Con el descenso de temperaturas nuestro cuerpo responde de varias formas: contrayendo los músculos, aumentando el consumo calórico, etc. La contracción de músculos hace que estemos en tensión y se produzca rigidez, por lo que las articulaciones se resienten y pueden aparecer más lesiones durante esta época de año.
De este modo, un estudio llevado a cabo por el Instituto Poal de Reumatología de Barcelona y la Unidad de Salud Articular, encabezado por la doctora Ingrid Möller, reumatóloga y directora del Instituto, han confirmado la relación existente entre el frío, la humedad y el dolor de las articulaciones. Por todo ello, podemos confirmar que es cierto: el frío afecta a las articulaciones.
“Alrededor del 40% de los enfermos son susceptibles de sufrir un aumento del dolor con el cambio de temperaturas”, añade la doctora, siendo el principal motivo la contracción de los músculos por la bajada de temperaturas. Ante esto, ¿qué podemos hacer?
Ejercicio. La práctica de algún deporte suave o moderado es importante durante todo el año, pero especialmente en estos meses, pues permite que las articulaciones sigan activas. Para ello, podemos realizar deportes como la natación, pilates, yoga… y muchas otras alternativas.
Alimentación. Hay dolencias como la artritis, el reuma, etc. que pueden mejorar si evitamos la retención de líquidos con ayuda, por ejemplo, de remedios naturales.
El calor. Mantas eléctricas o cualquier otro medio para aplicar calor local en las articulaciones será bien recibido por nuestro cuerpo.
Plantas medicinales, como el harpagofito. Los componentes de esta planta tienen actividad antiinflamatoria. Además, según un estudio realizado en Alemania, la raíz de harpagofito tiene una eficacia terapéutica comparable a la de los analgésicos convencionales y con una mejor tolerancia.
¿Te apuntas a una mejor salud articular con harpagofito?
Imagen cortesía blogs laveupv