Iniciar un entrenamiento rutinario en el gimnasio por lo general implica realizar una dieta en la que nos eximimos de comer ciertos alimentos como grasas o carbohidratos por temor a no conseguir los resultados esperados en un periodo de tiempo prudencial. Este pasa a ser uno de los errores más comunes, en muchas ocasiones por desconocimiento.
No todas las grasas son malas, de hecho, lo recomendable es que estén presentes en nuestra dieta en un porcentaje gradual no mayor a un 25%. Por lo tanto, el truco está en incorporar a la dieta las cantidades adecuadas tomadas de los alimentos más saludables como pescados azules o frutos secos, sin exceder.
Qué comer
Sardinas, atún, salmón, nueces, semillas de linaza, aceite de canola o girasol, no solo proporcionan los ácidos grasos esenciales, sino también las grasas omega-3, importantes además para protegernos de enfermedades cardiovasculares entre otros males; pero también para acelerar el metabolismo, quemar más grasa, lograr un aumento de masa muscular más eficiente, se mejora notablemente el estado de ánimo, permite reducir el colesterol y los triglicéridos, el cuerpo se inflama menos, proporcionamos mayor fortaleza en los huesos e influyen positivamente en un cabello más sano y una piel más firme. Otras fuentes de grasa monoinsaturadas se pueden adicionar a la dieta diaria como aguacate, aceite de oliva y almendras, altos en fibras y vitaminas.
Carbohidratos
En cuanto a los carbohidratos se debe evitar la ingesta de tortas, dulces, postres, golosinas o productos con azúcares refinadas, papas fritas, embutidos por su alto aporte calórico, manteniendo el consumo de los carbohidratos complejos como el arroz, la pasta, las patatas, vegetales, etc.; los cuales proporcionan glucosa de manera lenta y constante a lo largo del día y durante el período de entrenamiento.
La combinación grasas, carbohidratos y ejercicios es posible eligiendo los alimentos adecuados y sin olvidar la moderación.