La fascitis plantar es una de las patologías que vemos en clínica en donde existen más errores diagnósticos. Os damos las claves para saber si realmente el diagnóstico es correcto.
Es muy normal ver pacientes desesperados, incapaces de desprenderse de su tortura particular, la fascitis plantar. Han probado varios tratamientos, incluso infiltraciones con corticoides y nada, no hay manera. ¿Por qué? Pues posiblemente porque nos encontramos ante un error de inicio y no existe fascitis plantar contra la que luchar. ¿Entonces, que es lo que pasa?
1. Observaremos los tobillos:
En primer lugar, ante una fascitis plantar debemos observar los tobillos del paciente. Si nos encontramos ante un VALGO de tobillo ya podemos empezar a sospechar si será cierto el diagnóstico de fascitis plantar.
En la imagen podéis ver como el maléolo interno (los maléolos son los bultos que tenemos a ambos lados de nuestros tobillos) del pie derecho cae hacia dentro. El problema viene dado porque por detrás de ese maléolo interno pasan varios elementos pero son un músculo y un nervio los que nos pueden volver locos confundiéndonos con esa fascitis que pensamos que tenemos.
Vamos a explicarlo: Tras ese maléolo interno, en lo que se llama corredera retromaleolar interna, pasan el músculo tibial posterior y el nervio tibial entre otros elementos.
2. Si no es fascitis plantar.. Entonces ¿Qué puede ser?
- Síndrome del túnel tarsiano:
Debido al VALGO de tobillo, el espacio para que pase el nervio tibial se reduce y éste puede quedar comprimido. Esta compresión dará como resultado un dolor irradiado hacía la planta del pie que puede ser fácilmente identificado como una fascitis plantar. Con algún objeto duro podemos percutir detrás del maléolo en varias ocasiones y así comprobar si este dolor irradiado aumenta y poder salir de dudas.
- Tenosinovitis o peritendinitis del tibial posterior
Por el mismo motivo, por la reducción de espacio y por la torsión del tobillo puede darse un rozamiento de la vaina por la que pasa el tendón del tibial posterior dando como resultado la agresión de esta estructura y como el tendón del tibial posterior llega hasta el puente del pie, nos podrá dar también dolor referido en el puente y planta del pie, dándose la confusión con la fascitis plantar. Para salir de dudas nos podemos frotar fuertemente en la cara interna de la tibia y si nos duele (podemos compararla con la otra tibia) ya sabemos que nos podemos encontrar ante una tendinitis,tenosinovitis, peritendinitis, tendinopatía o agresión tendinosa, como lo prefiramos llamar.
- Tendinitis de inserción del tibial posterior
El tendón del tibial posterior se inserta en la parte inferior del escafoides o navicular, hueso que se encuentra a la altura del puente del pie y tiene entre otras la función de mantener el puente. Ante un pie valgo, el puente del pie tiende a bajar y por lo tanto hará sufrir esa inserción que además tiene tendencia a calcificarse (por lo que es muy recomendable la visita al podólogo con pie valgo ya que puede darnos muchas complicaciones pero fáciles de solucionar con una buena plantilla). Por lo tanto ante la sospecha de fascitis, debemos buscar puntos dolorosos en el puente del pie para así descartar esta tendinitis de inserción.
Así que os animo a seguir estos pasos antes de empezar a tratar la fascitis con estiramientos, hielo, etc. También os animo a plantearos en caso de tener tobillo VALGO el comienzo de una rutina de ejercicios correctivos y la visita al podólogo ya que estas son algunas de las lesiones que nos puede provocar esta rotura del equilibrio de la articulación del tobillo que se da en el caso de VALGO de tobillo pero además nos puede provocar muchos problemas de rodilla, cadera y columna vertebral.
Vigilar vuestras articulaciones, observarlas, ya que la rotura de su equilibrio puede causar problemas en todo vuestro cuerpo.
david nogueiras perez