Imagina que tenemos la siguiente conversación:
A la primera parte de la conversación la respuesta parece obvia, ¡todos queremos estar sanos!, pero cuando implica una acción por parte del receptor, lo habitual es poner el primer freno, y eso está bien, antes de tomar una decisión hay que saber que implica.
El camino que te propongo hacia la salud y al bienestar va a producir cambios en tu vida. Requiere dejar atrás cargas y estructuras rígidas llevadas durante años y, siendo algo muy positivo, no deja de implicar un esfuerzo importante, porque al hacerlo, uno puede sentirse perdido, desorientado e inseguro; al dejar cosas atrás, al abandonar patrones adquiridos, parece que falte algo.
Cuestan los cambios, no resultan fáciles. Puede que sientas que renuncias a quien eres al dejar atrás la figura que te exiges ser y representar: héroe, víctima, salvador, enfermo, trabajador acérrimo, sobreviviente, padre, madre o cualquier otra que te hayas creado o creído, pero que te roba libertad de acción y pensamiento.
Así, al abandonar el rol o roles mantenidos durante largo tiempo, uno se pregunta: ¿Quién soy en realidad? No es fácil asumir los cambios en la manera de entender y vivir la vida, aunque debes saber que el destino de dichos cambios son la salud, el bienestar y la felicidad. Si estás aquí ya has iniciado el camino, ¡bien!, pronto empezarás a disfrutar de los maravillosos avances que se producirán en tu vida, y si dudas o sientes que necesitas ayuda, recuerda que no estás solo, y que al iniciar la búsqueda de los cambios que precisas se irán abriendo alternativas, sólo tienes que estar alerta y ver todas las puertas que se te abren; esta puede ser una de ellas, ¡Adelante!