Una serie de 4 lecciones cortas del Método Feldenkrais para ayudarnos a conocernos y sentirnos mejor.
Lección 1: Una columna bien articulada
Lección 2: Tener menos peso sobre los hombros
Lección 3: Más libertad de movimiento en las caderas
Lección 4: Sentarse en el suelo y sentirse bien allí
Lección N° 1: Para una columna bien articulada
Acuéstate boca arriba, dobla las piernas y apoya los pies sobre el suelo. Asegúrate de que tus pies tengan la misma distancia que el ancho de tus caderas. Apoya también los brazos en el suelo, separándolos, a cada lado de tu cuerpo.
Deja que tus dos piernas se inclinen un poco hacia la derecha, manteniendo siempre el espacio entre ambas. Regresa a la posición inicial y vuelve a repetir este movimiento varias veces. Nota qué sucede en el lado izquierdo de tu pelvis? Se levanta? Se separa un poco del suelo?
Limitar el rango de movimiento de las piernas: Feldenkrais insiste en que no se trata de hacerlas tocar el suelo de lado, sino simplemente de cambiar el apoyo de la pelvis. Gira la cabeza (y también los ojos) ligeramente sobre el suelo hacia la izquierda. Cuando la pelvis vuelve a su posición inicial, la cabeza debe seguir. Como habrás observado la cabeza se mueve en sentido contrario al de la pelvis.
Una vez que el movimiento esté completo, descansa. Luego, continúa la sesión para mover el otro lado, es decir: las piernas se inclinan hacia la izquierda, la pelvis se apoya hacia la izquierda, la cabeza y los ojos giran hacia la derecha.
Lección Nº 2: Tener menos peso sobre los hombros
¡Es hora de movimientos inusuales!
Acuéstese boca arriba, dobla la pierna derecha y apoya el pie en el suelo, la pierna izquierda está estirada. Asegúrate que las dos piernas estén separadas.
Estira el brazo derecho delante de ti, verticalmente en el espacio, hacia el techo. En cuanto al brazo izquierdo, mantenlo apoyado en el suelo, un poco separado del cuerpo.
Debes proporcionar un mínimo de esfuerzo muscular para que tu brazo no se incline hacia ninguno de los lados. Una vez asegurado el equilibrio, puedes mantener el brazo en esta posición, sin cansarte.
Centra tu atención en el hombro derecho y levántalo para llevar el brazo derecho hacia el techo. Luego baja el hombro hasta el suelo.
Atención: Es el hombro y, más particularmente, el omóplato el que hace el movimiento. El brazo debe permanecer pasivo.
Engancha tu cabeza: debe cambiar su soporte en la parte posterior del cráneo rodando un poco hacia la derecha, como para acercarse al hombro que se eleva. Asegúrate de que la cabeza vuelva al eje del cuerpo cuando baje el hombro.
Levanta la cadera derecha apoyándote en la pierna derecha y deja que la pelvis descanse en el lado izquierdo. Recuerda sincronizar el movimiento de la pelvis y el del hombro.
En el lado derecho, la pelvis, la caja torácica y el hombro se levantan juntos, y tus soportes se mueven hacia la izquierda. Una vez completado el movimiento, descansa. Luego haz el mismo movimiento en el otro lado.
Esta lección de educación somática puede hacerte descubrir rápidamente tu cuerpo.
No olvides no entrecortar tu respiración, ¡es importante!
Lección Nº 3: Para tener más libertad de movimiento en las caderas
En esta tercera lección, trabajarás la conciencia de tu pelvis. Acuéstate boca arriba, dobla la pierna izquierda y pon el pie en el suelo. Asegúrate de que tu pierna derecha esté alargada y de que tus dos piernas estén separadas. Tus brazos se apoyan en el suelo, un poco separados, a cada lado del cuerpo.
Inclina la pierna izquierda hacia adentro, es decir, hacia la pierna derecha alargada. Observa cuál es el límite natural de este movimiento, ¡no fuerces! Feldenkrais es una práctica somática que siempre se lleva a cabo sin tensión y lentamente.
Al doblar la pierna, ten cuidado de no doblar el tobillo. El pie descansa en el borde interior. Una vez que hayas alcanzado el límite del movimiento de la pierna izquierda, lleva la rodilla hacia el pie derecho (como si quisieras alargar el muslo izquierdo).
Este movimiento te animará a levantar la cadera izquierda, dejando que el soporte de la pelvis se incline hacia la derecha. Haz este movimiento varias veces y descansa. A continuación haz el mismo movimiento en el otro lado, es decir, ahora la pierna derecha es la que está doblada y la izquierda estirada.
Lección Nº 4: Sentarse en el suelo y sentirse bien allí
Aquí, nada muy complicado. Siéntate en el suelo y coloca las dos manos sobre él, un poco hacia atrás, a cada lado de tu cuerpo.
Dobla tus piernas y lleva las rodillas hacia afuera, asegúrate de que las plantas de los pies se toquen, planta con planta, y de que las rodillas estén separadas.
Atención: Si la posición de las piernas es dolorosa, mantenlas separadas frente a ti con las rodillas un poco dobladas.
Deja que la pelvis se incline hacia atrás, más cerca del cóccix. Redondea la espalda y mira hacia abajo, hacia tu ombligo.
Una vez en esa posición, empuja los brazos para ir hacia la posición inicial, enderezando la espalda. Muévete gradualmente de una posición a otra.
Yendo hacia atrás, intenta mantener los hombros hacia adelante. Tu caja torácica tenderá a cerrarse, lo que puede hacer que tengas que exhalar. Mantén la columna vertebral redonda.
A medida que hagas el movimientos, sentirás un apoyo acentuado en los isquiones, que se hunden en el suelo.
Ahora vas hacia atrás, Intenta mantener los hombros también atrás; tu caja torácica se proyecta hacia adelante, lo que puede animarte a inspirar. Mira al horizonte con la columna vertebral arqueada hacia atrás.
Sigue moviendo así tu pelvis hacia adelante y hacia atrás, varias veces, sin entrecortar tu respiración.
Es hora de tomarse un descanso! Acuéstate boca arriba, los brazos y las piernas extendidos. Siente cómo estás y deja que venga a ti la imagen interior de los movimientos que acabas de realizar.
Recuerda leer, las pautas a seguir, antes de empezar cualquier lección.
Estas lecciones no son completas, son clases cortas sacadas de las completas y que plasmo aquí para dar a conocer el método y para que las personas se puedan beneficiar de ellos.
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