Si sientes que tienes un total agotamiento físico, mental y emocional; puede que padezcas el Síndrome de Bourne (que explicaré en el próximo artículo) y, por ende, estas orientaciones posiblemente no te ayudarán a revertir tu estado físico, mental y emocional. Por ello, debes consultar sus síntomas con tu médico y/o psicólogo de confianza o de la empresa.
Hábitos saludables para prevenir el estrés disfuncional
Todos los aspectos de la vida contribuyen a que nuestro organismo y nuestra mente tengan energía y recursos para afrontar las demandas externas. Por consiguiente, las orientaciones generales incentivan los mejores hábitos saludables para prevenir y combatir el estrés:
Cuida de organizarte y gestionar bien tu tiempo.
Crear este hábito evita la sobrecarga de actividades, gestiona los imprevistos con flexibilidad, nos proporciona información sobre el tiempo necesario para ejecutar las actividades y nos permite autorregularnos y conocernos.
La falta de este hábito, en casa o en el trabajo, es una de las principales fuentes de estrés.
¡Siempre nos falta tiempo! No somos realistas con nuestro tiempo y tampoco seleccionamos las tareas más importantes de acuerdo a las prioridades. No sabemos qué y cuando delegar, no establecemos límites para no sobrecargarnos: no sabemos decir que “no” y no asignamos tiempo diario al ocio, a nuestra familia, amigos y aficiones.
Si no sabes por donde comenzar, pide orientación al departamento de Recurso Humanos de tu empresa, o escríbeme un correo personal compartiendo tus dudas……pero ¡¡empieza ya!! y crea este hábito, ahorrarás dinero y salud.
Cuida de tu alimentación.
Cada vez somos más conscientes de que debemos mantener una dieta variada, saludable y equilibrada para tener un organismo y un sistema inmunitario fuerte para que nos proteja.
No significa que tengas que dejar de consumir algo, significa que en tu dieta diaria, las frutas y verduras tienen que tener el protagonismo y los alimentos/bebidas, que potencian la respuesta del estrés como son el alcohol, la cafeína, los fiambres, la fritura, etc. deben ser secundarios.
Otra de las cosas importantes en la alimentación, es no exagerar en la cantidad, masticar despacio, mantener horarios regulares, disfrutar del momento y ser consciente de lo que estás comiendo.
Cuida del ejercicio físico.
Para fomentar el bienestar físico y mental. Pero recuerda que: debe ser una actividad agradable para ti y no una obligación, sino, más que ayudar a prevenir o reducir los síntomas del estrés, los aumentará.
Si mantienes un mínimo de rutina semanal con actividad física, esto aumentará tu resistencia al estrés. Y si la actividad es aeróbica (nadar, bailar, correr, etc.), mejor que mejor.
Según los expertos, una rutina de 3 horas por semana es el mínimo para activar las áreas del cerebro relacionadas con el placer y reducir los niveles de hormonas que producen estrés.
Cuida de tus horas de sueño.
Un buen hábito en la rutina del sueño ayuda a que cuerpo y mente descansen y estén preparados para afrontar la jornada diaria. Se gestionan mejor los conflictos y las situaciones estresantes.
Las orientaciones para crear este hábito: ir a dormir siempre a la misma hora y dormir entre 7 y 8 horas, a ser posible.
Cuida de cómo afrontas las situaciones difíciles.
Las situaciones difíciles, debemos enfrentarlas. Si las evitamos o postergamos, mantenemos un estado de angustia prolongado y en consecuencia la respuesta al estrés se activa en niveles fuera de la normalidad.
Se que no es fácil, pero si creas el hábito de analizar las opciones de cómo enfrentarte a estas situaciones difíciles y enfrentarlas, cada vez más, la angustia irá reduciéndose y el nivel de activación de la respuesta al estrés se normalizará.
Las orientaciones para crear este hábito: siéntate un momento para definir el problema de la forma más clara posible, relaciona las posibles soluciones con sus pros y sus contras y después analiza detalladamente las ventajas y los inconvenientes para escoger la solución que sea más beneficiosa o menos perjudicial.
Cuida de tus relaciones personales y sociales.
Las relaciones afectivas, sanas, que tengan vínculos sólidos, sean con nuestra pareja, familia y círculos sociales, son un apoyo fundamental para reducir el impacto del estrés; cuando sientas que no sabes cómo resolver un problema, pide ayuda o consejo a tu pareja, familia o amigos, ser capaz de hacer esto, constituye una de las estrategias más eficaces de afrontamiento.
Por ese motivo, es imprescindible crear el hábito de reservar tiempo para disfrutar de nuestra pareja, familia y amigos o hacer otros nuevos, fomentando las relaciones afectivas y personales.
Cuida de desconectar.
Al acabar la jornada laboral y durante los fines de semana, olvídate de los problemas del trabajo, dedica un tiempo a ti mismo y siempre tómate tus vacaciones para descansar y desconectar de todo.
Cuida de tu autocontrol.
Si aprendes y creas el hábito de practicar las técnicas de autocontrol ante situaciones que para ti son estresantes, te ayudará a neutralizar la activación fisiológica del organismo que produce el estrés y te proporcionará un mayor control de las emociones.
Las orientaciones para crear este hábito: Practicar de manera regular (1 o 2 veces por semana) actividades como relajación, meditación, mindfulness, yoga y hasta sesiones con psicólogo que te enseñará estrategias de autocontrol y de modificación de pensamientos para desarrollar conductas que te ayuden a afrontar los problemas con una actitud más positiva y eficaz.
Cuida de tu puesto de trabajo.
Cuidar de tu puesto de trabajo, significa disfrutar de tus tareas diarias, de tus compañeros, de los nuevos retos, etc. y terminar la jornada con esa sensación de, ¡trabajo bien hecho!
Si no te ocurre esto, una de dos: o estas en el puesto de trabajo equivocado o estás en el puesto de trabajo correcto, ese para el cual naciste, pero existen estresores en la empresa donde trabajas, que han aumentado tus niveles de estrés y no te permiten disfrutar.
Si estás en el puesto de trabajo equivocado:
No te engañes con autoafirmaciones …….de ”que el mercado está muy mal”, “que necesito el dinero”, “que no hay otra salida” …..siempre hay una salida, pero hay que poner acción para conseguirlas: Puedes, por ejemplo, seguir en el puesto actual y comenzar a buscar el trabajo para el cual naciste, no importa el tiempo que tardes, pero comenzar esta acción y persistir en ella hasta lograrlo, aumentará tu motivación y tu esperanza de un futuro más cercano a tu ideal de trabajo, reduciendo los niveles de estrés generados en el puesto actual.
Si estas en el puesto de trabajo para el cual naciste, pero ya no disfrutas:
Debes determinar cuáles son los estresores que activan tu respuesta al estrés y tomar medidas para amenizarlos y que no aumente esa respuesta.
Lee la segunda parte de este artículo sobre las recomendaciones para superar el estrés laboral.