Hace poco te hablé sobre hábitos nocivos (sobrepensar, compararse) que incorporamos a nuestro día a día y que nos arruinan la existencia y la autoestima. Hoy me gustaría, me gustaría que hicieses algo que te será de gran ayuda desterrar esas malas costumbres , y que posiblemente, como yo, olvidas muy a menudo:
Reconocer y apreciar tu yo intrínseco.
Filosóficamente hablando, el valor intrínseco de un objeto es el valor que tiene por sí mismo, simplemente por existir.
Esto es extrapolable a los seres humanos, claro: todos tenemos una serie de cualidades que nos definen, que nos hace únicos en el mundo, y que no podemos ignorar.
Ser consciente de tu valía como persona, hará que tengas más confianza en ti, que vivas de manera coherente, y hará difícil que te menosprecies o que permitas que otros lo hagan.
Busca amor en el lugar adecuado
Demasiado a menudo nuestra autoestima, el sentirnos bien con nosotros mismos, depende del reconocimiento externo.
Pasas tanto tiempo preocupándote por lo que piensen los demás, y haciendo cosas para tratar de agradarles (a alguien que acabas de conocer, a tu jefe, los vecinos del pueblo…) o no decepcionarles (a tus padres, a tu pareja, a tus amigos) que te olvidas de ti, de quién realmente eres, de lo que te gusta, llenando tu vida de frustración.
¿Y sabes lo irónico? Si alguien te quiere, lo hace por ser tú. Tal y como eres.
Y no tienes que esforzarte.
Te pongo un ejemplo tonto: a mi no me gusta salir de fiesta. Durante mucho tiempo salía porque era “lo normal” y me sentía mal cuando mis amigos me llamaban aburrida. Y asqueada he pasado noches en pubs cuando a mi lo que me gusta es ir al campo y disfrutar de la luz del día. Con el tiempo he comprendido que sigo siendo interesante aunque me vaya a mi casa después de una cena tranquila.
Si construyes tu autoestima sobre tus cualidades esenciales, cuando otra persona te trate mal, o consideres que has fracasado en algo, tu vida seguirá siendo valiosa y tú seguirás valiendo la pena.
Créeme, es increíblemente reconfortante repetirte: sigo siendo una buena persona, sigo siendo inteligente, sigo siendo fiel a mis seres queridos… yo soy, y lo soy, simplemente por existir.
Sube el volumen a tus virtudes
Sí, de la misma manera subirías el volumen de tu mp3.
Y es que parece que en nuestra sociedad está mal visto el decir cosas buenas de uno mismo… y en consecuencia es de buena persona rechazar los halagos con falsa modestia: he tenido suerte, cualquiera lo hubiese podido hacer. Y del mismo modo parece prepotente decirse por las mañanas “que bien me veo hoy”, “que bien se me da esto”.
Durante mucho tiempo he pensado que decirse cosas buenas a uno mismo era señal de prepotencia.
Pues no.
Créeme, si no le das volumen a las cosas buenas que forman parte de ti, pensamientos negativos irán ganando fuerza. ¿No te suena familiar? “Se me ha caído al suelo la taza, si es que soy torpe”, “nadie se ha reído de mi chiste, claro si es que soy aburrida/o” o “me ha dejado. Claro, ¿quién iba a querer estar conmigo?”.
Deberes para casa
No te voy a preguntar por tus “defectos” porque esos estoy segura de que te los recuerdas a menudo, aunque no sean ciertos. No me interesan.
Pero… si te pido que describas cómo eres, ¿qué me dirías? Piénsalo, no recurras a algún tópico facilón, como “soy buena gente”.
¿Necesitas esforzarte? A mi me cuesta mucho a veces, pero déjame aclararte una cosa: tú ya tienes un valor simplemente por existir, por haber nacido, tienes la capacidad de aprender cosas nuevas, de cuestionarte ideas preestablecidas, de sorprenderte, de reír, de amar...
Así que va siendo hora de dejar de menospreciarte y comenzar a enorgullecerte de tus virtudes.
Te ayudo un poco con algunas cualidades que me gustan en las personas: bondad, ternura, inteligencia, honestidad, fidelidad, fiabilidad,creatividad, facilidad para aprender, simpatía, empatía, generosidad, fuerza de voluntad, sentido del humor...
Quiero que elijas al menos 3, y te las repitas cada vez que venga un pensamiento negativo a tu cabeza. Pero de verdad, cierra los ojos y siéntelo en la boca del estómago.
Yo tengo mucha empatía. Yo soy honesta. Yo soy creativa.
y sobre todo…
Se feliz. La vida merece la pena. Tú mereces la pena.
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