Todos recordamos experiencias difíciles en el colegio, unos más que otros tuvimos que soportar risas y bromitas sobre nosotros, ya fuera por ser bajos, gordos, flacos, orejas de soplillo, o cualquier cosa que pudiera ser motivo de burla. Algunos incluso llegaban a ignorar literalmente a otra persona hasta convertirla en invisible. Actualmente la tecnología y el acceso a las redes sociales para la mayoría de adolescentes, convierten a este tipo de acoso en un peligro mayor.
Ni los que realizan el mobbing ni los que lo sufren son realmente conscientes de cómo puede afectar y limitar esa experiencia en la vida adulta.
El mobbing y las creencias limitantes
La gran mayoría de nuestras creencias se formaron en la infancia, entre 1 y 14 años. Una creencia es todo aquello en lo que creemos firmemente de manera consciente o inconsciente y lo consideramos una verdad absoluta. Si somos valientes o cobardes, si somos tímidos o extrovertidos, si fracasar lo consideramos algo negativo a evitar o algo positivo como forma para llegar al éxito.
Todo lo que creemos sobre cómo funciona nuestro mundo y nosotros mismos es una creencia que puede ser errónea.
No todas las creencias son malas, las potenciadoras son buenas y nos ayudan a avanzar, pero las limitantes nos pueden hacer la vida más difícil y más infeliz sin darnos cuenta.
¿Cómo se forman las creencias?
A raíz de experiencias traumáticas como el mobbing entre otras.
A través de experiencias repetitivas en el tiempo. Si un niño rompe algo y se le llama torpe y a los pocos días vuelve a romper algo y se le llama torpe y tiene tan mala suerte que llega un tercer día que vuelve a romper algo... y se le repite la palabra torpe frecuentemente, ese niño va a tener la creencia que él es una persona torpe. Cuando quizás solamente sea un niño muy pequeño que su nivel de maduración vaya más despacio y le guste tocarlo todo porque tenga mucha curiosidad, algo bueno y normal en los niños.
Con el ejemplo de los progenitores y cuidadores. No nos preocupemos de que nuestros hijos no nos escuchen, preocupémonos de que nos están observando.
Robert Fulghum
A través de generaciones. Muchos refranes que hemos aprendido de nuestros abuelos escoden creencias que nos marcan nuestras acciones. Más vale malo conocido que bueno por conocer. Este refrán encierra miedo al cambio y a lo desconocido.
La cultura también influye en las creencias que tenemos. Con cada experiencia sentimos una serie de emociones. Si esa experiencia repetida en el tiempo nos está provocando la misma emoción cada vez, se estará formando la creencia y reafirmando que eso es una verdad. En el futuro sólo con pensar que vamos a tener una experiencia similar sentiremos las emociones automáticamente e inconscientemente antes de que ocurra, poniéndonos alerta.
Así pues, si de niños hemos experimentado mobbing en mayor o menor grado es probable que tengamos algún tipo de creencia sobre las personas, o bien que son malas y falsas. Adolescentes que se aíslan con las videoconsolas porque no se fían de nadie y el mundo fuera es una amenaza de la que tienen que protegerse para no sufrir. La consecuencia, un adulto frío y distante con las personas aunque ya no sean realmente una amenaza, sueños destrozados, infelicidad y la sensación de no libertad. Otra creencia muy común: "Soy inferior a los demás". Se suele esconder de adulto bajo un alto nivel de autoexigencia queriendo demostrar ser capaz de todo, lo que mantenido en el tiempo podría llegar a generar enfermedades como la ansiedad, depresión, hipertensión....
Se trata de creencias limitantes que nos van a impedir ser felices, libres y llegar a nuestros objetivos. Lo más peligroso de esto es que de la mayoría de esas creencias somos inconscientes.
¿Cómo actuar ante estos casos?
Si ha derivado en algún tipo de trastorno de salud, como ansiedad, Insomnio, ataques de pánico, depresión... hay que acudir al médico, psicólogo o psiquiatra, para tratar la enfermedad en una primera etapa.
Un proceso de coaching es muy recomendable para traer a la luz las creencias limitantes, tomar consciencia de cómo están limitándonos en la vida, encontrar la fuerza interior y herramientas para superarlas. Es una forma de crecimiento personal que nos conduce a la felicidad y la paz interior.
Terapias alternativas como el Reiki pueden ser complementarias, ya que son muy útiles para desbloquear emociones y recuperar el equilibrio energético. Ayuda a dormir mejor, estar más relajado, con más energía, alivia dolores entre otros muchos beneficios. Psych-K es otro método basado en la kinesiología y la conexión de hemisferios se producen cambios a nivel subconsciente, modificando así las creencias.