Innumerables veces hemos hablado de ello, del desayuno, esencial para afrontar el día con optimismo y energía; la media mañana, en la que deberían tomar un pequeño tentempié que les proporcionará un pequeño impulso para llegar a la comida sin problemas evitando así los atracones en las comidas; la comida, que es la segunda comida principal y parón indispensable en el día para recuperar fuerzas; la merienda, muy parecida a la media mañana y, por último, la cena,momento en el que se preparan para el ayuno de la noche.
Quisiera volver a centrarme en esas pausas intermedias, por lo general coinciden con el horario escolar, la media mañana, y salida del colegio, la merienda.
En estos momentos hay un factor determinante, un elemento cada vez más presente en los colegios y es… el quiosco. Multitud de colegios disponen de un servicio de este tipo dentro del centro, en el que los niños acuden a comprar productos especialmente a media mañana.
¿En qué consisten estos productos?
Por lo general son productos de panadería (bollos, palmeras, napolitanas), bollería industrial, bolsas de patatas, frutos secos fritos y con sal, entre otros. Creo que podéis advertir el riesgo que esto conlleva. Ya no sólo está la tentación que supone lo práctico de darles el bollo envasado o el batido de turno, en este caso lo único que hay que hacer es darles un par de monedas (los productos suelen ser bastante asequibles) y ellos mismos se cogerán lo que más les apetezca a esa hora.
Demos un paso más allá, si el niño no suele desayunar o apenas se toma un vaso de leche rápido antes de salir de casa, es más que probable que llegue al recreo con un hambre voraz que puede saciarse rápidamente con un superbollo del quiosco, tan rápido como sacia este producto pierde el efecto y la energía a igual velocidad por lo que a la hora de la comida se dará el atracón y así se repite el ciclo un día tras otro.
Todo esto es un caso muy exagerado, pero no deja de ser veraz en muchos casos. Y siguiendo ese patrón y rutina finalmente nos encontramos con una sociedad en la que el sobrepeso, la obesidad y el síndrome metabólico aparecen cada vez a edades más tempranas.
Ante esto, ¿no sería necesario prevenir? ¿No podríamos ayudar a la correcta alimentación de los más peques el idear la formación de un quiosco con productos sanos sin dejar de ser llamativo? Con alimento sano no necesariamente me estoy refiriendo a la fruta (que sí, debería ser ofertada de igual manera), ¿dónde quedan los bocadillos de jamón que nos daban nuestros padres (y a ellos sus padres)? Un bocadillo también puede ser saludable si sabemos qué ingredientes debemos incluir y, sobre todo, dando un tamaño adecuado a su actividad física. No olvidemos que la actividad física es otro de los factores importantes, los niños necesitan moverse, correr, gastar toda esa energía de la que disponen.
Debemos tener en cuenta que las posibilidades a la hora de la media mañana y las meriendas son múltiples, existe un mundo más allá de la bollería industrial, los fritos y los salados. Creo que debemos empezar a pensar y valorar ¿Educamos u optamos por lo cómodo y fácil?
Yo lo tengo claro, ¿tú?
Hasta el próximo post. ¡Un saludo!
Realizado por Tamara Valencia Dueñas