Preguntas mientras clavas en mi pupila tu pupila azul.
¿Qué es un medicamento fotosensible?
¿Y tú me lo preguntas?
Fotosensible es lo que tomaste ayer tú”
Gustavo A. Bécquer ( o algo así )
Si te preguntas que por qué hoy apareces cual langosta cocida o guiri de pacotilla paseando por cualquier playa patria si en realidad tú solamente estuviste una horita al sol, y oye, que estamos en abril, y no en agosto, ni en el trópico.
Probablemente estés tomando un medicamento fotosensibilizante y no lo sepas, de ahí que te hayas quemado de esa manera sin haber estado apenas al sol.
Como yo, que soy una boticaria muy profesional, no quería dejar nada al azar, me monté un experimento para demostrar cómo funcionan estos medicamentos, y explicarlo de manera didáctica.
Para ello tomamos dos sujetos de piel blanca, blanquísima, a los que llamaremos para preservar su anonimato, sujeto A y sujeto B (vaaaale, es sujeto B era yo).
El sujeto A es oriundo de tierras caribeñas, por lo que le gusta más el sol que a una lagartija, así que a la hora del aperitivo insiste en que al solecito se está mejor. El sujeto B, como buen anfitrión, accede a sus deseos, toda vez que él también agradece esos primeros rayos de sol primaverales después de un largo invierno.
Así, entre cervecita y patatuelas, pasan una horita de agradable charla al sol.
Partimos de la premisa de que el sujeto A ya le ha dicho al sujeto B durante el desayuno, al ver que éste en vez de churros y magdalenas acompaña la leche con una ración de pastillas varias, que él no toma nada de nada, afortunadamente.
Llegada la hora de la partida del sujeto B, adviertes que sus mejillas tienen un agradable color saludable y sonrosado fruto de un día al aire libre.
Una vez el sujeto B se ha marchado, te dispones a desaguar las estupendas cervezas negras mejicanas que has trasegado y es cuando te encuentras frente al espejo del baño. Ahí te das cuenta que tú, en vez de un agradable color sonrosado en las mejillas, disfrutas de un luminiscente rojo bermellón en toda tu cara y en cualquier resquicio de piel que no estaba cubierta por la ropa.
Entonces caes en la cuenta y recuerdas que el año pasado te ocurrió lo mismo con los primeros soles, y que los medicamentos que tomas producen fotosensibilidad.
Pues bien, lo que me ocurrió a mí es más común de lo que puede parecer, puesto que la lista de medicamentos fotosensibilizantes es larga. Y muchos de ellos no son medicamentos extraños, sino que son de uso diario por miles de personas, como el ibuprofeno, los ansiolíticos, muchos antibióticos…
Aquí os pongo una lista bastante exhaustiva donde podréis consultar si los medicamentos que tomáis os pueden producir fotosensibilidad y estas desagradables quemaduras.
Si es el caso, la solución es evitar tomar el sol en la medida de lo posible, y si esto es inevitable, ponerse un protector solar de factor elevado (al menos 50+) para evitar que los rayos de sol afecten a nuestra piel.
Si por el contrario, estos consejos ya llegan tarde, os recomiendo para alivar esa piel dolorida y enrojecida que os embadurnéis bien con un gel de Aloe refrescante como el de la línea Mundibotica, formulado sin parabenos y con Aloe Vera 100 % puro que os proporcionará alivio inmediato y reparará, gracias a las propiedades regenerantes y calmantes del Aloe Vera, vuestra piel irritada.
Este gel de textura no grasa proporcionará también alivio inmediato tras una depilación, afeitado, quemaduras leves…., así que no estaría de más tenerlo siempre a mano en vuestro baño.
Si vuestra piel es muy seca, podéis obtener los mismos efectos con la crema de Aloe de la Isla, también de Mundibotica, esta vez sin el efecto refrescante inmediato del gel, pero con las mismas propiedades de regeneración de la piel dañada.
No olvidéis que este blog podéis usarlo como consultorio para preguntar cualquier duda que os pueda surgir. Si está en mi mano y mis conocimientos me lo permiten, estaré encantada de respondeos.
Me encantaría que fuese un blog interactivo en el que poder comunicarnos y que os sintáis en él como en casa, o más bien, como en la rebotica de la farmacia, consultando a vuestro farmacéutico de confianza.
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