Sentir cansancio o debilidad con el paso del invierno a la primavera es muy común y tiene nombre, comúnmente se llama astenia primaveral. Se trata de un conjunto de síntomas variados, de carácter leve y pasajero, que aparecen en algunas personas en esta época del año. Los síntomas que pueden aparecer varían dependiendo de cada persona, pero, por lo general son:
Sensación de cansancio y falta de energía
Pérdida de apetito
Disminución de la concentración o pérdida de memoria
Tristeza injustificada, apatía o desmotivación
Alteraciones de sueño
Irritabilidad, nerviosismo o cambios de estado de ánimo
Dolor de cabeza
La astenia primaveral no se trata de una enfermedad ni requiere de un diagnóstico médico y tampoco está demostrado científicamente que esté vinculado con la primavera, sino que se considera una respuesta o dificultad de adaptación al cambiar de luz, temperatura y horarios en distintas épocas del año. Por lo tanto, esta adaptación también puede variar según cada persona, pero generalmente este periodo podría llegar a durar unas dos semanas o, incluso, menos tiempo.
¿Afecta más a unas personas que a otras? No existen datos que así lo demuestren, pero sí podría manifestarse antes en personas que sufren alergias o problemas respiratorios, por ejemplo.
CLAVES PARA AFRONTAR LA ASTENIA PRIMAVERAL
La astenia primaveral no cuenta con un tratamiento específico al no tratarse de una enfermedad, pero existen algunas pautas para prevenir o aminorar sus síntomas, que son:
Cuidar la alimentación, llevando una dieta equilibrada de cinco comidas al día y un horario regular en cada una de ellas.
Mantener una buena hidratación, ingiriendo unos dos litros de agua u otros líquidos, sin alcohol, diariamente.
Reducir el consumo de café o cualquier bebida que contenga cafeína o teína. También es recomendable evitar la nicotina.
Tomar suplementos naturales, siempre bajo consulta de un especialista.
Establecer un horario de sueño regular, manteniendo una rutina fija al acostarse y levantarse. Intentar dormir ocho horas diarias para tener un descanso reparador.
Realizar ejercicio físico moderado durante unos 30 minutos al día.
En definitiva, si durante el comienzo de la primavera te sientes más cansado de lo habitual, sufres alteraciones en el sueño, pérdida de apetito o notas malestar y cambios en tu estado de ánimo, probablemente estés sufriendo astenia primaveral.
Si estos síntomas persisten en el tiempo, es recomendable consultarlo con un médico, porque puede tratarse de otro problema latente.