A menudo en la consulta me encuentro con estas frases y no sólo las escucho pronunciar como quien dice “qué bonito día”, sino que además se escucha el sufrimiento de quien la pronuncia, como música de fondo. Este tipo de frases en vez de ayudarte a avanzar en tus objetivos, te obstaculizan.
Este tipo de frases tienen nombre y apellido. Se llaman Creencias Limitantes. A veces se instalan en el vocabulario y no te permiten estudiar un idioma, procurarte un mejor trabajo para así permitirte ganar más dinero, encarar nuevos proyectos. En definitiva, no te permiten hacer un cambio positivo en tu vida.
Es una creencia. Tú crees que no sabes, que no puedes, que no eres capaz. Posiblemente la gente que te rodea, tus amigos, tu familia, tus vecinos no lo perciban de esta forma. Pero tu convencimiento anula la percepción que los otros tienen de ti. ¡Quién te conoce mejor que tú!
Estas creencias te vienen acompañando buena parte de tu vida. La mayoría de ellas empiezan a crearse en la infancia: algo que no has podido realizar, por ejemplo, una operación matemática, podría ser el pie para decir que tu fuerte no son los números. O que se te haya manchado la hoja donde habías hecho un dibujo bonito podría ser el inicio de "soy muy malo dibujando". Y así, muchos ejemplos más.
Y estas creencia son limitantes porque no te dejan seguir avanzando. Limitan tus movimientos, limitan tu libertad de acción, limitan tus opciones. Crees que no puedes, y ello te paraliza. Al continuar en tu zona de confort (que no es tan confortable, pero es una zona segura), te quedas inmóvil. ¿Para qué avanzar si yo no sé / si yo no puedo / si no sirvo / si soy malo para eso?
Los seres humanos somos seres parlantes. Hablamos. Cuando hablamos creamos un universo, y creemos en ese universo que creamos. Es por eso que cuando dices algunas de las frases con las que abro este artículo, estás creyendo firmemente en ellas. Tu convicción es tan grande que transmite la veracidad de tus palabras. Estas creencias fueron creadas durante mucho tiempo, a lo largo de muchos años. Las has estado escuchando desde la infancia, fueron madurando y tomando forma a lo largo de tu existencia. Y llegas al día de hoy con la certeza de que estas son las frases que más te representan. ¡Llevan tanto tiempo contigo! ¿Cómo no van a ser reales?
Te preguntarás: ¿pero es posible que me esté equivocando? La respuesta es: sí. Y luego preguntarás: ¿cómo se puede desmontar? Lleva tiempo desmontar estos mitos que tú has creado, no te voy a mentir. El cambio no vendrá de un día para otro. El tiempo que se necesita para ello es menor que el que implicó crear estas creencias limitantes. Se necesita hacer un trabajo interior para empezar a ver los resultados.
Estoy convencida de que alguna vez pudiste comenzar a estudiar y concentrarte, que alguna vez intentaste esa operación matemática que ahora te agobia, que probaste hacer algo distinto. Como no obtuviste los resultados que esperabas, comenzaste a crear ese discurso que, a fuerza de decirlo tantas veces, lo transformaste en una realidad.
Aún estás a tiempo cambiar. Si consideras que para dar ese paso necesitas ayuda, pídela. Nosotros, psicólogos, profesionales de la salud, estamos para acompañarte a que puedas conseguirlo.
Nota: El artículo ha sido publicado originalmente en Saludterapia.