Los cambios que experimenta el moco cervical están determinados por los niveles hormonales. Puede tener una consistencia seca, pegajosa, cremosa o acuosa, un volumen escaso o abundante, así como una calidad fértil o infértil.
A continuación describimos los tipos de moco cervical durante el ciclo menstrual:
Seco e infértil: aparece unos días después que ha terminado la menstruación. Estos días se conocen como los días secos, precisamente por la ausencia o escasez de flujo vaginal. Por la falta de humedad en la región vaginal, se considera un moco cervical infértil ya que no favorece el paso de los espermatozoides.
Grueso e infértil: más adelante, el moco cervical se torna grueso y pegajoso. Su color puede ser blanco, nublado o amarillento. También se considera infértil, dada su consistencia compacta que no permite el movimiento de los espermatozoides.
Cremoso, lechoso y fértil: cuando la ovulación está cerca, el moco cervical adquiere una textura más cremosa o lechosa. Se considera fértil porque aporta un poco de humedad a la zona vaginal. Aunque no es tan acuoso, la concepción es posible.
Acuoso y fértil: este moco cervical es húmedo y un poco elástico. Aparece justo antes de la ovulación y favorece el paso de los espermatozoides por el cuello del útero.
Resbaladizo como clara de huevo y muy fértil: es similar a las claras de huevo crudo, muy claro, resbaladizo y elástico. Es el tipo de moco cervical más abundante y fértil. Ocurre justo durante la ovulación, aportando gran movilidad y nutrientes a las células de esperma.