Que triste sería ver en la lapida tu triunfante epitafio: Te dije que estaba enfermo.
Sin duda, todos sabemos o al menos hemos ido hablar de personas que son hipocondríacas.
Cibercondríaco es un término coloquial para llamar a los hipocondríacos que constantemente están buscando en la red enfermedades que podrían ajustarse a sus síntomas preocupantes.
La pregunta es ¿podría haber algún beneficio práctico a estar excesivamente alerta sobre las sensaciones corporales atípicas o anómalas?
Es decir, ¿estar super atento a posibles aberraciones potencialmente letales para la salud puede contrarrestar los costos físicos o psicológicos asociados con manifestaciones prolongadas y exageradas de ansiedad?
Muchos escritores han aludido a la circunstancia que un hipocondríaco (o un cibercondríaco) al prestar atención aguda a lo que está pasando en sus cuerpos podría llevarlo a ver a su médico (o múltiplos de médicos!) antes, así como con más frecuencia.
Y que esta conciencia corporal extraordinaria podría optimizar la posibilidad de que cualquier número de posibles enfermedades podría ser diagnosticado en una fase precoz, aumentando las probabilidades de éxito del tratamiento.
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Por implicación entonces, también se podría esperar que la detección temprana puede influir positivamente en la esperanza de vida.
No obstante, las numerosas denuncias presentadas contra la preocupación nerviosa del hipocondríaco con sus síntomas son muy superiores a cualquier beneficio que pueda hacerse en nombre de tal ensimismamiento patológico.
Y prácticamente todos estos argumentos se refieren a los altos niveles de estrés que supone esa prolongada y angustiante emoción mental.
También podría señalar aquí que, y contrariamente a lo que la mayoría de la gente parece creer, este trastorno de la personalidad se distribuye por igual entre hombres y mujeres.
En la década de 1970, MD Han Selye, definió el estrés en términos de desgaste acumulativo del sistema.
Casi medio siglo ha pasado desde su punto de vista empírico, pero, hasta donde se puede determinar, ningún investigador desde entonces ha tratado de refutar su perspectiva.
De hecho, muchos científicos han profundizado más, con el tiempo, sobre el importante peaje en el sistema inmunológico, que tiene el estrés.
Así que, irónicamente, tu propia capacidad para luchar contra una enfermedad está realmente comprometida por preocuparte incesantemente de ella.
Incluso podría decirse que cuanto más te obsesiones acerca de haber contraído una enfermedad es más probable que termines por padecer dicha condición.
Y podría añadirse que los hipocondríacos también puede acumular estrés sobre estrés, un ciclo más vicioso que, con el tiempo, incluso puede ser fatal.
El cortisol, un supresor del sistema inmunológico producido por el cuerpo cuando está en modo de lucha o huida, es una de las hormonas del estrés más peligrosas.
Como los hipocondríacos no pueden dejar de destacar las amenazas de salud que perciben, la producción de cortisol acumulado puede ser visto como una sobrecarga o perturbación tóxica del funcionamiento normal de los órganos, glándulas y sistemas del cuerpo.
Además, los hipocondríacos viven típicamente en un régimen de medicamentos, que además de poner a su médico(s) bajo una presión considerable para prescribir, también puede poner adicionalmente en riesgo su salud debido a que los medicamentos pueden realmente no ser los indicados.
Es casi como fomentar sin querer una muerte prematura a través de la apertura de la posibilidad de mayores efectos secundarios y complicaciones.
Así que al tomar medicamentos innecesarios pueden aumentar considerablemente el estrés físico ya impuesto en su cuerpo por su compulsiva preocupación.
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Dado el profundo efecto que el estrés, especialmente el estrés prolongado o crónico, puede tener en el cuerpo, ¿cómo podrían las preocupaciones exageradas de los hipocondríacos no afectar negativamente su vida útil?
¿Cómo podría toda su obsesión no ser perjudicial cuando normalmente conduce no sólo a tomar medicamentos innecesarios, sino también a practicarse con gusto (interminables y, a veces invasoras) pruebas y procedimientos, o incluso las exigen?
Los Hipocondríacos restan reducen su esperanza de vida
El único estudio académico que se ajusta más a la hipocondría y su influencia negativa en la vida viene de la Universidad de Zurich.
La periodista Fiona Macrae lo resumío de esta manera: Los científicos creen que los hipocondríacos realmente pueden estar destinados a una muerte prematura.
No es que sea tan fatal a causa de sus genes, sino por la ansiedad prolongada e intensa, intrínseca a este trastorno.
Aquí están algunos de los detalles fundamentales de dicho estudio.
Controlaron escrupulosamente tantas variables como fue posible, este equipo de investigación encontró que las personas que se quejaron de su salud tenían tres veces más probabilidades de morir en los próximos 30 años que los que se percibáin a sí mismos como más sanos.
En otras palabras, las nociones del primer grupo acerca de su bienestar físico por sí solo, es decir, independiente de otros factores, tales como su salud al inicio del estudio, su vida familiar, si fumaban o no, etcétera, parecieron afectar sustancialmente su mortalidad.
Los investigadores de la universidad utilizarón información proveniente de la década de 1970, que involucró a más de 8.000 hombres y mujeres.
Con preguntas específicas sobre cómo describirían su estado de salud.
Después de analizar minuciosamente los datos así como los registros de defunción llegaron a la conclusión: Mientras peor era la estimación sobre su salud, menos probabilidades tenía de estar vivo 30 años después.
Dicho de otra forma, los resultados indican que las personas que valoran su estado de salud como excelente tienen atributos que mejoran y mantienen su salud.
Estas cualidades podrían incluir una actitud positiva, una visión optimista y un nivel fundamental de satisfacción con la propia vida.
los pesimistas tienen más probabilidades de morir jóvenes que sus contrapartes más optimistas.
Y difícilmente puede negarse que, como grupo, los hipocondríacos se inclinan fuertemente hacia el pesimismo.
Así que este estudio proporciona una prueba más de que la obsesión por la precariedad de la salud de una persona puede tener ramificaciones precarias.
O tal vez debería decir, contra la propia salud.
Otra ironía, es que a veces se ha sugerido que los hipocondríacos se atormentan sobre anomalías corporales como una forma de distraerse de otras cuestiones que puedan ser aún más amenazante para ellos.
Y, sin duda, los llamados cibercondríacos fácilmente pueden presionar sobre sus temores personales, relacionales o profesionales a través de incansables consultorías en la Web para investigar sus supuestas aflicciones.
Por no hablar de exponerse a los innumerables programas de televisión, artículos y anuncios dedicados con tanta frecuencia a una enorme miscelánea de enfermedades y condiciones y su sintomatología relacionada.
Volviendo a Hans Selye, mientras más estrés te infliges a ti mismo, más es el desgaste al que estás sometiendo a tu cuerpo.
Y a mayor desgaste, más rápido esta sometido el organismo al constante bombardeo, que afecta la salud.
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Así que, si habitualmente estas angustiado por tu salud está y estás gastando demasiado de la energía vital, el mensaje debe ser claro:
Por supuesto, que debes prestar atención a los síntomas, sobre todo si son graves o los encuentras desconcertante.
Pero tampoco les dé la soberanía sobre tu persona.
Y si crees que fundamentalmente estar sano es más que un acto de fe, a pesar de todas las garantías que ya has recibido de tu(s) médico(s), entonces tal vez tu próximo viaje no deba ser a un médico . . . sino a un terapeuta.
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