Seamos conscientes o no, constantemente, estamos hablando con nosotros mismos, ¡y no es que estemos locos! Estamos tan acostumbrados a que nuestro cerebro funcione de esta manera, que el auto-diálogo puede pasar desapercibido. Hay personas en las que predomina un diálogo interno positivo y motivador, mientras que en otras, prevalece otro cargado de críticas destructivas y reproches.
El diálogo interno te va moldeando y eres lo que te dices y lo que crees que eres, ¡así que mucho cuidado con los mensajes que te lanzas! Nuestro cerebro se guía por lo que le decimos, de esta forma, si le repetimos que somos torpes, poco valiosos, eso es lo que él se creerá y actuaremos acorde a esta creencia. Por el contrario, si nuestra charla interna desprende seguridad, confianza, entonces estarás construyendo una realidad en la que efectivamente serás así.
Imagínate que otra persona, te habla con desprecio, no confiando en ti, infravalorándote, ¿Cómo te sentirías?, ¿Qué pensarías de esa persona? ¿Te gustaría que fuera tu amigo? Las respuestas parecen bastante obvias, pero entonces… ¿por qué actúas así contigo mismo? ¡Aquí hay algo que no cuadra! ¿Será que estás tan acostumbrado a hablarte y tratarte así, que lo tienes muy interiorizado?, ¿crees que no es fácil de cambiar?
El primer paso es darte cuenta de cómo es esta charla incesante contigo mismo e identificar los enemigos que actúan en tu contra, como:
Crítica: Piensas que no vales lo suficiente y/o que no estás a la altura de las circunstancias, te hablas y tratas dura e injustamente, sobredimensionando negativamente tu comportamiento y las consecuencias del mismo.
Miedo: Te llenas de miedo con pensamientos alarmantes y aterradores, haciendo las situaciones peores de lo que son, imaginando multitud de posibilidades trágicas. ¿Cuántas veces te vas a la cama con el peor de los guiones para tus problemas?
Culpabilidad: te machacas con la responsabilidad que te otorgas por hechos pasados, no te crees digno de perdón.
Una vez que eres consciente de cómo es ese auto-diálogo negativo:
Empieza a debatir esas creencias, todo depende del cristal con el que se mira, ¡relativiza! Si según tu rígido criterio cometes una equivocación, ¡quizás no sea para tanto! Si le pasara a otra persona, ¿lo verías tan grave como cuando te pasa a ti?
Date permiso para cometer errores y aprende a perdonarte por lo que te sientas culpable. Aprender a perdonarnos es aprender a vivir.
Empieza a resaltar lo positivo y a hablarte de forma más cariñosa, mímate.
Practica con regularidad ejercicio físico, relajación, meditación… te ayudará a acallar tu mente y tener pensamientos positivos.Y
Y no olvides tener paciencia contigo mismo.
Vigila tus pensamientos, se convertirán en palabras.
Vigila tus palabras, se convertirán en actos.
Vigila tus actos, se convertirán en hábitos.
Vigila tus hábitos, se convertirán en tu carácter.
Vigila tu carácter, se convertirá en tu destino.