¿Qué síntomas presenta una fobia específica?
A la hora de detectar una fobia específica hay numerosos indicadores o síntomas. Al tratarse de un temor patológico e intenso, persiste en el tiempo y a veces puede venir acompañado de otros trastornos de ansiedad. Las categorías en las que se suelen agrupar las fobias específicas incluyen:
Temor a situaciones específicas (subirse a un avión, a ir a lugares con mucha gente, a estar en espacios cerrados, etc.)
Temor a la naturaleza (a las tormentas, al viento, a las alturas)
Temor a la sangre (o a inyecciones, lesiones, accidentes, procedimientos médicos de cualquier índole, etc.)
Temor a animales o insectos.
Otros temores más específicos: a la asfixia, a los ruidos fuertes, a los vómitos, a los payasos, etc.
Cada fobia específica tiene un término. Por eso es habitual oír hablar de la aracnofobia cuando alguien le tiene un miedo irracional a las arañas, o claustrofobia para aquellas personas que sufren estando en espacios cerrados. Sin importar cuál sea la causa, las fobias tienden a originar reacciones que se agrupan casi siempre en los siguientes niveles:
Temor inmediato e intenso, que genera ansiedad y pánico en el momento en que la persona está expuesta a lo que produce temor.
Conciencia sobre el temor irracional o exagerado, pero con la imposibilidad de controlarlo. Esta sensación de impotencia es habitual al comenzar a trabajar sobre las fobias.
Intentos de evitar a toda costa la situación que produce temor, o soportarla aún frente a una gran ansiedad y temor.
Niveles de ansiedad que empeoran a medida que se acerca la situación o el objeto de temor. Puede ser cercanía temporal o física.
Dificultades para el desempeño normal de la vida cotidiana por el temor.
Nauseas, mareos o desmayos.
En el caso de niños y niñas, las fobias tienden a demostrarse en forma de berrinches, aferramiento, llanto o negación a tomar distancia de la madre o el padre. También buscan impedir el acercamiento de aquello que les produce temor.
¿Cuándo hay que consultar al médico?
Es importante analizar el momento en el que la atención médica se vuelve necesaria para enfrentar una fobia. Si bien el temor puede resultar molesto y causar inconvenientes leves en la vida cotidiana, la atención médica y la concepción de fobia específica recién comienza cuando hablamos de una alteración grave en la vida de la persona.
Hay que prestar atención para saber en qué momento nuestro trabajo, nuestros estudios o nuestra relación con otras personas empieza a verse fuertemente afectada por nuestras fobias. En ese momento, la consulta al médico es casi obligatoria.