentando poner fin al problema del sobrepeso sin conseguirlo, me indicó que el tratamiento más apropiado sería la banda gástrica.
Un mes y medio después de haber ido a informarme, y un mes y medio después de darle vueltas a la decisión, sobre todo de noche cada vez que me metía en la cama, llegué a la conclusión de que debía llevar a cabo el tratamiento a pesar de mis miedos y a pesar de la inversión a la cual tenía que hacer frente.
Por un lado pensaba, pero ¿¿por qué no puedes perder peso por ti misma??, ¿de verdad quieres pasar por un quirófano (por mucha cirugía laparoscópica que sea), llevar algo colocado en el estómago, pasar por los días de recuperación de después teniendo en cuenta que tengo dos niños pequeños que requieren constante atención? En definitiva, todos estos pensamientos pasaron por mi mente durante ese mes y medio.
Claro que también pasaron otros como por ejemplo: no te engañes a ti misma has intentando muchas veces perder peso y no lo has conseguido, sino frenas esto vas a acabar como tu madre, con diabetes, hipertensión, artrosis,…., si adelgazo me sentiré mejor conmigo misma, al fin y al cabo no es una intervención de riesgo y tampoco es tan caro ¿cuántas cosas he pagado así a plazos?…
Estas últimas reflexiones son las que me llevaron a pedir hora para la intervención.
Me dieron hora para la intervención (a una semana vista) y me explicaron cómo debía prepararme para ella.
El día antes de la intervención estaba que me subía por las paredes. Así que recurrí a una infusión de valeriana para tranquilizarme un poco y sobre todo poder dormir sin dar vueltas en la cama.
A la mañana siguiente y acompañada de un día de sol estupendo, todo me parecía mejor, me dije a mi misma: ya verás que todo irá bien, y así fue. Ingresé por la mañana, me hicieron la cirugía a las 11:00, un par de horas después ya estaba despierta, algo chafada de la anestesia pero bien. Estuve en reposo y vigilada en todo momento durante unas 24 horas aproximadamente, hasta el miércoles a mediodía….. continuará…..
*Testimonial cedido por Instituto Jesús Lago.
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