Los resultados de gran número de estudios indican que el bienestar emocional y psicológico no solo está asociado a una percepción personal de satisfacción vital sino que, además, tiene una función relevante para la salud física, en la recuperación de una enfermedad, en el aumento de la esperanza de vida, en el desarrollo de habilidades psicológicas y sociales, y contribuye a la mejora de la forma de pensar y de la capacidad de afrontamiento ante la adversidad, entre otros beneficios.
A continuación veremos algunos efectos beneficiosos de las emociones positivas en diferentes áreas de nuestra vida.
Mejora en nuestra forma de pensar
Las emociones positivas favorecen una organización cognitiva más flexible, abierta y de mayor complejidad; habilidades que contribuyen a una mejora en la integración de la información que nos llega tanto desde nuestro interior como del entorno exterior.
Además, potencian una mayor creatividad en las estrategias para solucionar nuestros problemas y favorecen juicios más acertados y adaptativos sobre la situación o la realidad que afrontamos; lo que contribuye a su vez a potenciar una mejora en la habilidad para tomar decisiones.
Por el contrario, las emociones negativas disminuyen repertorios de conducta eficaces ante los estresores de la vida, provocando una conducta menos flexible y creativa y, por tanto, más rígida y predeterminada; conductas que no favorecen el crecimiento personal ni la resolución de problemas de forma satisfactoria y eficaz.
Implicaciones para nuestra salud
Las emociones positivas se asocian a la prevención de enfermedades, a la reducción de la duración e intensidad de las mismas y a la capacidad de alcanzar niveles de bienestar subjetivo más elevados; lo que contribuye a una mejora de la salud física y mental.
Las emociones positivas pueden protegernos de los efectos negativos del envejecimiento y contribuyen, por tanto, a incrementar la expectativa de vida. Además, nos protegen de trastornos como la depresión gracias a sentimientos positivos como la gratitud, el entusiasmo, la complacencia, el amor, la esperanza, el orgullo por nuestros logros, la alegría y el humor, por ejemplo.
Mejora de nuestra capacidad de afrontamiento ante la adversidad
En la vida de las personas los momentos de aflicción son inevitables. La pérdida del poder adquisitivo por dificultades laborales o tras la jubilación, diferentes cambios significativos en nuestros roles sociales a lo largo de la vida, una ruptura de pareja o viudedad... son algunas de las situaciones adversas que nos irán acompañando a lo largo de nuestra vida.
El modo en que gestionemos la aflicción que nos generen los acontecimientos adversos o difíciles será importante para nuestra salud y para nuestro bienestar personal. Las emociones positivas facilitarán la elaboración de planes de futuro y mejorarán nuestra resiliencia ante sucesos traumáticos; dos aspectos importantes para seguir avanzando en nuestra vida.
Efectos significativos sobre el comportamiento humano
Como hemos ido viendo, las emociones positivas tienen efectos significativos en nuestro comportamiento cotidiano.
Según diversos estudios científicos, las emociones positivas...
potencian el desarrollo de un pensamiento flexible y aumentan nuestra creatividad,
favorecen la aparición de recuerdos positivos,
nos permiten realizar juicios más indulgentes sobre nosotros y los demás,
amplían nuestros horizontes de futuro,
generan más repertorios de conducta y conductas más adaptativas,
nos orientan hacia el cambio por razones positivas, en vez de actuar huyendo de aquello que tememos o nos desagrada,
facilitan el aumento de la conducta prosocial y de conductas altruistas,
disminuyen nuestros niveles de duda, lo que favorece la toma de decisiones,
nos ayudan a tolerar mejor el dolor físico,
nos permiten contrarrestar estados emocionales negativos,
favorecen la resistencia ante las adversidades y la habilidad en la resolución de conflictos,
mejoran el funcionamiento en la vida laboral y las relaciones sociales,
generan un estado de bienestar que favorece nuestro desarrollo psicológico y social.
Por todo ello, en la actualidad, el cultivo de las emociones positivas se considera un recurso valioso para dar sentido a nuestra vida y poder vivirla en plenitud.
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