Los chamanes las usaban para succionar los espíritus que provocaban enfermedades. En sellos médicos de la antigua Mesopotamia (3300 a. C.) se habla de este procedimiento médico, así como en papiros de Egipto datados en 2200 a. C. también se expone cómo llevarla a cabo. En un antiguo escrito Ayurveda hallado en la India al que se le da una antigüedad del 1500 a. C. también se le menciona como tratamiento médico. En Grecia, Hipócrates, Paracelso o Galeno, también la mencionan en sus escritos como tratamientos médicos.
De los griegos y romanos pasó por distintas culturas, alejandrinos, bizantinos… llegando a los árabes (hijama).
En China el primer escrito que la menciona data del 280 d. C. aunque su práctica está datada en más de 3000 años. Hoy se conoce esta terapia sobre todos por su práctica en la Medicina China.
Hay varios tipos de ventosas: en la antigüedad se utilizaban ventosas de cerámica, de arcilla o de bambú. Hoy las más utilizadas son las de cristal y las de plástico.
Su aplicación consiste en hacer un efecto vacío, la ventosa succiona la piel y parte del músculo, promueve la circulación sanguínea y linfática.
Las ventosas pueden aplicarse de distintas formas:
masaje: se aplica aceite sobre la piel para permitir el deslizamiento de la ventosa. Se realiza un masaje por la zona a tratar para provocar y mayor circulación de la sangre y la linfa. Lo que se busca es la desintoxicación del organismo.
Ventosa fija seca: consiste en dejar la ventosa fijada en la piel, en puntos específicos para tratar las zonas reflejas del cuerpo y también se usa en el tratamiento de los puntos gatillo, es decir, puntos de máximo dolor, generados por contracturas y bloqueos estructurales.
Ventosas flah, consiste en aplicar la ventosa, dos o tres segundos y se separa de la piel con un movimiento rápido para aplicarla inmediatamente de nuevo en el siguiente punto, repitiendo el proceso, recorriendo de esta manera toda la zona a tratar. solamente en la espalda. Esta técnica es específica para casos de mucha congestión pulmonar por mucosidades. Ayuda a que se desprenda el exceso de mucosidad y que salga a través de la tos.
Sangrado con ventosa: Cuando hay mucha inflamación en un punto determinado, se puede extraer un poco de sangre para hacer bajar la tensión de dicha zona. Para ello, se pincha la piel con una lanceta en esa zona y se coloca la ventosa fija. Es el mismo cuerpo el que impulsa hacia fuera la cantidad de sangre que necesita liberar, para que la zona se descongestione y mejore con más rapidez.
Es una técnica sumamente efectiva en múltiples aplicaciones, los beneficios e indicaciones de esta terapia son muchos, entre ellos son:
Sedación.
Mueve la sangre y la hace circular.
Ayuda en la pérdida de peso.
Mueve la sangre mala, estancada que no circula.
Antiestrés. Estimula la zona, órgano y activa los puntos meridianos.
Efecto analgésico y antiinflamatorio, tratamiento del dolor.
Estimula el metabolismo y las defensas. Eleva la cantidad de elementos en sangre.
Desintoxicación.
Equilibrar el organismo.
Trabajar contracturas.
Trabaja a nivel energético.
Realiza una acción sobre los sistemas circulatorio, linfático y nervioso.
Fortalece los tendones.
Es coadyuvante en tratamientos anticelulíticos.
Ayuda a eliminar el exceso de grasa.
Útil en tratamientos antiarrugas faciales.
Mejora los desordenes del sistema digestivo.
Reduce los síntomas de alergia, fatiga crónica y fibromialgia..
Ayuda a eliminar la retención de líquidos.
Fomenta la absorción de edemas.
Contraindicaciones:
En las pasadas Olimpiadas Río 2016 hemos podido ver muchos deportistas que competían con unas marcas redondas y moradas, como Michael Phelps y otros famosos como Jennifer Aniston, Gwyneth Paltrow, Kim Kardashian, Victoria Beckham o Justin Bieber han exhibido las marcas que deja esta terapia.
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