Un psicólogo es una persona “normal”, de carne y hueso, que tiene problemas, miedos, que atraviesa baches, no siempre toma las decisiones personales más acertadas, pasa por momentos de estrés, ansiedad y otros procesos (duelo ante la pérdida de algún ser querido, rupturas amorosas, problemas laborales, etc.). En ocasiones necesita (y es muy recomendable) acudir a otro psicólogo, que como a cualquier persona que va a terapia, le repercute en su bienestar personal, y esto hace que influya positivamente a la hora de trabajar él como terapeuta.
Un psicólogo no trata con locos, sino todo lo contrario, con personas que están interesadas en su bienestar, en conocerse mejor y vivir de acuerdo a sus valores, que quieren superar sus dificultades y vivir su vida de forma más plena y consciente. Poco a poco también se concibe la psicología desde la prevención, no hay que estar atravesando una mala racha o tener serios problemas para acudir a un psicólogo.
El psicólogo actúa como espejo para que puedas ver puntos ciegos que normalmente te cuesta ver en ti, potencia tus cualidades positivas (que muchas veces las dejas pasar por alto), te ayuda a revisar tu diálogo interno y tus creencias que te limitan, para que a lo largo del proceso, vayas conociéndote y queriéndote más. El psicólogo no tiene una varita mágica que resuelva todos los problemas, no lo sabe todo, aunque se esfuerza por buscar soluciones para conseguir tu bienestar.
No tengas miedo en acudir al psicólogo, es el momento de despegar y volar!