Tradicionalmente la comida ha sido procesada por el ser humano debido a que era la mejor forma de hacerla digestible, y de preservar los alimentos para que durasen más tiempo y se pudieran consumir en cualquier momento, algo muy importante en tiempos de escasez. Los comienzos de la comida procesada se remontan a los granjeros, panaderos, artesanos, etc. Los procesados de este tipo, los locales, producían deliciosas comidas que rápidamente se hicieron populares.
Esta elaboración artesanal aportaba además un valor nutritivo a sus comidas. Esto forma parte de lo que es el procesamiento local. ¿Cómo comenzó el problema de los alimentos procesados para nuestra salud? El problema comienza cuando. todo esto que era de producción local, se industrializa y el procesado pasa a ser industrial.
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A día de hoy, por desgracia, se ha abandonado el procesamiento local para dar paso al procesamiento industrial de las comidas. Esto ha tenido una gran repercusión en cómo nos alimentamos y el riesgo que representa para nuestra salud. Cada vez vamos siendo más conscientes, aunque la publicidad nos atrapa y nos convence de que estos productos han de estar presentes en nuestro día a día. A continuación veremos los riesgos que representan los zumos procesados, y cómo es uno de los alimentos más consumidos a pesar de sus peligros.
La creencia errónea de los zumos procesados
Todos hemos visto en alguna ocasión el típico anuncio de televisión en el que aparece un niño al que no le apetece comer fruta, y su madre le da como sustitutivo un vaso de zumo de fruta procesado. Se vende como si fuera igual de saludable y dispusiera de los mismos nutrientes. Lo peligroso es que esto nos lo hemos creído, de una forma u otra ha calado en nuestra mente y relacionamos el zumo procesado con un alimento sano. Tanto incluso como para dárselo a nuestros hijos.
¿Por qué crees que al niño o a ti os gustan estos zumos a pesar de que no os apetezca tomar la porción de fruta? La respuesta está en uno de los ingredientes más adictivos que existen, además de ser uno de los más perjudiciales si se toma en gran cantidad. Exacto, estamos hablando del azúcar.
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Los zumos procesados contienen tanta cantidad de azúcar como los refrescos y bebidas carbonatadas. Esto es algo que no nos habían dicho ¿verdad? Puesto que si fuéramos tan conscientes de ello seguramente no asociaríamos este producto a un alimento saludable, y mucho menos se lo daríamos de forma diaria a nuestros hijos.
La ingesta habitual de zumos procesados puede incluso provocar una creciente resistencia a la insulina, tal y como demostró un estudio realizado por la Universidad de Glasgow, siendo publicado en la revista The Lancet Diabetes & Endocrinology. Esto significa que, uno de los riesgos que representan los zumos procesados es que va dejando poco a poco de reaccionar a la acción de la insulina, que es la hormona que segrega el páncreas para distribuir la glucosa por las células y para que se mantengan óptimos nuestros niveles de azúcar en sangre.
Uno de los investigadores de la Universidad de Glasgow, Jason Gill, afirma que: “Existe una percepción errónea al respecto de que los zumos de frutas envasados y los batidos son alternativas bajas en azúcar con respecto a las bebidas endulzadas con azúcar”.
Un ejemplo claro: tomar 250 ml de zumo de manzana contiene 110 kcal y 26 gr de azúcar, y el refresco de cola consta de 105 kcal y 26.5 gr de azúcar. Como puedes ver no hay una gran diferencia y, sin embargo, se comercializan y tenemos ideas completamente diferentes sobre una bebida y otra.
Los alimentos trampa son los más perjudiciales para tu salud
¿Qué podríamos denominar como un alimento trampa? Podríamos denominarlo como uno que ofrece unas propiedades para favorecer su consumo, equiparándolo a alimentos sanos,, y en cambio omite ciertas características que son las que le restan todo valor nutritivo. Se trata de los productos que ofrecen una apariencia saludable camuflando grasas, azúcares y calorías.
Estos alimentos, sin duda, son un peligro para nuestra dieta, ya que podemos caer en el abuso pensando que no nos están perjudicando. Para algunas personas este tipo de alimentos podría estar contrarrestando un intento de comer de forma saludable y perder peso.
Esta claro que hay zumos procesados diferentes los unos a los otros, por eso es conveniente ver su etiqueta y que presenten la mayor transparencia posible, para que al menos no caigas en el engaño. Los últimos batidos o zumos procesados que se han puesto de moda son los llamados “smoothies”, que en realidad si nos fijamos bien, son una bomba calórica. Dependiendo de los ingredientes del zumo, incluyendo la cantidad de fruta y proteínas, estos zumos procesados pueden alcanzar hasta las 1.500 kilocalorías.
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Este tipo de productos no solo vende una imagen falsa, sino que además hace que no ingiramos los productos que realmente necesitamos y nos benefician. En un estudio realizado por la Organización de consumidores (OCU), la organización avisa de que el consumo de estos zumos no equivale, en absoluto, al consumo de fruta fresca. A pesar de que las marcas comerciales garantizan que sí, un engaño muy peligroso. La realidad es que estos productos no alcanzan las cantidades mínimas de nutrientes como la fibra y el ácido fólico característicos de la fruta fresca.
No te dejes engañar, los zumos procesados son un producto de marketing que ofrece una características que para nada son equiparables con la fruta fresca. No prescindas de la fruta fresca por tomar alguno de estos productos, puesto que se verá mermada tu salud. Revisa siempre las etiquetas y hazte consciente de lo que estás consumiendo. RECUERDA: la base para disfrutar de una buena salud está muchas veces en cambiar nuestros hábitos, tal y como propone el método Crear Salud. Necesitamos nutrirnos adecuadamente y activarnos haciendo cosas que aporten a nuestro bienestar integral.
Además, para cuidar nuestra mente, existen herramientas como la app Siente – que puedes descargarte aquí – que pueden ser grandes aliadas en tu camino a una vida saludable. Su metodología es sencilla de usar, pues incluye el mindfulness y la psicología positiva para mejorar tu bienestar, reducir el estrés y, de paso, ser más feliz.