El exceso de ruido es muy nocivo. De hecho, constituye el segundo factor de contaminación más dañino en nuestro continente. La Unión Europea recomienda no exponerse durante mucho tiempo a más de 55 dB (decibelios), que son los que generan un televisor a volumen medio, una aspiradora o batidora no muy ruidosa o una oficina con mucha actividad.
En ConsumoClaro ya nos hemos referido a las numerosas consecuencias negativas del ruido sobre la salud, y también a los riesgos de escuchar música con auriculares durante mucho tiempo a elevado volumen.
Sin embargo, los expertos no solo aconsejan evitar el exceso de decibelios y sus posibles perjuicios, sino también lo contrario: aprovechar los beneficios del silencio. Varios estudios han comprobado en los últimos años que pasar periodos en el mayor silencio posible –desde unos cuantos minutos hasta horas– ofrece numerosas ventajas.
El primero de los hallazgos se produjo casi por casualidad. Para un trabajo que se publicó en 2005, un equipo de científicos dirigido por el italiano Luciano Bernardi medía las reacciones en los sistema cardiovascular y respiratorio de varias personas ante distintos tipos de música.
Introdujeron pausas de silencio, de dos minutos de duración, entre una melodía y la siguiente, y se sorprendieron al descubrir que la mayor relajación no se alcanzaba con ninguno de los ritmos musicales, sino en los momentos de silencio. Al hablar de relajación, los investigadores tuvieron en cuenta variables como el ritmo de la respiración, la presión arterial y la frecuencia cardíaca.
Todos estos valores se redujeron al interrumpirse la música (cualquier tipo de música, hasta la llamada "para relajarse") a niveles incluso menores que los que tenían durante el silencio anterior al experimento. Es decir, el efecto positivo del silencio se produce por el contraste con el sonido y el ruido.
Si en lugar de música se piensa en el ruido al que estamos expuestos en la vida cotidiana y la forma en que –por contraste– el sonido puede ayudar a relajarse y reducir el estrés, es claro que merece la pena tratar de no escuchar nada al menos durante un rato cada día.
Científicos alemanes realizaron un estudio con ratones, en 2013, para probar si los estímulos auditivos podían contribuir con la neurogénesis adulta. Es decir, con el nacimiento de nuevas neuronas.
La experiencia demostró que, mientras los sonidos generan efectos de corto plazo, el único estímulo que produjo un resultado duradero fue el silencio. En concreto, un periodo de silencio cada día contribuía con el desarrollo de células nuevas en el hipocampo, el área del cerebro vinculada con la memoria y el procesamiento de las emociones.
Si bien hacen falta estudios que comprueben que estos efectos se producen también en los seres humanos, los investigadores sospechan que los periodos de silencio podrían contribuir con la plasticidad cerebral y, por lo tanto, disminuir las probabilidades de sufrir problemas neurodegenerativos como la demencia o el mal de Alzhéimer, o al menos retrasar su aparición.
Por el simple hecho de ayudar a que el organismo esté más relajado y, por lo tanto, sean menores los índices de estrés y ansiedad, tomarse ratos de absoluto silencio es beneficioso para la calidad del sueño. Mucho más, si se combina con técnicas de meditación y respiración pausada, como han corroborado algunas investigaciones, sobre todo para combatir el insomnio en adultos mayores.
Por eso, si los momentos de silencio se asumen como un momento para no pensar en nada más que en la propia respiración, los efectos positivos se notarán también en el dormir. Y se conforma de esta manera una suerte de círculo virtuoso, pues un sueño saludable tiene, a su vez, muchos efectos positivos para la calidad de vida.
Un estudio de la Universidad de Virginia, Estados Unidos, descubrió que la mayoría de los participantes (sobre todo los varones) preferían estar haciendo cualquier cosa –incluso haciéndose daño a sí mismos con dosis de electrochoque– antes que estar en silencio solos con sus propios pensamientos.
En buena medida, eso se debe a que el silencio lleva a hacer introspección y a la autorreflexión. Todo esto es clave para no solo para ordenar las ideas, verlas en perspectiva, revisar los errores, entender sus causas y planificar cómo no volver a repetirlos, sino también para aumentar la creatividad y la productividad.
Esa es la razón por la cual muchas empresas implementan en sus oficinas el "tiempo de silencio", un lapso durante el cual no están permitidas las conversaciones, ni las reuniones, ni las llamadas telefónicas, ni siquiera los correos electrónicos: solo el trabajo en soledad.
¿Cómo hacer para encontrar momentos de silencio en ciudades que no dejan casi ningún resquicio sin ruido? Los especialistas indican algunas recomendaciones:
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Original:Los cuatro grandes beneficios de pasar un rato al día en completo silencio
Tags: bienestar