Si queremos mejorar nuestro cuerpo la fórmula es sencilla:
Comer más verdura, menos comida basura, moverse más durante todo el día, hacer ejercicio de forma regular e intentar reducir el total de calorías diario.
Pero si es aparentemente tan sencillo… ¿por qué unos lo logran y otros no?
¿Por qué no logro ponerme en forma?
Muchas veces tendemos a pensar que si no conseguimos nuestro objetivo de ponernos en forma es por problemas ajenos a nosotros. El trabajo, la familia, la genética… ¡Pero esos problemas los tenemos todos!
Pocas veces hacemos un ejercicio de “sinceridad real” para ver cuál es el verdadero problema que no nos deja conseguir nuestro objetivo. Las verdaderas razones suelen estar más relacionadas con nosotros. Por ejemplo, nos falta fuerza de voluntad para cambiar una hamburguesa por una ensalada, o si no vemos resultados inmediatos nos rendimos.
No somos tan “especiales” como pensamos, todos tenemos problemas parecidos, trabajos complicados, familia a la que atender…
¿Entonces que diferencia a los que lo consiguen de los que no lo hacen?
7 cosas que diferencian a los que consiguen ponerse en forma de los que no lo hacen
Empiezan.
No vale de nada pensar que mañana vas a empezar a hacer ejercicio o comer más sano si realmente no lo haces, Todo tiene un comienzo y tienes que empezar
Los cambios poco a poco
La gente que ha conseguido su objetivo no apuesta por el “todo o nada”. No se despiertan de repente un día y lo cambian todo por completo.
Su vida va cambiando poco a poco y van consiguiendo pequeñas victorias. Si lo intentas todo a la vez es probable que acabes abandonando. Empieza tus cambios poco a poco.
Insisten.
A veces tenemos que intentar mil cosas diferentes hasta que encontramos lo que a nosotros nos funciona. Puede que hayamos empezado una rutina de entrenamiento que a nuestro vecino le fue fenomenal pero a nosotros no, da igual. Lo importante es no rendirse y acabaremos encontrando lo que a nosotros nos funciona.
Se dan cuenta de que las cosas pueden ser diferentes.
Muchas veces fracasamos porque tenemos una mentalidad muy cerrada y limitada. Cuando nos damos cuenta de que somos capaces de hacer que las cosas cambien es más fácil triunfar.
No se enfocan en los problemas, se enfocan en las soluciones.
Si empezamos a pensar en problemas es fácil paralizarse.
No pienses en que trabajas 12 horas al día, piensa en cuando puedes tener un ratito para ti.
Deja las excusas de lado y busca la manera de hacerlo. Una vez que encuentres tu ritmo te aseguro que no es tan difícil.
No lo dejan todo en manos de la motivación.
Es cierto que estar motivados ayuda mucho, pero no lo podemos dejar todo en manos de la motivación.
Hay días que estás motivado y sientes que puedes con todo, pero otras veces no lo estás, y esos días también tienes que hacer lo que debes, no lo que te apetece.
De todos modos, pronto te darás cuenta de que la motivación no es nada en comparación con el impulso.
Utilizan las pequeñas victorias para crear impulso.
Los cambios se hacen permanentes lentamente con el tiempo, así que aprovecha ese impulso para crear hábitos saludables.
Empiezas haciéndolo un día, pronto llevas una semana, y en poco tiempo es algo tan normal para ti que parece que llevas haciéndolo todo la vida.
Y recuerda… Si hay alguien con tus mismos problemas que lo ha conseguido, ¿por qué no lo vas a conseguir tú?