¿Son los cigarrillos electrónicos una alternativa segura a fumar?

El uso de cigarrillos electrónicos ha aumentado exponencialmente en los últimos años y ahora son el producto de este tipo preferido por los jóvenes, superando a los tradicionales cigarrillos y los puros. Los informes institucionales recientes han arrojado más luz sobre los efectos en la salud de los cigarrillos electrónicos y han brindado a los médicos más información para ayudar a sus pacientes a tomar las decisiones correctas para su salud. La aparición y el crecimiento de lugares seguros, como Terpy, en los que encontrar los productos que utilizar con los cigarrillos electrónicos cumpliendo las garantías recomendadas por la UE, ha permitido reevaluar el impacto de este producto como alternativa eficiente al consumo tradicional de tabaco, reconocidamente nocivo.

Algunas evidencias contrastadas

En enero de 2018, las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina (NASEM) estadounidenses publicaron lo que describieron como el análisis más completo de la investigación existente sobre los cigarrillos electrónicos, y encontraron que, si bien los cigarrillos electrónicos no están exentos de riesgos para la salud, hay evidencia de que sí son mucho menos dañinos que los cigarrillos convencionales. También se sugirió que el uso de cigarrillos electrónicos puede llevar a dejar de fumar cigarrillos tradicionales.

Quedan muchas preguntas sobre los cigarrillos electrónicos y su impacto a largo plazo, incluso cuando continúan surgiendo pruebas sobre los patrones de uso y los efectos de estos dispositivos; pero la evidencia encontrada hasta ahora permite situarlos en un ámbito más seguro y saludable que el del tabaco tradicional.

¿Qué son los cigarrillos electrónicos?

Un cigarrillo electrónico es un dispositivo que funciona con baterías y que emite una solución vaporizada para inhalar. Por lo general, la solución contiene nicotina, y la concentración de esta sustancia contenida puede ser decidida por el usuario o incluso eliminada por completo. El objetivo es proporcionar la sensación de inhalar humo de tabaco, sin el humo.

Estos dispositivos tienen varios nombres, incluidos cigarrillos electrónicos, cigarrillos vaporizadores o simplemente vaporizadores. Vienen en una variedad de formas. Algunas parecen unidades USB y otras parecen bolígrafos, por ejemplo. Los fabricantes comercializan los cigarrillos electrónicos como herramientas para dejar de fumar o reducir su consumo; y existe una directiva europea de buenas prácticas, con recomendaciones para que estos productos puedan cumplir con este cometido de manera segura.

Vapear es popular entre los adolescentes. De hecho, ahora es la forma más popular de consumo de este tipo entre los jóvenes de EE. UU., según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). De aquí la importancia de que los productos relacionados con esta actividad sean adquiridos de manera que cumplan con controles rigurosos y respetando las recomendaciones de las instituciones.

Control con la nicotina

La nicotina tanto de los cigarrillos tradicionales como la que pueda usarse en los cigarrillos electrónicos puede ser adictiva y afectar el desarrollo del cerebro en los jóvenes. Como ya se ha comentado, el líquido del interior de un cigarrillo electrónico puede oler afrutado, pero puede también tener contenido de nicotina si así lo decide el usuario. Existe preocupación por los jóvenes que utilizan estos dispositivos porque las recargas vienen en sabores como vegetales, frutales o cremosos, que pueden ser naturales e inofensivos, pero en cada carga se le puede añadir un contenido de tanta nicotina como en un cigarrillo tradicional. Es imprescindible informar bien al consumidor, de modo que sea consciente de este hecho y que pueda decidir sobre la concentración de nicotina que desea. De este modo podrá ir reduciéndola tanto como quiera y usar así este dispositivo como modo efectivo de dejar de fumar.

Person smoking e cigarette.

Cómo funcionan los cigarrillos electrónicos

La mayoría de los cigarrillos electrónicos se componen de las siguientes partes:

La boquilla: esto es un cartucho fijado al final de un tubo. En el interior hay un pequeño contenedor de plástico con material absorbente empapado en una solución líquida.

El atomizador: este calienta el líquido, provocando que se vaporice para que una persona pueda inhalarlo.

La batería: alimenta el elemento calefactor.

El sensor: esto activa el calentador cuando el usuario succiona el dispositivo.

La solución: el E-líquido contiene una combinación de nicotina, y una base, que generalmente es propilenglicol y saborizante.

Cuando el usuario succiona la boquilla, el elemento calefactor vaporiza la solución, que luego la persona “vapea” o inhala. El contenido de nicotina del líquido puede variar desde valores altos a cero, según la elección del usuario.

Los sabores varían ampliamente. Algunos cigarrillos electrónicos saben a cigarrillos tradicionales e incluso imitan los gustos de marcas específicas.

¿Cuáles son los beneficios potenciales de los cigarrillos electrónicos?

Los cigarrillos electrónicos funcionan calentando la nicotina, que se extrae del tabaco, junto a los aromatizantes elegidos y otros productos para poder generar un aerosol que se pueda inhalar. Un cigarrillo común de tabaco puede llegar a contener alrededor de 7.000 sustancias químicas diversas, muchas de ellas tóxicas. Los datos indican que los cigarrillos electrónicos exponen a sus usuarios a menos sustancias químicas tóxicas de lo que lo hacen los cigarrillos tradicionales.

Los fabricantes afirman que los cigarrillos electrónicos evitan muchos de los riesgos para la salud del tabaquismo y brindan una alternativa saludable.

Los datos de encuestas recientes indican que solo el 7 por ciento de los adolescentes usaba los cigarrillos electrónicos como herramienta para reemplazar el consumo de cigarrillos tradicionales. Esto contrasta con los adultos mayores, que han recurrido cada vez más al vapeo como una herramienta para dejar de fumar. La mayoría de los usuarios adultos son fumadores actuales o anteriores, mientras que solo el 16 por ciento de los usuarios adultos de cigarrillos electrónicos informan que nunca han fumado cigarrillos combustibles.

Un ensayo controlado aleatorio con 886 participantes, realizado a través del Servicio Nacional de Salud del Reino Unido, comparó el uso de los cigarrillos electrónicos de segunda generación más el asesoramiento conductual presencial, con el uso de otros productos de reemplazo de nicotina elegidos por cada participante, más consejería conductual cara a cara. En este ensayo, el grupo de cigarrillos electrónicos tuvo una tasa de abstinencia de 1 año, casi el doble que la del grupo de otros reemplazos de nicotina.

Si bien estos hallazgos deberán confirmarse con estudios adicionales, sugieren que los cigarrillos electrónicos pueden tener un papel valioso en el abandono del hábito de fumar en los adultos.

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