Podras sentir como la relación entre pies, tobillos, rodillas y caderas tiene un efecto directo en la manera que estás de pie y en la forma en que caminas.
Haz la clase lentamente, sin forzar y descansa cuando lo necesites.
Acuéstate boca arriba y siente el contacto de tu cuerpo sobre el suelo.
Observa cómo se apoyan tus piernas y siente las diferencias entre ellas, en el largo, peso, tono.
Dobla las rodillas y apoya los pies en el suelo.
Levanta un poco una pierna y observa cómo lo haces. ¿Dónde haces fuerza? Cuánto pesa?
Hazlo algunas veces y prueba también con la otra pierna.
Levanta la que sentiste más pesada y acércala hacia ti.
Haz un puño con tu mano y ponlo detrás de la rodilla (en la parte interna del muslo).
Levanta un poco la pierna y luego bájala dejándola caer sobre el puño. Siente el rebote y hazlo varias veces.
Deja que la pierna caiga, sin fuerza, simplemente por el efecto de la gravedad.
Apoya, ahora, la pierna en el suelo, y levántala, un poco, algunas veces. ¿Cómo es ahora? ¿Es más fácil, más ligero?
Alarga las piernas y descansa.
Haz lo mismo con la otra pierna.
Al acabar, ponte de pie, y nota cómo estás ahora sobre tus piernas. ¿Cómo es ahora el soporte que te dan?
Camina y observa la relación entre los pies, las rodillas, las caderas y siente cómo de ágil y ligero es tu caminar ahora.
Disfruta de tu nueva organización y de las nuevas sensaciones y si te gustó, comparte!
Recuerda leer, las pautas a seguir, antes de empezar cualquier lección.