Los casos de melanomas se están multiplicando de forma tan rápida hasta el nivel de alarma.
Peor aún, sus causas se deben más a motivos de estética que de problemas de salud.
La primera vez que vi a una persona con tatuajes, me maravillé de la novedad y la variedad de este arte en la piel.
Pero luego la admiración se convirtió en consternación, debido a todas las implicaciones que conlleva un tatuaje, no digamos las perforaciones.
La piel como se sabe es el órgano que aislá el exterior del medio que rodea al organismo.
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Otra de sus funciones y que por lo general pasa desapercibida es que los poros de la piel permiten la transpiración, proceso que es vital para la salud.
El pigmento de la tinta en el tatuaje cubre totalmente los poros de esa zona evitando la transpiración.
En el caso del tatuaje, entre otros, que tiene cierta cantante de moda en el brazo derecho, esa zona tatuada no transpira.
Luego al sumar todos los tatuajes que tiene dicha cantante podríamos saber la cantidad exacta de piel tatuada que tiene es decir, piel muerta.
Piel muerta en el sentido de que dicha área no transpira, o sea que no cumple con una parte importante de su cometido, no obstante, sigue ejerciendo su acción aislante.
El problema de la transpiración debería bastar para que una persona se abstuviera de tatuarse o por lo menos se lo pensara con mayor detenimiento.
Al sumar el hecho que un tatuaje cubre los lunares que podrían alertar del riesgo de cáncer en la piel, mi admiración por el arte en la piel, cayo en picado.
Lamentablemente ese es el criterio de una persona que razona demasiado antes de tomar una acción.
Si bien tiene sus ventajas, también me ha evitado disfrutar al máximo de la vida, ya que me ha impedido las locuras propias de la juventud.
Pero regresando al tema de los tatuajes y melanomas…
Por desgracia el tatuaje ahora se ha vuelto más común, se estima que 1 de cada 4 estadounidenses entre las edades de 18 y 50 años tienen uno.
De ahí que los informes relacionados con cáncer de piel escondido en un tatuaje tengan mayor relevancia.
En un artículo publicado en JAMA Dermatology, tres médicos alemanes describen el caso de un joven que quería quitar grandes y multicolores tatuajes de sus brazos y pecho.
Antes de comenzar la terapia con láser de eliminación, los médicos notaron un lunar sospechoso dentro del tatuaje en su brazo derecho y recomendaron su eliminación.
Él se negó y comenzó a tener terapia con láser para eliminar los tatuajes.
Siete años y 47 sesiones de láser más tarde, los médicos le dijeron que no siguiera con el tratamiento a menos que se eliminara el lunar.
Resultó ser canceroso, un melanoma de fase II.
Esta fue la primera vez que los médicos descubríeron un melanoma dentro de un tatuaje.
Posteriormente y a raíz de revisar la literatura médica, los médicos alemanes encontraron informes de otros 16 casos en revistas de lengua inglesa.
Es posible que esta sea la punta del iceberg.