A estas alturas del invierno, somos muchos los que empezamos a añorar con fuerza la llegada del verano. Los días son más cortos, las calles están más vacías, el frío no invita a salir... y todo eso, al final, nos pasa factura. Pero no solo a nivel anímico, el frío, la humedad y la presión atmosférica también tiene sus efectos negativos sobre nuestra salud física, siendo especialmente duro con personas afectadas por enfermedades como la artritis, la artrosis, el lumbago... Seguro que en alguna ocasión habéis oído a alguien decir "¡va a llover, lo noto en la rodilla!" o "se me ha metido el frío en los huesos". Pues lo cierto es que razón no le falta, y hoy vamos a descubrir por qué, cómo afecta el frío a nuestro cuerpo y cómo aliviar los dolores musculares y articulares.
Cómo afecta el frío a nuestra salud
Durante los meses de frío, la prevalencia de enfermedades cardiovasculares aumenta más de un 20%, según la Fundación Española del Corazón. Y es que un estudio realizado por investigadores del Lodon School of Hygiene & Tropical Medicina desveló que, por cada grado centígrado que disminuía la temperatura media diaria, aumentaba un 2% el riesgo a un ataque de corazón. Así, el principal motivo puede ser el aumento de infecciones respiratorias, que afectan directamente al empeoramiento de la insuficiencia cardíaca.
Pero, además, podría haber otras explicaciones a este efecto del frío sobre la salud de nuestro corazón. Por ejemplo, el frío activa en nuestro cuerpo el sistema simpático nervioso, liberando unas hormonas llamadas catecolaminas, que aumentan la frecuencia cardíaca. Por otro lado, el cuerpo debe hacer un esfuerzo extra para mantenerse caliente y, para ello, las arterias sufren un estrechamiento. Además, en esta época es más común la aparición de trombosis.
Sea cual sea el motivo, la conclusión es que las personas que padezcan de algún problema cardíaco deben llevar un mayor control durante estos meses y extremar las precauciones, con medidas como: abrigarse correctamente, evitar el alcohol y el tabaco, vacunarse contra la gripe, seguir una correcta alimentación...
Otra posible consecuencia del frío extremo, las tormentas y los cambios en la presión atmosférica es el aumento de los episodios de migrañas. Pero, además, la calefacción también puede ser el detonante de dolores de cabeza, principalmente por los cambios de temperatura y porque tendemos a pecar de temperaturas en interiores muy elevadas (por encima de los 23ºC), lo que implica un ambiente muy seco, un mayor riesgo a coger resfriados y, en consecuencia, una mayor frecuencia de jaquecas. ¿Y qué podemos hacer ante esto? Frente a la calefacción, lo que debemos hacer es mantener una temperatura máxima de 21ºC-22ºC durante el día y 17ºC durante la noche, usar humidificadores y ventilar las casas cada mañana. ¿Y para las migrañas? Lamentablemente, hay poco que podamos hacer frente al tiempo, por lo que intentaremos controlarlo con una buena alimentación, evitando salir de casa en las horas de frío extremo y tomándonos la medicación ante el primer síntoma.
Otro de los efectos que más notamos como consecuencia del frío es en nuestro estado de ánimo. Ya solo el disfrutar de menos horas de luz natural tiene su efecto sobre nuestra salud mental pero, además, hay personas especialmente sensibles a sufrir depresiones estacionales. Y, siendo sinceros, ni la lluvia, ni la niebla ni los resfriados ayudan a evitarlo.
Pero, en cualquier caso, no hay duda de que hay una parte de nuestro cuerpo que se lleva el 'premio gordo' en estos meses. Hablamos de los músculos y las articulaciones. Cuando oímos eso de “me duelen los huesos por el frío”, lo que en realidad estamos notando son molestias en las articulaciones. La razón es que, con el frío y los cambios de temperatura, el cuerpo experimenta un mayor entumecimiento y rigidez. ¿Por qué? Aunque existen numerosos estudios médicos al respecto, muchos de ellos contradictorios, podríamos definir algunos de los motivos por los que se produce esa reacción al frío:
- Durante el invierno, la presión del aire es inferior, lo que afecta al tejido que rodea a las articulaciones, exponiéndolas a lesiones y molestias.
- Con el descenso de las temperaturas, los músculos se contraen y se intensifican los espasmos o los calambres. Por ese motivo, al practicar deporte en invierno, es aún más importante realizar estiramientos y calentamiento.
- Por su parte, con el frío elevado, el líquido sinovial, responsable de lubricar los cartílagos, se vuelve más viscoso, favoreciendo una mayor propensión a la generación de fracturas fruto de la fricción.
- Las variaciones de temperatura son otro de los principales motivos por los que experimentamos estos dolores musculares. Esto, en realidad, es algo que puede afectarnos durante todo el año, ya que el problema se encuentra en la transición de un ambiente muy caluroso a uno gélido y viceversa: por tanto, en invierno nos veremos expuestos al pasar del calor de la calefacción al frío de las calles, y en verano, del aire acondicionado a las temperaturas extremas del exterior.
- Además, no hay que ignorar que, durante el invierno, tenemos una mayor exposición a virus respiratorios, gripes o resfriados, en cuyos síntomas encontramos los dolores musculares.
¿Cómo aliviar los dolores musculares? La respuesta está en el calor
Los tratamientos con calor se llevan utilizando ya muchísimos años a la hora de tratar este tipo de dolores, ya que relajan los músculos y aumentan el flujo sanguíneo de los tejidos, lo que permite reducir las molestias y experimentar una especie de efecto analgésico.
De esta forma, los parches ThermaCare® son una innovadora terapia para el alivio del dolor muscular y articular a través del calor. Están compuestos de unas ‘células térmicas’ con ingredientes naturales como el agua, la sal, el hierro o el carbón, que se calientan al entrar en contacto con el oxígeno presente en el aire.
Vienen en bolsitas herméticas individuales y en dos formatos, uno para los lumbares y la cadera, y otro para las muñecas, el cuello y los hombros. Así, cuando queramos hacer uso de los parches, solo tendremos que extraerlos de la bolsa e inmediatamente empezarán a calentarse al entrar en contacto con el aire. Pasados 30 minutos, ya estarán a 40ºC y así se mantendrán durante otras ocho horas.
Así, si este invierno estáis padeciendo dolores en los músculos o en las articulaciones, no dudéis en probar esta innovadora alternativa terapéutica basada en el calor. Según los estudios realizados, con dos días de tratamiento, el efecto sobre el dolor fue superior al alcanzado con tratamientos orales como el ibuprofeno o el paracetamol.