Te pones manos a la obra a investigar... ¡pero todo el mundo dice cosas contradictorias!
Las recomendaciones oficiales dicen que tenemos que comer al menos tres productos lácteos por día. En el supermercado hay una cantidad enorme de opciones, desde el yogur light ,lo más dietético posible, hasta postres lácteos superazucarados.
Y en Internet es aún peor. Algunas páginas dicen que los lácteos son algo así como el diablo y que si dejas de comerlos será lo mejor que puedas hacer en tu vida. Y otros (ejém-Dukan-ejém) te hacen comer 1 litro de yogur diario siempre y cuando sea 0% grasa.
¿Quién tiene la razón?, ¿son buenos los lácteos o no? ¿Se recomienda comerlos si queremos perder peso o es mejor dejarlos? ¿Hay algunos mejores que otros? ¿Cuánto se puede comer cada día?
Vamos a conversar sobre esto para aclararte la duda y que puedas saber de una vez por todas si los lácteos engordan o si podemos tomarlos para adelgazar, y de qué manera.
Lácteos: ¿buenos o malos?
Antes de hablar de si los lácteos engordan o no, vamos a ver si son saludables o no.
¿Por qué? Porque si te dicen que tomar cianuro no engorda, ¿lo tomarías? Ajá, ya me parecía...
Entonces, la primera pregunta que es realmente importante es si consumir lácteos es algo saludable. O, en otras palabras, si afecta nuestra salud y de qué manera.
Y como mi enfoque no es del tipo "lo que yo creo" o lo que "me funciona a mí", sino de lo que la evidencia científica muestra actualmente, vamos a ver algunos de los estudios más recientes sobre el tema (¡te lo haré sencillo y entendible! prometido ).
Peeeeero... antes de entrar a los estudios, hablemos de una de mis palabras favoritas...
Nutrientes
En una frase: la leche es un alimento sumamente nutritivo.
Es la principal fuente de calcio en la dieta, y también aporta muchos minerales y vitaminas:
Calcio
Fósforo
Vitamina B12
Vitamina B2 (riboflavina)
Vitamina D
También es una excelente fuente de proteínas (la proteína animal es una proteína completa y de alta biodisponibilidad, especialmente la de la leche) y de grasas saludables.
Sí, aunque la mayor de parte de las grasas de la leche son saturadas, hoy en día se sabe que este tipo de grasas no produce enfermedad cardiovascular como se creía antes. Las grasas saturadas son indispensables para la producción de varias hormonas y de varias vitaminas, así que no es necesario (ni recomendable) restringir su consumo.
Además, entre esas grasas saturadas se encuentra un tipo muy especial de grasa que se llama ácido linoléico conjugado (CLA por sus siglas en inglés) y que se ha comprobado que ayuda a quemar grasa y que es en muy beneficioso para la salud.
Pero, además de las grasas saturadas, la leche también aporta grasas monoinstauradas, y grasas poliinstauradas de tipo omega-6 y omega-3, ambas indispensables para el organismo.
Así que, en términos de nutrientes, la leche saca 20 puntos (o un 10, o A+, dependiendo del país en el que vivas).
Y no, no comparto ese argumento de que "somos la única especie que toma leche en la edad adulta, y encima leche de otra especie". No me interesa y me parece un argumento absurdo. A fin de cuentas, ¿quién dice qué cosa es alimento y qué cosa no? ¡Pues lo decimos nosotros! Si encontramos una sustancia que tiene nutrientes útiles y necesarios para nuestro cuerpo y de excelente absorción, que sabe bien, que podemos incorporar a distintas comidas... ¿por qué no consumirla? Yo honestamente no veo el problema.
Para mí la leche es simplemente una sustancia sumamente nutritiva y no veo razón alguna para no consumirla (más abajo tengo una excepción, pero ya vamos paallá).
Ahora, vamos a ver lo que dice la ciencia sobre los lácteos y su impacto en la salud, que es lo que creo que más nos debe interesar.
Hipertensión, salud cardiovascular, diabetes
Este tema ha sido muy estudiado porque, como podrás imaginarte, hay muchos intereses (económicos) involucrados.
En un artículo publicado en el 201412 se examinó la literatura reciente acerca de la relación entre el consumo de lácteos y el riesgo de enfermedad cardiovascular y de mortalidad.
En esa revisión se encontró que, según los estudios recientes sobre el tema (un total de 18), el consumo de leche, quesos y yogur sí estaba asociado con el riesgo de enfermedad cardiovascular... ¡pero a la inversa!
Es decir, que consumir lácteos disminuye este riesgo.
En ese estudio no quedó claro si los lácteos ricos en grasa eran mejores o peores, pero ya se veía que había posiblemente un efecto protector de la grasa láctea sobre la enfermedad cardiovascular.
Dos años después, en 2016, se publicó otra investigación importante sobre este tema13, en la que se estudió a dos cohortes (se llama así a un grupo grande de personas a las que se les realiza seguimiento por varios años).
En este estudio se observó que una mayor concentración de grasa láctea en la sangre estaba asociada a un menor riesgo de diabetes.
Concretamente, al tomar en cuenta las diferencias en las características físicas de las personas (edad, peso, altura, sexo), su salud metabólica, su estilo de vida, su dieta, y otros factores, no quedó duda que quienes tenían un mayor consumo de lácteos ricos en grasa tenían hasta un 52% menos riesgo de desarrollar diabetes.
Hasta aquí ya va quedando claro si los lácteos son buenos o no, y vamos teniendo un indicio de qué tipos de lácteos son los mejores.
Pero hay un último estudio que quiero mencionar que agrega aún más información sobre el efecto del consumo de lácteos en la salud.
Se trata de un estudio de revisión14 (es el tipo de estudios más confiable de todos, la crème de la crème de los estudios científicos), en el que se buscó determinar si el consumo de productos lácteos es malo, neutro, o benéfico para la salud cardiovascular, y si la recomendación de las autoridades de salud pública (y, consecuentemente, de médicos y nutricionistas) de consumir lácteos descremados/desnatados está fundamentada en la evidencia científica.
En otras palabras, "la hora de la verdad" con esto de los lácteos.
En este gran estudio, que se publicó en noviembre de 2016, se encontró que:
Hay fuerte evidencia de que el consumo total de lácteos disminuye el riesgo de hipertensión arterial.
Hay fuerte evidencia de que el consumo de lácteos (y en especial yogurt) bajo en grasas disminuye el riesgo de diabetes tipo 2.
Hay evidencia moderada de que el consumo total de lácteos (especialmente la leche baja en grasas, el queso y los lácteos fermentados) disminuye el riesgo de accidente cerebro-vascular.
Hay evidencia moderada de que el consumo de lácteos está asociado a un menor riesgo de síndrome metabólico.
Hay buena evidencia de que el consumo de lácteos no afecta al riesgo cardiovascular.
Hay buena evidencia de que el consumo de lácteos ricos en grasa no afecta negativamente al riesgo de hipertensión ni de diabetes.
Aunque algunas de las conclusiones parecen contradictorias cuando las leemos así (¡y créeme que las simplifiqué un poco de lo reportado en el estudio!), se puede ver en general algo que yo en lo personal veo muy claro:
El consumo de lácteos no es malo para la salud y, al contrario, puede resultar muy beneficioso al disminuir el riesgo de enfermedad cardiovascular, de síndrome metabólico, de hipertensión, y de diabetes. Y, de hecho, si los lácteos son ricos en grasas, ¡son mejores!
Aunque me parece que aún no hay estudios que expliquen el por qué los lácteos ricos en grasas son mejores que los descremados/desnatados, en lo personal yo creo que es debido a la cantidad de azúcar.
Los lácteos descremados o desnatados contienen proporcionalmente más azúcar que los ricos en grasa (al menos en porcentaje en peso). El azúcar de la leche (la lactosa) suele causarle problemas digestivos a mucha gente (a veces leves, por lo que muchos no se enteran).
Además, la leche y, en general, los lácteos suelen inducir una respuesta insulínica pronunciada (cuando los comes, te suben bastante los niveles de insulina), y ya sabemos que esas subidas de insulina, si son muy frecuentes y constantes (es decir, crónicas) pueden llevar a desarrollar resistencia a la insulina, síndrome metabólico, y eventualmente diabetes.
Pareciera que el hecho de que el lácteo sea rico en grasas evitaría este efecto (ojo, estas son apenas mis propias conclusiones personales), además de que, por lo que muestran los estudios, las grasas lácteas tienen efectos favorables en nuestra salud.
¡Way to go lácteos! Puntos clave
El consumo de distintos tipos de lácteos (leche, quesos, yogurt), especialmente los ricos en grasa, está asociado a un menor riesgo de diabetes, de enfermedad cardiovascular, de hipertensión arterial, de cáncer y de muerte prematura.
Los lácteos enteros ricos en grasa son más saludables que los lácteos descremados o desnatados.
¿Los lácteos engordan o adelgazan?
Ya sabemos que los lácteos son saludables, sobre todo cuando son ricos en grasas. Ahora viene la pregunta del millón: ¿los lácteos engordan o adelgazan? De entrada, si piensas un poquito como yo, ya debes estarte imaginando que los lácteos no deben engordar.
Es decir, si en general promueven una mejor salud y disminuyen el riesgo de diabetes (que está asociado con el sobrepeso y la obesidad), probablemente consumir lácteos no nos hará engordar y, de hecho, quizás hasta nos ayude a bajar de peso.
Pero con las cosas del cuerpo y la salud no siempre la lógica tiene la respuesta correcta. Así que vamos a ver qué dice nuestra querida ciencia
Un primer estudio sobre este tema, del año 2012 y publicado en el Internationl Journal of Obesity15, mostró que un aumento en el consumo de lácteos sin seguir una dieta hipocalórica no conllevó a un cambio significativo ni en el peso ni en la composición corporal (la proporción de grasa y de músculo).
Es decir que, si no se está haciendo un esfuerzo específico por comer un poquito menos de lo habitual, el aumentar el consumo de lácteos no hará adelgazar, pero tampoco hará engordar.
Pero, según este mismo estudio, cuando se incluyen productos lácteos en el marco de una dieta para perder peso (con restricción calórica), disminuye aún más el peso, la cantidad de grasa corporal y la circunferencia de la cintura, y aumenta la masa magra (el músculo) comparado con hacer una dieta igual pero sin los lácteos.
En otras palabras, si estás buscando perder peso y comienzas a cuidar tu alimentación (para no comer en exceso y hasta comer un poquito menos de lo usual), aumentar el consumo de lácteos te hará:
Perder más grasa
Ganar más músculo
Disminuir más la cintura
Pero éste fue un estudio observacional y ya tiene varios años de realizado, así que vamos a ver un estudio más reciente que además es una revisión (de esos que te dije arriba que eran lo máximo en la escala de calidad de estudios científicos).
Se trata de una revisión publicada en 201316 en la que se incluyeron 16 estudios observacionales acerca de las relaciones entre los lácteos ricos en grasas, la obesidad, y la enfermedad cardiometabólica.
¿Y qué encontraron? que un consumo de lácteos ricos en grasa estaba inversamente asociado con las medidas de adiposidad. En cristiano, que la gente que consume lácteos enteros es más delgada.
"La evidencia observacional no apoya la hipótesis de que la grasa láctea o los productos lácteos ricos en grasa contribuyan a la obesidad o al riesgo cardiometabólico, y sugiere que el consumo de lácteos ricos en grasa está inversamente asociado con el riesgo de obesidad". - Kratz, M., Baars, T. & Guyenet, S.
Y por si todavía no te has convencido, te tengo un último estudio, esta vez de tipo prospectivo, donde se hizo seguimiento a nada más y nada menos que 18.438 mujeres a lo largo de 11,2 años17. En este estudio investigaron cómo se asocia el consumo de productos lácteos con el cambio en el peso y con el riesgo de sobrepeso u obesidad en mujeres que tenían un peso normal al inicio del estudio. ¿Y qué encontraron luego de más de 10 años de seguimiento al pocotón de mujeres que participaron en el estudio? Que un mayor consumo de lácteos ricos en grasa estuvo asociado con una menor ganancia de peso - cosa que NO se observó con el consumo de lácteos descremados/desnatados.
También se encontró que mientras más alto el consumo de lácteos ricos en grasa, menor fue el riesgo de desarrollar sobrepeso u obesidad.
Creo que en este punto debe estar superclaro que los lácteos no engordan, sobre todo cuando son ricos en grasa.
Puntos clave
Comer productos lácteos no engorda y, por el contrario, ayuda a adelgazar cuando está acompañado de una dieta saludable y dirigida a la pérdida de peso.
Las personas que consumen lácteos, sobre todo si son enteros (no descremados/desnatados), tienen menos sobrepeso, menos masa grasa, una menor cintura, y mayor cantidad de masa muscular.
¿Se deben dejar los lácteos para bajar de peso?
La respuesta general es: ¡para nada!
Mucha gente piensa que el no consumir lácteos les hará adelgazar pero, como ya has visto, la evidencia científica dice todo lo contrario. Ahora, sí quiero hacer acá una aclaratoria antes de que salten los lacteohaters a insultarme mientras se desgarran las vestiduras...
Hay muchas personas a las que los lácteos les producen reacciones adversas. Tienen algún tipo de intolerancia leve o sensibilidad a alguno de los componentes de la leche (usualmente la lactosa, pero también puede ser a la caseína, o incluso a la whey).
Cuando se trata de una intolerancia o una alergia, los síntomas suelen ser bastante violentos y la persona logra identificar de inmediato cuál fue el alimento que le produjo el malestar. Si se trata de un lácteo, pues evidentemente que en este caso se debe dejar de consumir lácteos (al menos los que contengan la sustancia problemática).
Pero cuando se trata de sensibilidades la cosa es un pelín más difícil, porque las reacciones no siempre son tan evidentes. Cuando tenemos sensibilidad a un alimento (lo digerimos mal) podemos tener síntomas como:
Gases, hinchazón y digestión pesada
Reflujo o acidez estomacal
Estreñimiento o también diarreas
Granitos en la cara u otras partes del cuerpo
Resequedad de la piel y hasta prurito
Tendencia a infecciones baterianas o por hongos
Dolores de cabeza o migrañas
Problemas del sueño
Cansancio crónico
Fatiga repentina luego de la comida
Y varios otros.
Es difícil pillar una sensibilidad alimentaria porque hay varios alimentos que nos pueden causar este tipo de síntomas, y es difícil aislar cuál es el culpable mayor.
Lo recomendable en estos casos, si sospechas que puedas tener alguna sensibilidad a los lácteos, es eliminarlos por completo durante al menos dos semanas. Luego de este tiempo, reintroduces un lácteo en una comida en cantidad más o menos grande, y observas lo que ocurre (si se te desarrollan síntomas o no) desde el momento de la comida y hasta 48 horas después.
El tipo de estrategia que te comenté se llama dieta de eliminación, y se puede hacer para los lácteos, las harinas, los granos, o cualquier alimento sospechoso.
En el caso de los lácteos, acá tienes una guía práctica simplificada que te ayudará a aislar la causa del problema:
Si el problema es la lactosa, entonces tendrás síntomas con la leche pero mucho menos con el yogur y con los quesos.
Si el problema es la whey, tendrás síntomas con la leche y el yogur, pero menos con los quesos.
Si el problema es la caseína, tendrás síntomas con los quesos, pero menos con el yogur.
Con estas pruebas ya puedes ir sabiendo si tienes algún problema personal con los lácteos, y puedes comenzar a regularte en cuanto a su consumo según como tu propio cuerpo los tolera.
Si actualmente no consumes lácteos porque llevas una alimentación especial, o porque has constatado que los toleras mal, entonces no hay necesidad de agregarlos.
Pero si estabas evitando o considerando dejar los lácteos sólo porque pensabas que te pueden hacer engordar, no hace falta que los abandones ya que el dejar de consumir lácteos no necesariamente es lo que te hará adelgazar (si los toleras bien).
Lo que sí es importante es que no consumas nunca más lácteos descremados o desnatados o light o 0%, y te cambies a lácteos enteros, naturales y ricos en grasas.
Además de los grandes estudios que te mencioné arriba, hay otros estudios más pequeños que han investigado la relación entre la salud y el consumo de lácteos ricos en grasa y todos muestran resultados positivos, incluso cuando se trata de personas que habitualmente no suelen consumir lácteos por su cultura.
Por ejemplo, en un estudio realizado en 2014 con una población asiática (cerca de 4 mil taiwaneses)18 se observó que una porción pequeña al día de un producto lácteo disminuye el riesgo de enfermedad cardiovascular y accidente cerebrovascular.
Otro ejemplo es un estudio de octubre de 201619 en el que se observó que un alto consumo de diario de queso por 12 semanas no alteró los factores de riesgo de colesterol ni de síndrome metabólico.
Así que ya ves, de nuevo la evidencia científica nos muestra que los lácteos son un alimento bastante saludable y que no hay ninguna necesidad de dejar de consumirlos si los toleramos bien.
Puntos clave
Si actualmente no consumes lácteos por razones éticas, o bien porque no los toleras bien, no es necesario que los agregues.
Si consumes lácteos y no te producen efectos adversos, no hace falta dejar de consumirlos para perder peso. ¡Todo lo contrario! Puedes seguirlos consumiendo sin ningún problema.
Consume lácteos enteros (ricos en grasa) para aprovechar al máximo sus beneficios de salud y de pérdida de peso.
Cómo tomar lácteos para adelgazar y mantener una buena salud
Ya sabemos que es recomendable consumir lácteos enteros para estar más saludables y para ayudarnos a perder peso, pero ¿cuál es mejor entre leche, yogurt (y otros lácteos fermentados) y queso? ¿Realmente es mejor si son orgánicos o ecológicos, o no hace falta? ¿Cuáles son las cantidades recomendadas? ¿Qué tipos de lácteos son los mejores?
¿Lácteos orgánicos/ecológicos o convencionales?
Comencemos con lo de orgánico/ecológico vs. convencional.
Y acá, de nuevo, tengo un estudio para comentar desde un punto de vista un poco más científico y no tanto desde creencias personales (que claro que las tengo, ¿eh?).
Este fue un estudio publicado en 2013 sobre la composición en ácidos grasos de la leche orgánica y la convencional, y se realizó a gran escala a lo largo de Estados Unidos20. Lo que encontraron fue que la leche orgánica contiene 25% menos ácidos grasos omega-6 y 62% más ácidos grasos omega-3 de lo que contiene la leche convencional.
En el estudio señalan que, dado el alto consumo de productos lácteos de la población general, si son de origen orgánico podrían ofrecer un aporte en omega-3 incluso superior al del pescado (que se come con menor frecuencia).
Si es que no has leído mis artículos sobre el omega-6 y el omega-3, te digo que este es un resultado bueno a favor de la leche orgánica. Y, en lo personal, es una de las razones principales por las que yo consumo todos mis lácteos de este tipo.
Pero no es la única razón... También lo hago porque prefiero evitar la posibilidad de estar consumiendo antibióticos y hormonas, que se usan comúnmente en la producción ganadera y láctea convencional. Aunque esto depende de cada país, y en algunos sitios las regulaciones especifican que las cantidadas toleradas de antibióticos y hormonas (si es que permiten utilizarlas) son realmente minúsculas, yo prefiero no correr el riesgo.
Y también lo hago porque me parece que es una forma de apoyar un método de producción que es un poco más respetuoso de los animales. Aunque probablemente no sea todo de color de rosa, a mí me parece indudable que la producción orgánica es mejor que la convencional en este sentido.
Por esto es que suelo recomendar el consumo de productos lácteos orgánicos o ecológicos por encima de los convencionales.
¿Cuáles son los lácteos más recomendables?
En cuanto al tipo de producto lácteo, la recomendación se inclina hacia el queso y el yogur (o incluso el kéfir), por encima de la leche.
Los productos lácteos fermentados traen consigo, además de los beneficios generales de los lácteos que ya te mostré más arriba, los beneficios de los alimentos fermentados: los probióticos.
Pero no sólo eso. En los lácteos fermentados (esto incluye yogur, kéfir y quesos), la lactosa ya se ha digerido aunque sea parcialmente, y suelen causar muchos menos problemas digestivos que si tomas leche normal.
La lactosa es casi siempre la que causa molestias a la gente, y consumiendo lácteos fermentados se acaba el problema en muchos casos.
Varios estudios muestran que el consumo de yogur y, en general, de lácteos fermentados, disminuye el riesgo de diabetes, y eso independientemente si son bajos en grasa21 o ricos en grasa22.
No he encontrado ningún estudio grande sobre el kéfir en específico, pero considero que, al tratarse de un lácteo fermentado, es equivalente al yogur.
Los lácteos a evitar
Lo otro que quiero comentarte es que no te pongas a inventar con los productos lácteos muy procesados.
Fíjate que en todo el artículo he hablado constantemente de leche normal, de yogur y de quesos. Ya sabes que los desnatados/descremados o light son a evitar, pero también lo son los quesos untables, postres lácteos, cremas y helados.
Estos son ultraprocesados, cargados de grasa extra (seguramente poco saludables) y full azúcar.
Esos sí que te van a engordar y a empeorar tu salud. Y la de tus niños también, así que por favor ¡no se los des a ellos tampoco! Al menos no de forma cotidiana o frecuente.
Lo mejor es que compres las versiones más naturales posible de cada cosa, y que ya hagas tus propias preparaciones y combinaciones en casa, como por ejemplo:
Merengadas o batidos lácteos con frutas y algun fruto seco (por ejemplo) para añadir un extra de fibra y de grasas saludables.
Yogurt aromatizados con vainilla, canela o cacao en polvo, endulzados con stevia o miel, y con algo de fruta y frutos secos o semillas para un extra de #ñamñam.
Quesos que rallas en casa para usar en tus comidas, o comer en trocitos acompañados de alguna fruta en la merienda o como postre (así los comen acá en Francia).
En estos días una seguidora me escribió contándome que los #antojos la mataban. Me comentó que había visto mi seminario sobre cómo deshacerse de la ansiedad de comer en el que recomiendo un desayuno rico en proteínas, pero que ella odiaba los huevos y por eso no podía aplicar mi consejo. Para ella, acá una opción de desayuno rico en proteínas que no lleva huevos: yogurt con frutos secos y fruta fresca. Yo le agrego #stevia para endulzar y #canela porque le pongo canela a todo
A mí en lo personal no me gusta desayunar dulce (a excepción de mis panquecas los fines de semana), pero esta opción le viene genial a todos los que no desean lanzarse con el desayuno de huevos con verduras que tanto recomiendo. *** Al final, todo se trata de buscar soluciones en lugar de excusas. *** Todos los problemas de sobrepeso, de ansiedad, de inconformidad con el cuerpo, tienen solución. Todos. Y la solución no es tan difícil como muchos se imaginan. El problema es que se paralizan y se quedan enganchados en el "pero yo no puedo" o "eso no me sirve". En lugar de eso, piensa "¿cómo puedo hacer que me funcione?" e incluso atrévete a probar algo diferente. La voluntad viene primero, la solución le sigue #buscasoluciones
Estos son sólo unos pocos ejemplos, pero creo que te debe quedar claro que la idea es comprar el lácteo bien natural, y luego utilizarlo como lo prefieras pero haciendo las modificaciones tú en casa.
Sobre todo no dejarte más engañar por las presentaciones hiperatractivas y mentirosas de los productos lácteos procesados que se dicen ser saludables, ricos en calcio, buenos para el tránsito intestinal, etc., sólo porque entre sus sopotocientos ingredientes cuentan con un poquito de leche.
¿Qué cantidades de lácteos comer?
Finalmente ¿cuánto consumir cada día? Bueno, yo soy enemiga a muerte del conteo de calorías y de pesar la comida. Me parece mucho más valioso (e infinitamente más efectivo) el aprender a escuchar nuestro cuerpo, ver lo que él realmente necesita, y entrenarnos a utilizar el sentido común.
Pero si absolutamente necesitas saber cantidades, acá tienes algunas porciones recomendadas (según las autoridades francesas, que es lo que estoy aprendiendo en mis actuales estudios de nutrición):
Una porción de queso es de 30 gramos.
Una porción de yogurt es de 125 mL (un potecito).
Una porción de leche es de 200 mL (un vaso pequeño).
Y se recomienda comer un lácteo en cada comida principal (tres veces al día) variando el tipo.
¿Yo recomiendo comer tres porciones de lácteos al día obligatoriamente? Por supuesto que no.
Lo que yo recomiendo es que aprendas a guiarte por tus sensaciones, que comas lo que te gusta sin necesidad de restringirte ni juzgar tus decisiones, y que seas capaz de autoregularte.
Esto se logra cuando dejas de pensar en "prohibirte" cosas o en "limitarte" o en empecinarte por perder x cantidad de kilos en x tiempo sí porque sí, y en lugar de eso empiezas a escuchar a tu cuerpo, a tomar decisiones en base a lo que es mejor para ti (lo más saludable). Tal cual como lo enseño en todos mis cursos y programas de coaching.
Puntos clave
Los enteros (ricos en grasa) son mejores que los descremados o desnatados.
Los fermentados (yogurt, quesos, kéfir) pueden tener más beneficios que la leche natural.
No te dejes engañar por productos lácteos muy procesados, esos sí engordan.
Y ahora cuéntame: ¿Tú consumes lácteos? ¿Cuáles prefieres? ¿Descubriste algo nuevo sobre los lácteos con este artículo?
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Una foto publicada por Maricarmen Grisolía (@minuevadieta) el 31 de Jul de 2016 a la(s) 12:10 PDT