Tomada en conjunto, la propiocepción incluye equilibrio, coordinación y agilidad, gracias a nervios sensoriales y motores que envían y reciben impulsos desde y hacia el sistema nervioso central a partir de estímulos dentro de la piel, músculos, articulaciones y tendones. Estos impulsos transmiten información vital, como la cantidad de tensión en un músculo específico y la posición relativa de una parte del cuerpo durante un movimiento dado.
Beneficios de la propiocepción
Al mejorar tu propiocepción, puedes obtener las habilidades de equilibrio necesarias para mantener la estabilidad; perfeccionar tu agilidad para cambiar rápidamente de dirección cuando sea necesario; y afinar las habilidades de coordinación para realizar actividades físicas con precisión y coherencia. Los ejercicios de propiocepción reducen el riesgo de lesiones al enseñarle al cuerpo a reaccionar de manera apropiada a los cambios repentinos en el entorno. Un buen sentido de la propiocepción es vital para muchas actividades de acondicionamiento físico, especialmente algunas de las clases de entrenamiento central más avanzadas, que actualmente atraen a un gran número de personas en el mundo del fitness.
Tipos de ejercicios para entrenar la propiocepción
Hay una serie de ejercicios que se pueden realizar para ayudar a entrenar su propiocepción. Siempre es mejor trabajar con un fisioterapeuta o un entrenador con licencia para asegurarte de que realizas los ejercicios adecuados para ayudar a lograr el rendimiento deseado.
Ejercicios de equilibrio
La manera ideal para mejorar la propiocepción es realizar aquellas actividades que desafían el equilibrio. Los ejercicios de equilibrio ayudan a tu cuerpo y cerebro a controlar la posición de una articulación deficiente o lesionada. Un ejemplo común de estos ejercicios para mejorar la propiocepción es el uso de una tabla de equilibrio. Es posible que al principio necesites sostenerte en la pared para mantenerte en la tabla, hasta que progresivamente adquieras un mayor control de los músculos para equilibrarte.
Ejercicios con ojos cerrados
A medida que te fortaleces, puedes obtener la capacidad de enviar la información y confiar en tus músculos para realizar actividades de pie con los ojos cerrados. Esto mejora la comunicación entre los músculos y el cerebro.
Ejercicios de fortalecimiento
Los ejercicios para el fortalecimiento de las rodillas tales como sentadillas y movimientos laterales con los brazos, son ejemplos de formas en que puedes ayudar a establecer la conexión entre las fibras musculares mediante la construcción de fuerza. A medida que desarrollas fuerza en los músculos, el cerebro comienza a comprender más y más la demanda de esta fortaleza. Mientras esta fuerza aumenta progresivamente, ayuda a mejorar la percepción de la propiocepción con la mente y cuerpo, permitiendo también mantener un movimiento o acción durante más tiempo de manera adecuada.
Movimientos pliométricos
El ejercicio que involucra patrones de coordinación y movimiento puede mejorar enormemente la conciencia kinestésica. Los saltos verticales, los patrones en forma de ocho, los ejercicios de cambio de dirección y el cruce son otras rutinas que ayudan a establecer la conexión entre los músculos y los nervios. Cuando le pides al cuerpo que realice ciertos movimientos, entrena el cerebro para responder a esta acción. Con el tiempo, es más fácil realizar estos ejercicios sin pensarlo mucho, ya la conexión natural se vuelve parte de la rutina.