Los niveles hormonales en el cuerpo de la mujer son la causa de tantos cambios en los fluidos cervicales durante todo el ciclo. Por ejemplo, después de la ovulación, el flujo vaginal pasa de ser acuoso y resbaladizo, a cremoso y menos húmedo. Esto se debe a la influencia de las hormonas, que lo mantienen así hasta que se acerca el comienzo de la próxima menstruación. Se considera no fértil porque su textura evita el progreso de los espermatozoides. Suele ser de color blanco nacarado o amarillento.
Antes de la ovulación también es común tener una secreción vaginal espesa y pastosa. Justo después del período, el flujo es muy seco y grueso, pero a medida que va acercándose el proceso ovulatorio, este adquiere un poco de humedad. Por eso pasa de una textura seca a una textura cremosa, parecido a una loción cuando se frota entre los dedos.
Cuando se produce el embarazo, la cantidad de flujo cremoso aumenta, produciéndose una descarga blanca muy abundante y molesta, conocida como leucorrea. Esto no debe causar preocupación, siempre y cuando mantenga un color y olor normal. Aunque puede ser desagradable, juega un papel de limpieza y protección muy importante.
Diferencias entre moco cervical cremoso y moco cervical acuoso
El moco cervical acuoso solo se produce en torno a o durante la ovulación. Su consistencia es muy húmeda, ligera, viscosa y sin elasticidad. Suele ser de color transparente o blanco nublado. Se considera fértil ya que permite y favorece el paso de los espermatozoides hacia el cuello del útero. Es un flujo que tiende a humedecer la ropa interior de la mujer.
En cambio, el moco cervical cremoso aparece antes o después de la ovulación, siempre más cerca del período menstrual. Carece de humedad y suele observarse en forma de mancha cremosa en el papel higiénico o la ropa interior. Por su textura espesa, no se considera fértil ya que no favorece el paso de los espermatozoides.