No sé si a vosotros también os ocurre, que estáis hartos de dietas y menús semanales. Sé que para aquellos a quienes no os guste cocinar, o no tengáis tiempo para estar pensando que queréis comer un día, tener un menú preparado puede ser de gran ayuda, pero ese no es mi caso.
Lo cierto, es que, a la hora de la verdad, es normal que, si queremos estar en un peso constante y mantenernos saludables, hay que hacer sacrificios y darse el gusto en momentos contados, en lugar de hacerlo al revés.
Tener consciencia sobre lo que consumimos, ya sea nutricionalmente hablando o en general, es necesario, a fin de cuentas, si queremos llevar un cierto control sobre nuestras decisiones y sus consecuencias.
Sin embargo, para mí, por más que lo haya intentado, nunca me han funcionado a largo plazo lo de crear un menú y ceñirme a él. Mas que nada, porque no siempre tengo todos los ingredientes, o porque otras veces, mi creatividad no puede contenerse de crear recetas nuevas y deliciosas.
Además, soy la clase de persona que se sabotea a sí misma, si decido que mañana como lentejas, mañana me apetecerá cualquier otra cosa, por lo que para mí es mejor improvisar, aunque sea sin saltarme las “reglas” y comiendo sano.
Por eso, pensando un poco sobre la mejor forma de abordarme a mi misma para ayudarme a controlar mi alimentación, he decidido llevar un registro de las cosas que no debería comer tan a menudo porque, a mí personalmente, me han sentado mal en más de una ocasión. Y otras porque son puro veneno directo a nuestra sangre y cerebro, como el azúcar refinado y todos los aditivos que contienen los productos de bollería o comida rápida.
Para que todos podáis crearos vuestra propia tabla visual, voy a desarrollaros la mía. Como decía, en lugar de llevar un estricto menú semanal, vamos a observar los productos alimenticios que más nos gustan y peor nos hacen, poniendo el ojo de mira sobre ellos para mantener un control.
Por supuesto que estoy de acuerdo en mantener otras reglas en tu dieta como la de consumir verduras y frutas frescas cada día, cenar al menos 3 horas antes de irte a dormir, o intentar comer grasas y proteínas sanas en la noche. Pero sobre estos temas, hay muchos artículos en internet muy bien explicados que os pueden ayudar.
Mi método, a mi entender, es más flexible que decidir cada día un menú, sobre todo si eres de la clase de personas a las que les gusta cocinar e improvisar como a mí.
Así que, vamos a ver como procedemos:
Paso uno: Encuentra tus debilidades
En mi caso, descontando la carne, que no la consumo, hay una lista de productos alimenticios que me llaman mucho la atención y que no me hacen ningún bien, y sería la siguiente:
Harinas refinadas:
Pan blanco
Donuts con azúcar
Pan dulce chino
Tartas con harina blanca
Brownie
Galletas tipo Oreo, de chocolate o vainilla
Croissant
Pastas: noodles, tallarines, macarrones blancos y pasta blanca
Lácteos:
Quesos
Cremas
Helados
Yogures
Tarta de queso
Azúcar refinado:
Regalices
Gominolas
Postres con azúcar industrial
Bollería
Tartas
Helados
Sidra sin alcohol
Patatas fritas de bolsa Lays
Harinas integrales:
Pasta integral
Tostadas de pan integral
Tortillas integrales
Estoy segura de que, a medida vayan pasando los días, encontraré mas ejemplos de productos que querría añadir a mi lista, pero por el momento estas son mis preferencias.
Paso dos: balance entre prioridades y salud
En este paso, vamos a decidir cuales de estos alimentos nos sientan peor, y cuales no son tan malos, aunque no sea para estar todo el día comiéndolos.
Para esto, tendrás que conocer tu cuerpo lo suficientemente bien. Puedes verlo como un paso de investigación y titularlo “Conoce tu cuerpo y sus reacciones”.
Con el tiempo, yo he descubierto que mi escala de productos que mas daño me hacen, de peor a mejor, sería la siguiente:
Paso tres: escoge una
Ahora que ya sabemos que productos alimenticios nos gustan más, y cuales nos sientan peor, vamos a ponerlos en la balanza para darles una prioridad.
Para eso, escogeremos los productos por categorías, como hicimos antes, y escogeremos cuáles vamos a permitirnos comer una vez al día, cuales una vez a la semana y cuales una vez al mes.
Puede parecer un poco caótico, pero vais a ver mi ejemplo ahora: mis alimentos favoritos son las Lays, y en la lista de lo peor y mejor para mi estómago, no está entre los productos que peor me sienta. Por lo tanto, aunque no sea sano (sino no estaría en la lista de alimentos a controlar), las Lays pasan a ser un alimento que puedo permitirme una vez al día, en una proporción moderada, y solo cuando realmente me apetezcan, pero están permitidas.
Lo mismo ocurre con los alimentos a base de harina integral, como el pan o la pasta. No son perjudiciales si los consumo con cierto control, ya que en grandes proporciones sí que me sientan mal durante la digestión. Por eso pasan a ser alimentos que puedo consumir a diario, si fuera el caso.
Esos han sido algunos ejemplos de cómo he decidido repartir mis alimentos entre los que escoger al día, a la semana o al mes. El reparto tiene que ser realista, porque si no, seguramente vas a acabar rompiendo tus propias reglas, sobre todo al principio.
Ahora os muestro el resultado:
ESCOGE 1 AL MES
Harinas refinadas: pan, donuts, pan chino, tartas, brownie, galletas, croissant, pasta blanca, bollería en general.
ESCOGE 1 A LA SEMANA
Lácteos: quesos, cremas, yogures, helados, tartas, bollería que lleva mantequilla,
Azúcar: regalices, gominolas, postres, bollería, helados, tartas, sidra sin alcohol,
ESCOGE 1 AL DÍA
Patatas fritas Lays
Harinas integrales: pan, tortillas y pasta
Como veis, la mayoría de los productos alimenticios que me gustan, se encuentran en mas de una categoría, porque siempre son los mismos, aquellos que llevan lácteos, azúcar y harinas refinadas.
No he incluido en ninguna categoría las harinas de garbanzo, arroz, almendras, o cualquier otra harina de este estilo, porque no las considero nocivas para la salud en ningún sentido. Pero igualmente, no podemos pasarnos el día comiendo productos que estén hechos con estas harinas, o azúcares naturales como la miel, ya que igualmente van a llenarnos de calorías que no necesitamos, a menos que estemos manteniendo un estilo de vida realmente exigente.
Paso cuatro: Las reglas del juego
Pues bien, como dijimos antes, esto no es una dieta, ni un menú, pero tiene reglas. Es como quien dice “en mi desorden hay un orden”. Nosotros vamos a tener flexibilidad, pero dentro de unos límites, para no perder el objetivo.
Las reglas van a ser bastante simples y suaves (para principiantes), ya que conociéndome como me conozco, sé que de a poco es mejor que de golpe:
Lo primero, seguir nuestra lista, escoge 1 alimento al mes de (los que sean que hayas incluido), 1 alimento a la semana y 1 al día.
Lo segundo, un alimento al día. Cada día solo puedes consumir uno de los productos de tu “lista negra”. Es decir, que si un día has decidido comerte un donut, que forma parte de los productos alimenticios a consumir solo 1 vez al mes, ese día no consumes ninguno mas de toda la lista. Además el donut contiene al menos tres de mis categorías de productos dañinos, tiene azúcar refinada, harina blanca y lácteos, por lo que, si me comiera el donut, ya no me permitiría nada mas ese mes que contuviera harina blanca, y nada que contenga lácteos o azúcar hasta la siguiente semana.
Sé que lo que se estila actualmente al llevar una dieta – estilo de vida, es darte el gustazo una vez a la semana, pero como ya he dicho antes, estas reglas no pretenden crearte una obsesión por consumir tus “adicciones mas nocivas”, no quiero ningún atracón.
Y, además, puede que os pase como a mí, que cuando me permito algo cada día, luego no me apetece, y se queda como una hermosa opción en la retaguardia de mis ansiedades.
Para entenderme, y llevar un cierto registro de los días y lo que ya he consumido para no repetirlo (si no hiciera esto, solo escogería cada día productos con harinas refinadas, los cuales me los permito solo una vez al mes), he creado 3 símbolos muy simples de los ciclos de la luna que seguro vais a entender:
Paso cinco: calendario semanal
Ahora solo queda crear tu calendario semanal donde poder marcar cada día con uno de los símbolos de los alimentos del mes, de la semana y del día. Evidentemente, si ves que en tu calendario vas por la tercera semana y ya has consumido el alimento de tu categoría mensual, sabes que hasta que no cumplas 4 semanas, no puedes volver a escoger nada de esa lista. Y no, esto no es como los datos de internet que se acumulan en el móvil si no los usas, al final de las 4 semanas, lo que no hayas consumido, ahí se queda.
Vamos a ver un ejemplo de cómo podría quedar tu calendario final, acorde con tus elecciones de alimentos nocivos.
Pues esto ha sido todo, recordad que si llegáis a realizar este “diario” me encantaría ver vuestros ejemplos, los símbolos que habéis escogido para vuestro calendario y los tipos de alimentos que más os tientan.
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