Miedo a perder oportunidades, a perder objetos, a perder dinero, a perder el control… Miedo a perder relaciones, a perder costumbres, a perder las cosas que tanto trabajo nos a costado conseguir…
Miedo a perder orgullo, a perder alegría, a perder comodidad… Incluso miedo a perdernos nosotros mismos, a perder nuestra propia identidad.
Hace unos meses, tuve en mi consulta a una paciente que llevaba 15 años con síntomas depresivos, tras algunas sesiones de evaluación dediqué una sesión entera a que la paciente entendiera como había llegado a esa situación, qué factores habían estado manteniendo la depresión durante tanto tiempo y qué es lo que tenía que hacer para salir del cuadro depresivo. Una vez que ella entendió todo y vio una posible salida a la situación, lo primero que respondió fue “¿Y quien voy a ser yo sin depresión? Llevo tantos años con este problema que sin él no sería capaz de reconocerme a mi misma?”
Otro caso que me llamó muchísimo la atención fue el de una chica ciega, que por razones que los médicos no sabían explicar cada año iba recuperando misteriosamente un 5% de visión. Está chica estaba estudiando en una universidad para ciegos, tenía un novio ciegos, amigos ciegos y llevaba con ceguera desde una edad muy temprana. Este chica no quería recuperar la visión, no quería volver a ver. Tenía miedo, miedo a perder lo que era, a perder su entorno, a tener que hacer las cosas de otra manera, miedo a lo desconocido…
Como has podido ver en ocasiones el miedo a perder llega más lejos de lo que nunca nos podríamos imaginar.
La aversión a la pérdida
Absolutamente todos en mayor o menor medida tenemos miedo a perder. ¿Quién no ha sentido miedo alguna vez a perder su empleo? ¿O a que su pareja le abandonara? ¿O a que esa persona se enfadara y le dejara de hablar? ¿O a perder una oportunidad? ¿O a perder la razón, el orgullo, la dignidad, etc…? ¿O simplemente a perder el pasaporte? ¿O a perder una apuesta?
Los seres humanos tenemos más miedo a perder que motivación por ganar.
Los seres humanos tenemos más miedo a perder que motivación por ganar.
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Por ejemplo, la mayoría de las veces perder 100 €, nos causa una preocupación y un malestar mayor que la alegría que nos genera encontrarnos esa misma cantidad.
¿Si alguien te para por la calle y te ofrece la posibilidad de tirar una moneda al aire, de manera que si sale cara ganas 105 euros y si sale cruz pierdes 100, aceptarías el reto? La mayoría de las personas responden que no.
En un experimento, a distintas personas se les propuso una apuesta en la que tenían el 50% de posibilidades de ganar (cara o cruz). Si perdían, perdían 10 dólares y si ganaban obtendrían cierta cantidad dinero. Los resultados mostraron que la mayoría de las personas requerían una media de 25$ de premio para para aceptar la apuesta. Podemos ver que para estas personas, perder 10$ equivale al placer de ganar 25$.
Ahora consideremos el siguiente experimento:
Se trata de un juego en el que existe la posibilidad de invertir dinero. En cada ronda los participantes podían elegir entre invertir 1$ o no invertir nada. Si invertían, el experimentador lanzaba una moneda al aire (cara o cruz) y si el participante ganaba recibía 2,50$. Si decidía no invertir, conservaba su dolar intacto. El juego constaba de 20 rondas.
Lo lógico si analizáramos la situación de manera racional, sería invertir el dolar. Sin embargo los resultados nos muestran que las personas invertían como promedio solo el 60% de las veces.
¿Qué estaba pasando?
Se replicó este experimento con “psicópatas” personas con una seria dificultad para identificar y expresar emociones. Este segundo grupo experimental decidió invertir como media el 83,7% de las veces.
Lo que estaba pasando es que estos sujetos tenían miedo… miedo a perder…
¿Por qué tenemos tanto miedo a perder?
El hecho de que las personas tengamos miedo a perder puede estar influido por varios factores.
La evolución natural: el miedo es una señal de alerta que el organismo desencadena cuando interpreta que nos encontramos frente a un peligro. A lo largo de nuestra vida como especie “perder” a sido realmente peligroso.Si perdíamos ganado no podíamos sobrevivir el invierno, si perdíamos prestigio podíamos acabar desterrados de la tribu, si perdíamos pieles no tendríamos nada con que arroparnos, si perdíamos salud probablemente moriríamos… Por lo tanto, es posible que la selección natural favoreciera de alguna manera el miedo a perder. Sin embargo los “peligros” a los que nos enfrentamos en el mundo actual ya nada tienen que ver con los de nuestros ancestros.
La educación: Desde pequeñitos nos enseñan que perder es algo malo, nos regañan cuando perdernos y nos dan a entender de una manera u otra que tener éxito implica perder las menos veces posibles.Nuestra sociedad esta muy poco preparada para entender el concepto perdida… Entendemos el mundo de una manera lineal y nos cuesta ver que no hay solo un camino correcto.
En general nos sentimos bastante incómodos frente a las perdidas, no sabemos que decir a una persona que acaba de perder un ser querido o que acaba de recibir la noticia de que va a ser despedido del trabajo. La palabra perder esta asociada a connotaciones muy negativas y nadie nos ha enseñado que no tiene porque ser necesariamente algo malo.
(Te recomiendo leer el artículo “No somos miedosos… aprendemos a tener miedo“)
La función que cumple: El miedo a perder nos permite manteneros en la zona de confort. Es la excusa perfecta para no tomar determinadas decisiones y para no enfrentarnos a determinadas situaciones. Imagina la cantidad de cosas que haríamos si no tuviéramos miedo, tendríamos que enfrentarnos a situaciones que nos resultan incomodas o que no tenemos (o creemos que no tenemos) los suficientes recursos para afrontar.
Sin embargo…
¿Cuántas cosas perdemos por miedo a perder?
Dicen que los sueños se encuentran justo detrás de nuestros miedos, y creo que es verdad. Cuanto mas grandes son nuestros sueños, mas grandes son los miedos que los acompañan.
Si un sueño no te da miedo es que no es suficientemente grande
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Al fin y al cabo el miedo a perder no es otra cosa que una cárcel mental que nos mantiene alejados de lo que realmente queremos.
Aquella mujer que nunca se atrevió a ser madre por miedo a no saber hacerlo bien y perder el cariño de su hijo. (Miedo a perder algo que nunca tuvo…)
Aquel camarero que soñaba con montar su propio restaurante pero que nunca lo hizo por miedo a que saliera mal y perder su empleo.
Aquel chico tímido que nunca se acercó a decirle nada a la chica que le gustaba por miedo a que esta le rechazará.
Aquella persona que por miedo a disgustar a los demás actuaba como los demás esperaban de ella y no como realmente quería.
Aquella joven que soñaba cada día desde su oficina con coger la maleta y viajar por países lejanos, pero que nunca lo hizo porque no encontraba el momento.
Pero…
¿Miedo a perder qué?
En algunas ocasiones tenemos miedo de perder cosas que ni siquiera tenemos (el cariño del hijo que no tenemos, que quiebre un negocio que aún no hemos montado, que no nos quiera una persona con la que no tenemos ninguna relación…) Es decir a veces, tenemos miedo aunque en realidad no tenemos nada perder.
En otras ocasiones si que existe la posibilidad de real de perder algo. Sin embargo se nos olvida dos cosas.
Cada perdida se puede convertir en ganancia. Perder y ganar son caras de la misma moneda. Cada vez que perdemos algo estamos ganando otras cosas. Si perdemos un empleo ganamos la posibilidad de buscar uno en el que nos sintamos mejor, si perdemos una relación ganamos mas tiempo para nosotros aprendizaje, recursos, etc… Si perdemos orgullo, ganamos empatía. Si perdemos estabilidad ganamos flexibilidad… Perdamos lo que perdamos, siempre ganamos algo.
Nacimos sin nada. Muchas veces nos sentimos como si nos arrebataran una parte de nosotros mismos, nos enfadamos por que interpretamos que hemos perdido algo que nos pertenecía, y eso es injusto. Sin embargo se nos olvida que nacimos sin nada, y que todo lo que tenemos, lo hemos ido construyendo a lo largo de nuestra vida, se nos olvida, que la vida no siempre es justa (nadie dijo nunca que lo fuera) y que todo lo que somos lo hemos conseguido a base de ganar pero también de perder. De echo estamos continuamente perdiendo… Me atrevería a decir que la vida consiste en perder tiempo y a cambio ganar experiencias.
La vida consiste en perder tiempo y ganar experiencias
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¿Como vencer al miedo a perder?
El primer paso para vencer el miedo es detectarlo ¿Qué es exactamente lo que tienes miedo a perder?. Una vez detectado pregúntate ¿Es un miedo objetivo o es un miedo basado en tus inseguridades? ¿Cuantas posibilidades hay realmente de que lo pierda?. Normalmente las posibilidades son realmente bajas, pero por si no lo son pasemos a la siguiente pregunta ¿Sería tan grave perderlo? ¿Realmente sería tan horrible como piensas o sería simplemente algo desagradable?
Vencer el miedo a perder puede ser algo sencillo si empezamos a hacerlo de manera progresiva. Atrévete la primera vez con algo simple, que tenga riesgo, pero que cuya pérdida potencial no sea tan importante.
La mayoría de las veces nuestros miedos son tan irracionales, que sólo necesitamos un poco de objetividad y razón para caer en cuenta de los errores que cometemos al detenernos por temor a que pase lo peor. Una vez que comprobamos que la mayoría de las veces no pasa nada y que cuando pasa no es tan horrible como pensamos progresivamente el miedo irá desapareciendo.
¡Ahora es tu turno!
¿Qué tienes miedo a perder? ¿Te dan miedo tus sueños? ¿Has utilizado alguna estrategia que te haya ayudado a vencer tu miedo y a actuar?
¡Cuéntamelo en los comentarios!
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