Cocinar no es hoy una tarea complicada. Para divertirnos y gozar de nuestro trabajo entre cacerolas no son necesarios grandes esfuerzos. Podemos elaborar buenos menús sin casi darnos cuenta. Con la preparación de una comida logramos además pasar un rato agradable y encontramos unos momentos de entretenimiento.
Recordemos también que la comida —la invitación a comer a la gente que nos rodea— ha sido tradicionalmente un acto de comunicación, de relación con los demás. Se trata de que recuperemos ese sentimiento comunitario que siempre ha tenido la comida compartida.
No nos cansaremos de insistir en que es necesario huir del consumo de dulces como solución fácil para evitar cocinar y aplacar la sensación de apetito. ¿Y respecto al chocolate? La respuesta a esta pregunta que muchos se plantean es que se trata de una buena combinación de minerales que podemos tomar, pero —como en todo—, no debemos caer en situaciones de abuso.
Mantener el ánimo
Comer y cocinar con amor es divertido y nos tranquiliza Si se trata de mantener un buen estado de ánimo, el consumo de minerales es fundamental. Las vitaminas del grupo B ya sabemos que refuerzan el sistema nervioso y ayudan a luchar contra el agotamiento.
Es también necesario el consumo de hierro. La ausencia de este mineral es causa de muchos estados de decaimiento tras haber mantenido situaciones de estrés. El hierro es uno de los principales elementos de la sangre.
Con su intervención, el organismo consigue captar el oxígeno que nos resulta imprescindible. Cuando falta, el resultado es la anemia, un estado permanente de cansancio y un bajo tono vital que también sucede en niños. Se tiene un sentimiento permanente de poca capacidad para hacer frente a cualquier dificultad de las que conocemos en nuestra vida diaria.
Un gran inconveniente al que se enfrentan las personas estresadas son los problemas para dormir. Es muy recomendable realizar cenas ligeras, ya que, de lo contrario, la pesadez de estómago nos dificultará mucho la conciliación del sueño. Tampoco es conveniente excederse con el alcohol, ya que si bien puede tener efectos sedantes, el abuso de la bebida no nos ayudará a dormir plácidamente.
Los frutos secos, minerales y lecitina son buenos nutrientes que ayudan a nuestro sistema nervioso. Una infusión de tila también puede ser de gran ayuda, no solo por sus reconocidos efectos relajantes, sino también por todo el ritual que conlleva el preparar una infusión: calentar el agua, preparar las hierbas, dejar que repose, colarla si es preciso…, todo un ceremonial que nos puede ser muy útil para evitar pensar en todos los problemas que hemos tenido que afrontar a lo largo de la jornada.
ES IMPORTANTE QUE TUS HIJOS TAMBIÉN TENGAN UN HUECO EN LA COCINA. ALGUNA DE ESTAS RECETAS PARA HACER CON NIÑOS OS AYUDARÁ A PASAR UN BUEN RATO EN FAMILIA.
Infusiones relajantes
Las infusiones relajantes son una gran aliada contra el estrés diario ¿Como hablar de relajación sin referirnos a las infusiones? Y por supuesto a la tila. Es tolerada por niños y personas mayores, tiene efectos sedantes y no produce ningún efecto en el estómago. Actúa muy bien cuando hay gastritis o hernia de hiato. Ofrece por tanto ventajas que no tienen, por ejemplo, las infusiones de menta.
La tila ayuda a dormir facilitando las condiciones para que lleguemos finalmente a conciliar el sueño. Es aconsejable tomarla media hora antes de las comidas. Una valoración similar valdría para la pasiflora. Nos puede ser muy útil preparar un litro diario e irlo tomando a lo largo de la jornada.
Una dieta para recuperarse
Dieta rica y variada: un imprescindible para recuperarse Una situación prolongada de estrés —acompañada de una deficiente alimentación— puede tener como final una enfermedad o un decaimiento general. Una correcta dieta nos ayudará a recuperar la energía necesaria.
El aceite es el mejor comodín para aportar calorías y no perder peso. Es una buena medida añadirlo en todos los platos. Nos referimos por supuesto al aceite de oliva, mejor si es virgen extra. El pan y los cereales son alimentos básicos para una dieta de recuperación. Recordemos la amplitud de los nutrientes qué aportan. Facilitan calorías, buenas proteínas, vitaminas y minerales. Sería muy útil una dieta en la que incorporásemos pasta con verduras, tostadas con atún, tomate y huevo duro o yogur con cereales y uvas pasas.
Puesta a punto
La vitamina C pone apunto las defensas de nuestro organismo. Es muy beneficioso un menú en el que consumamos, por ejemplo, aguacates, pimientos, perejil, berberechos, sepia, granada con zumo de naranja, patatas, tomates, berros, queso fresco o kiwi.Sin las proteínas no podemos fabricar defensas, tan necesarias para no acabar contrayendo alguna enfermedad. Debemos consumir pastas, pescados, yogur, arroz o higos. Si se sigue una dieta vegetariana o vegana será imprescindible conocer qué alimentos vegetales son ricos en proteína. No podemos olvidar tampoco la importancia del hierro, imprescindible para aumentar la vitalidad —algo de lo que se carece en periodos de estrés—. Es importante que en nuestra dieta de recuperación incluyamos jalea real o miel. Podemos realizar un menú en el que esté presente está última, acompañando, por ejemplo, a una manzana asada o a una cuajada.