Si los retos no llegan por si solos, no se te ocurre que es posible ir a buscarlos.
Pero ¿para qué meterse en líos voluntariamente?
Prefieres esperar a que la vida te ponga retos para evolucionar, o no.
En función de las cartas que te reparten juegas de la mejor manera que sabes, sin cuestionarte si quizá, en lugar de jugar a las cartas, no preferirías jugar al parchís.
Sin embargo, si cada vez que te haces consciente de que llevas mucho tiempo en el mismo lugar, los retos te los pusieras tú, la vida sería una constante evolución.
¡Aprenderías mucho más y la saborearías a tope!
Quiero contarte el motivo por el que decidí dejar mi pasión para enfrentarme a un nuevo reto.
Tenía:
Negocio propio
Jornada laboral de 8 horas al día, de lunes a jueves
Sueldo neto de entre 2.500 y 3.500 euros al mes
¡Pero decidí reinventarme de nuevo!
Y me gustaría contarte por qué teniendo una trabajo que me apasionaba de verdad y una vida muy cómoda, decidí dejarla atrás en busca de evolución.
Hola, mi nombre es Tania y soy la creadora de RevolucionaT.
Un espacio desde donde ayudo a las mujeres a aceptarse y amarse a sí mismas, para que sepan lo que quieren, aprendan a confiar en ellas y puedan tomar las decisiones que les lleven a vivir la vida a su manera.
¡Como hago yo!
Enfrentar nuevos retos no es algo que me paralice, lo reconozco.
Sin embargo, he llegado aquí después de una constante y profunda búsqueda vital, donde he tenido momentos de sentirme realmente perdida.
Es cierto que cuando buscas mucho y en sitios diferentes, tienes más probabilidades de perderte. Pero es que de eso mismo se trata.
Al intentar buscar nuevos caminos y hacer cosas diferentes, me perdí necesariamente.
Y mientras buscaba la salida encontré:
Infinitas maneras de hacer las cosas
Infinitas posibilidades para explorar
E infinitos tipos de personas que no podría haber encontrado si me hubiese quedado quieta donde estaba
Estaba perdida, pero en un mundo enriquecedor y maravilloso.
Cada vez tenía más claro que no podría volver a mi trabajo de antes sin más, primero tenía que seguir explorando para poder dar lo mejor de mí.
¿Quieres saber cómo enfrentar nuevos retos sin sentir que eres un fracaso?
¿Quieres aprender a sacarle todo el jugo a tu vida?
¡Pues vamos a por ello!
Enfrentarse a nuevos retos voluntariamente: otra forma de hacer las cosas
Como te decía al inicio, lo normal es que esperes a que las circunstancias de la vida te pongan en la tesitura de tener que enfrentarte a un nuevo reto.
A casi nadie se le ocurre la feliz idea de retarse cada día, porque sí.
¿Cuántas personas conoces, que estando a gusto con su vida, decidan cambiar para evolucionar?
Casi nadie lo hace porque acojona, acojona mucho.
Por eso cuando alguien me dice que soy muy valiente, me gusta reírme y responder: “No, no soy valiente, lo que soy es un poco inconsciente” wink
Es muy complicado que alguien en su sano juicio, tome decisiones importantes cuando la vida le va bien.
Lo normal, aunque no es mi caso desde luego, es que cuando la vida te va bien no te plantees absolutamente nada.
Ni siquiera te planteas dar las gracias.
¡Te va bien! ¡Pues estupendo!
“Y que siga así mucho tiempo, y cuanto menos esfuerzo tenga que hacer yo mejor”.
El típico: “Virgencita, que me quede como estoy”.
En lugar de dar las gracias por la vida que tienes o plantearte cambios que puedan mejorarla, te aferras con fuerza a lo que ya has conseguido como si no hubiera nada más.
Te apegas a tu trabajo, a tu pareja, a tu situación en general.
Piensas que en cualquier otra circunstancia no sabrías vivir, no sabrías cómo actuar.
Por qué te da tanto miedo enfrentarte a nuevos retos
El miedo a enfrentar nuevos retos es totalmente normal.
Los nuevos retos dan mucho miedo precisamente por eso, porque son nuevos.
Lo nuevo, lo desconocido, te da pánico.
Todo lo que se salga de tu zona de confort no solo es un reto sino un esfuerzo añadido que no siempre estás dispuesto a aceptar.
Pues anda que no me he dicho yo muchas veces a mí misma: “¡Para qué me habré metido aquí con lo a gusto que estaba yo antes!”.
Pero enseguida se me pasa porque, en el fondo, sé que estoy donde tengo que estar porque yo lo he decidido así.
El miedo no te va a matar
¿Quién no tiene miedo?
¿Conoces a alguien que no tenga ningún miedo?
Esas personas no existen.
Todo el mundo tiene miedo: tú, yo y todo hijo de vecino.
Pero, ¿sabes qué?
¡El miedo no mata!
Lo que te mata por dentro es dejar que el miedo controle tu vida
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Enfrentarse a un nuevo reto, no solo no te mata sino que te da vida.
¿Cuántas cosas no haces por miedo?
Ya sea por miedo al fracaso, al qué dirán o a empezar de cero.
Tratas al miedo como si fuese lo más importante de tu vida cuando, en realidad, el miedo está ahí para ayudarte.
Si hicieses esas cosas que te dan tanto miedo, tu evolución personal sería descomunal.
Yo prefiero arrepentirme de las cosas que hago que de las cosas que no hago. ¿Y tú?
¡Para!, antes de que sea demasiado tarde
Tú y yo conocemos mucha gente que se ha reinventado, o enfrentado a nuevos retos, después de una importante crisis personal.
Te echan del trabajo y tienes que buscar otra profesión
Tu pareja te deja y tienes que aprender a quererte por tu cuenta
Tienes que volver a casa de tus padres porque te quedas sin un duro
En esos momentos sí te planteas cómo enfrentar nuevos retos.
En ese tipo de casos, te enfrentas a nuevos retos ¡por narices! No te queda otra.
O los enfrentas o te quedas viviendo en el pozo profundo para el resto de tu vida.
Te lo puedes tomar con alegría o renegar de tu situación al levantarte cada mañana, pero no te quedará más remedio que enfrentarte a ellos de una u otra manera.
Por lo general, enfrentar ese tipo de situaciones suele ser muy frustrante.
No es algo que hayas elegido voluntariamente.
Quizá te encantaba tu trabajo
Pensabas que esa pareja era el amor de tu vida
Te llevas tan mal con tus padres que volver a casa se te hace una tortura
Pero podría ser que:
Odiases ese trabajo del que te han echado, pero no te atrevías a dejarlo
Estuvieses hasta los “guitos” de tu pareja y sus tonterías pero no eras capaz de poner fin a la relación
Tus padres te necesiten y te apetezca volver a casa y echarles una mano pero lo ves como un fracaso
Si tu caso está entre las segundas opciones:
¿Por qué esperas que otras personas decidan por ti en lugar de tomar tus propias decisiones y enfrentar esos retos que sabes que necesitas?
¿Por qué esperas que otras personas decidan por ti en lugar de tomar tus propias decisiones?
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Reinvención por depresión
Conozco muchos casos de personas que se han reinventado profesional y personalmente después de una depresión.
La vida les puso delante una situación que detestaban y no supieron verlo a tiempo.
Y enfrentarse a nuevos retos fue la manera que tuvieron de hacer frente a esa depresión, a esa insatisfacción existencial.
Te despiertas un día y te das cuenta de que tu vida no te llena, que no estás donde quieres estar, que nada de lo que ves a tu alrededor te satisface.
Pero no haces nada, te quedas ahí, quieto, esperando que la vida decida por ti.
Así que poco a poco te vas metiendo en un pozo cada vez más profundo y cuanto más bajo caigas, más complicado será volver a reflotar.
¡No esperes a entrar en una depresión para tomar medidas!
¡Hay muchas cosas que puedes hacer antes!
Si no te gusta donde estás muévete, no eres un árbol
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¡Me encanta esta frase!
¿Has encontrado ya tu pasión? ¡Pues olvídalo!
Hay gente que piensa que no tiene sentido enfrentarse a nuevos retos hasta que no hayan encontrado su verdadera pasión.
Incluso el que sabe cuál es su verdadera pasión utiliza esta excusa para seguir quietecito en la zona de confort.
Sé que estás bombardeado con esto de encontrar tu pasión.
Incluso puede que hayas tenido la inmensa suerte de haberla encontrado, dedicarte a ella y que te vaya genial.
Pero si no es tu caso, ¡olvida lo de la pasión!
Pasiones y propósitos de vida hay millones.
No creo que haya una única pasión o un solo propósito destinado para ti.
Creo que hay un mundo entero de posibilidades para explorar y que no tienes que quedarte solo con una, si no te apetece.
Es cierto, y está comprobado estadísticamente, que las personas que se especializan en algo a fondo suelen tener más probabilidades de éxito que las que tocan muchos palos.
Pero estamos hablando en términos generales.
También hay mucha gente que hace de todo y le va fenomenal.
Depende de taaaaantas cosas.
Los multiapasionados o multipotenciales: una nueva raza
Precisamente quería hablarte de esas personas que no tienen una única pasión.
Al igual que tú, creyeron durante mucho tiempo que les faltaba un tornillo.
“Algo tiene que estar mal en mí, ¡no encuentro mi pasión!”.
“Mira que le he buscado por todos sitios pero ¡oye, que no aparece!
Voy a volver a mirar en el cajón de los calcetines a ver…”
Hasta que un día se dieron cuenta de que no tenían una pasión, ¡tenían un montón de ellas!
¿Son peores personas por eso?
¿Son profesionales menos válidos?
¿Van a fracasar?
¡Pues no!
Hay muchos multiapasionados que están viviendo tranquilamente de todas sus pasiones a la vez, superando el miedo a enfrentarse a nuevos retos.
O de una pasión, y luego de otra, y luego de otra, según les viene en gana.
Es cierto que en algún momento he llegado a pensar que yo podía ser una de esas personas multiapasionadas.
He hecho muchas cosas que me apasionan a lo largo de mi vida y todavía no sé con cuál me voy a quedar.
Pero, normalmente, se llama multiapasionados a las personas que tienen muchas pasiones que son diferentes entre sí.
Y creo que las mías, de una u otra manera, están muy relacionadas.
He dedicado casi 20 años a dar clases de todo tipo en gimnasios y escuelas de baile.
Esa era mi profesión principal hasta hace muy poco.
Sin embargo,
Escribir
Y todo lo relacionado con el desarrollo personal y los estudios de género
Han sido otras de mis pasiones de toda la vida.
¿Por qué quedarme solo con un camino?
Es el momento de que te cuente un poco más de mi historia porque te aseguro que sé cómo enfrentar nuevos retos.
Qué me llevó a dejar mi pasión para reinventarme
Lo que yo quería ser de pequeña era artista: bailarina, cantante, actriz, cualquier cosa que tuviera que ver con el mundo del espectáculo.
Al final me quedé con lo de bailar y me convertí en una profe de baile encantada de la vida.
Sin embargo, con 22 años sufrí un accidente de tráfico que me provocó una lesión en la espalda.
Suena grave pero no fue para tanto wink
El médico me recomendó que redujese el ritmo de trabajo porque no era recomendable que me pasase tantas horas dando botes.
Así que busqué otras disciplinas que me permitieran seguir trabajando en el mismo mundillo.
De este modo, conocí el Método Pilates, el Yoga, y todas estas terapias que podía alternar con mi trabajo como profe de baile, sin dejarme la espalda en el intento.
Como todo lo que tuviese que ver con el mundo “fitness” me encantaba, me sentí muy cómoda con mi nueva profesión.
Mientras tanto, me licenciaba en Periodismo, porque otra de las cosas que me gustaba muchísimo era escribir.
Tenía muy claro que siempre me dedicaría a trabajos que me apasionasen, así que siempre los tuve.
Trabajaba en lo que quería y ganaba buenos sueldos.
Ya…¡una periodista dando clases en un gimnasio!
¡Oh my god!
Una etapa que llega a su fin
Pero eso era lo que más me apetecía en ese momento y me daba igual el prestigio social y todas esas chorradas.
Pasaron los años y por cosas del “destino” tuve que cambiar de ciudad, de comunidad y, por tanto, de vida.
Me fui a vivir a otra ciudad y me surgió la posibilidad de montar mi propio negocio, que era uno de mis sueños por cumplir.
Durante 6 años fui la dueña y señora de mi propio Centro de Pilates, Yoga y Danza Moderna.
No solo era un negocio que me daba mucha pasta y me permitía tener libres todos los fines de semana (más las vacaciones que yo quisiera puesto que era mi propia jefa), sino que además ¡me encantaba!
Pero un día, sentí que esa etapa había llegado a su fin.
El caso es que estaba contenta:
Vivía en una ciudad que me gustaba
Tenía un piso chulísimo en el centro y al ladito del trabajo
Mi propio negocio
Un sueldazo
Coche
Amistades importantes
Pero me preguntaba: “¿Ya?”
“¿Y ahora qué?”
Tenía 32 años y…¿ya? ¿Eso era todo?
De repente, algo dentro de mí que no sabría explicar, me obligaba a decidir entre quedarme quieta o seguir explorando.
Había que enfrentar un nuevo reto pero ¿cuál?
Ante mí se abrían solo dos caminos:
Quedarme donde estaba y ampliar el negocio, o quizá tener hij@s.
Cambiar de vida radicalmente y embarcarme en nuevas aventuras lejos de allí
Y qué quieres que te diga…
¡Me pareció mucho más interesante la segunda opción!
Ya sabía cómo enfrentar nuevos retos, ya lo había hecho antes en varias ocasiones.
Así que estuve más de un año planeando con mi pareja un viaje mochilero por Asia.
Lo dejaríamos todo, yo traspasaría mi negocio, cogeríamos la mochila con 4 cosas y ¡ale! ¡a vivir que son dos días!
Y a la vuelta ¡ya veríamos!
La idea era volver a los 7 meses, buscar una ciudad nueva para vivir y empezar de cero.
¡Porque sí!
Todo nos iba bien, nuestra vida no tenía ninguna pega importante
Yo estaba muy cómoda con mi situación personal y laboral, palabrita del Niño Jesús
Pero sentí en lo más profundo de mi corazón que había llegado el momento de cambiar.
¡El alma me pedía cambios!
Quería probar cosas nuevas, explorar, investigar…
Lo que no sabía es que detrás de ese gran cambio se escondía la mayor crisis existencial de toda mi vida.
El porqué de mi crisis existencial
El viaje fue la pera limonera.
Una experiencia para repetir sin duda.
Fue durante el viaje donde se me ocurrió la idea de montar un negocio online, con la obsesión de poder ayudar a miles de personas de todo el mundo y tener la libertad de volver a viajar cuando quisiera.
Con ese negocio online podría dar rienda sueltas a 3 de mis pasiones olvidadas ¡al mismo tiempo!
Escribir
Desarrollo personal
Y estudios de género
Podría decirse que estaba diseñando el trabajo de mis sueños.
Pero claro, no solo no sabía nada de negocios online sino que siempre he sido alérgica a la tecnología.
Si hijo sí, todo lo que llevase más de dos botones se me hacía un mundo.
Mi chico se ríe cuando recuerda que hace tiempo pensaba que sin wifi no podía hacer llamadas con el móvil.
¡Eh!
¡No te rías! wink
¡Esto del negocio online sí que iba a ser enfrentarse a nuevos retos!
A la vuelta del viaje me sentí más perdida que en toda mi vida:
No tenía casa propia
Había elegido un trabajo con el que no me sentía nada cómoda y de lenta remuneración
Con lo cual, no tenía ingresos
Y no sabía cuándo volvería a tenerlos
Cada vez que alguien me preguntaba: “¿Y ahora qué? ¿Ya tienes trabajo?”
Me daban ganas de asesinar y luego quedarme sentada en una mecedora riendo maléficamente.
“¡Hace meses que tengo trabajooooooo!
Lo que pasa es que no es remunerado todavía, ¿vale?”
Esas preguntas me hacían sentir impotente.
Era como si tuviese que justificar continuamente que no paraba de trabajar todo el día, aunque nadie tuviese ni pajolera idea de cuánto.
Y de nada servía intentar explicarle a alguien que no ha tenido nunca un negocio online, en qué narices empleabas el tiempo todo el día.
Hay que reconocer que los negocios online, al principio, son frustrantes que te cagas.
Y como yo siempre me había sentido como pez en el agua, laboralmente hablando, me costó hacerme cargo de esa nueva situación, que encima yo había elegido voluntariamente.
Siempre sentí que mi trabajo me daba identidad.
Después del viaje, ese nuevo trabajo que empezaba desde cero, no tenía nada que ver con lo que yo había sido antes.
¿Quién era yo entonces?
¿Cuál era mi identidad ahora?
¿Quién era yo?
Todo era nuevo, todo era incertidumbre, todo eran retos.
No sabía si mirar a la derecha, a la izquierda, o si quedarme quieta a ver si alguien venía a rescatarme.
Me sentía total y absolutamente perdida pero, a la vez, más libre que nunca.
Como no tenía nada a lo que agarrarme, podía agarrarme a lo que me diese la gana.
Al no tener nada fijo, podía seguir explorando posibilidades.
Como no tenía ingresos, tenía que aprender a administrarme y trabajar duramente para que mi proyecto online pudiese convertirse pronto en un negocio rentable.
¡Sí o sí!
La reinvención es evolución
Reinventarse de la manera que sea:
Por circunstancias de la vida, como hice cuando cambié el baile por el Pilates después del accidente
O voluntariamente, como hice cuando cerré mi negocio físico para irme a viajar
Es una evolución en sí misma.
Reinventarte te obliga a:
Aprender cosas nuevas
Retarte a ti mismo
Gestionar la incertidumbre
Enfrentarte a tus miedos
Crecer como persona
Reinventarse debería ser algo recomendado por el médico de cabecera wink
Si te gustas donde estás quizá todavía podías estar mejor
Quizá te pasa lo que me pasaba a mí…
Te gusta tu vida:
Tienes un trabajo cómodo
Un sueldo más que decente
Vives bien, relajado, sin grandes altibajos
Puedes permitirte bastantes caprichos
Eres un profesional reconocido
¿Por qué cambiar? ¿Para qué enfrentarse a nuevos retos?
Sin embargo, ¿cuántas veces te quejas de que no tienes tiempo de hacer las cosas que tanto te gustan?
¿Cuántas veces te quejas de que deberías viajar más?
¿Cuántas veces piensas que podrías ganarte la vida haciendo otras cosas más apasionantes?
¡Montooooones de veces!
Porque hay algo dentro de ti que sabe que la vida es mucho más que comodidad.
La comodidad está bien en algunas etapas de la vida.
Yo he tenido mucha comodidad en mi vida y cuando vuelva a tenerla la disfrutaré muchísimo.
Igual que disfruto las épocas de cambios, de incertidumbre, de retos.
¿En cuáles he aprendido más?
En las épocas de cambios y retos, por supuesto.
Es en esos momentos, cuando realmente te haces consciente de lo que eres capaz.
Así que si te gusta dónde estás, ¡genial!, ¡disfrútalo!
¿Pero quién te dice que no podrías estar mejor?
¿Quién ha dicho que a cierta edad ya no se pueden buscar nuevos caminos?
¿Por qué hay que dedicarse toda la vida a lo mismo?
Claves básicas para enfrentarse a nuevos retos sin morir en el intento
Lo sé,
Hacer cosas nuevas
Enfrentarse a nuevas situaciones
Y salirse del tiesto
¡Te da pavor!
Por eso, me gustaría dejarte las claves que a mí me han ayudado a atreverme a enfrentar nuevos retos y a evolucionar cada día.
1. Analiza tu situación: ¿hay algo que podría mejorarse?
Te estás haciendo preguntas
Este artículo te pica un poco
Hay días que te replanteas si donde estás es donde quieres estar
¡Entonces algo pasa!
Hay algo que no te acaba de convencer.
Hay algo con lo que no estás del todo satisfecho.
Cuando yo te hablo de que traspasé mi negocio para irme a viajar a pesar de que estaba súper a gusto con mi vida, se me llena la boca.
A gusto, a gusto, a gusto.
Pero, en realidad, había alguna pieza que no encajaba bien, si no no me habría planteado el cambio.
Había llegado un momento de mi vida que había que tomar decisiones:
Echar raíces donde estaba
Explorar nuevos horizontes
Sí, estaba bien donde estaba, pero ¡quería nuevos retos y no lo dudé!
Ahora te toca a ti analizar tu situación:
¿Estás totalmente satisfecho con la vida o sueñas con hacer otras cosas?
¿Estás satisfecho de verdad o es que tienes miedo a enfrentar nuevos retos?
Hay ciertas preguntas que solo las puedes responder tú.
¡Sé honesto contigo mismo!
2. Trabaja tu auto conocimiento y tu autoestima: miedos, frustraciones, puntos de dolor
Puede ser, porque a mí también me ha pasado, que por más preguntas que te hagas no seas capaz de encontrar las respuestas.
Hacer terapia es una alternativa perfecta para encontrar respuestas.
Si encuentras la forma de indagar en tu propio auto conocimiento, podrás saber quién eres y qué quieres.
Si consigues aumentar tu autoestima, tendrás la confianza que necesitas para hacer frente a lo que sea.
Cuando aprendes a gestionar tus emociones y a ser honesto contigo mismo, la vida cambia de color.
¡Te conviertes en una persona nueva!
Con más seguridad
Más capaz
Mucho más libre
Hacer terapia no es para locos.
Creo que en la época en la que estamos, pensar así ha quedado obsoleto.
Todo el mundo debería hacer terapia durante toda su vida.
¿Acaso no comes cada día para tener tu cuerpo alimentado?
Pues la terapia es el alimento del alma.
La terapia es el alimento del alma
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La persona que soy hoy no se la debo solo a mis padres o a las circunstancias de mi vida, sino a la cantidad de cursos, formaciones y terapias por las que he pasado (y seguiré pasando).
A veces piensas que estarías mejor en otro lugar, en otro trabajo, con otra pareja, y el problema no está ahí fuera.
Muchas veces, la mayoría, el problema está dentro y es mucho más fácil darse cuenta a través de la terapia.
En mi caso, no había ningún problema, simplemente quería hacer cosas nuevas ¡y lo hice!
Pero si no hubiese trabajado mi propio crecimiento personal durante tantos años quizá no habría sido capaz de verlo, me habría quedado encasillada o le habría echado la culpa a quien no la tenía.
3. Márcate retos reales que te permitan crecer
Igual te has emocionado y ahora quieres ser bombera, a tus 57 años.
¡Para el carro!
Es genial ser optimista y positivo, ¡que aquí delante tienes a una optimista patológica!
Pero para conseguir objetivos reales y no morir en el intento, las metas también tienen que ser reales.
A mis 34 años, tengo que asumir que ya no podré ser jamás la primera bailarina de ningún ballet internacional.
Lo acepto con calma y serenidad.
Pero hay otras mil cosas que sí que puedo hacer.
Márcate retos reales.
Empieza con retos pequeños para practicar e ir aumentando tu confianza.
Enfrentarse a un nuevo reto cada día, por pequeño que sea, te da poder, ¡te lo aseguro!
Irás cumpliéndolos poco a poco, pasito a pasito, y cada día estarás un poco más cerca de conseguir lo que te propongas.
No quieras hacerlo todo de golpe y a la primera.
Quien camina lento disfruta más del paisaje y llega mejor.
4. Pasa a la acción
Este punto es indiscutible.
Si te inflas de leer blogs, vas a terapia y te apuntas los retos en un papel pero no haces absolutamente nada más…
¡Vas a conseguir poco!
Tienes que:
Enfrentar tus miedos
Aplicar los consejos que resuenen en ti
Tomar cartas en el asunto
¡Acción, acción, acción!
Como se dice por aquí: “Más vale hecho que perfecto” wink
Tienes que hacer algo, no te puedes quedar solo en las palabras.
Somos lo que practicamos
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5. Permítete ser un principiante
Uno de los retos que te dan más miedo, sobre todo a nivel laboral, es ser un principiante.
Pasar de un trabajo que controlas a la perfección, a un trabajo donde tienes que empezar de cero.
¡Eso sí que es miedo del bueno!
Justo lo que me ha pasado a mí.
Llevaba con mi negocio 6 años, pero muchos más dedicándome al mismo tipo de trabajo.
Lo adoraba y se me daba genial.
Sabía perfectamente lo que tenía que hacer en cada momento y nunca me faltó clientela.
Con el negocio online todo se dio la vuelta.
No sabía absolutamente nada, de nada, de nada.
Sí, me gustaba escribir y ayudar a mujeres, pero es que resulta que un negocio online es muuuuuuuchas otras cosas.
Así que me tuve que liar la manta en la cabeza y aprender.
Pero claro, lo quieres hacer todo perfecto desde el principio.
Quieres ser el mejor escritor con tu primer artículo
Ganar el concurso del mejor blogger del año cuando llevas dos meses
Quieres saber de wordpress, de plugins, de SEO y de código desde el momento 1
¡Impósibol!
Si supieras de todo desde el principio no estaríamos hablando de enfrentarse a nuevos retos, ¿no?
Si empiezas de cero tendrás que aceptar de antemano que serás un principiante durante un tiempo.
Pero como te encanta lo que haces y tienes unas ganas locas de aprender, no pasa nada.
¡Disfruta del proceso!
Estamos aquí para aprender.
Tu vida no tiene otro sentido, ni otro motivo.
¡Has venido a aprender!
Ahora ya sabes cuál es uno de tus propósitos wink
Conclusiones
Dejé una de mis pasiones y me reinventé, desde cero, recuperando otras cuantas de esas pasiones que había olvidado por perseguir la primera.
Además, lo hice voluntariamente.
¿Miedo?
¡Pues mucho!
¡Claro que yo también tengo miedo!
Pero sé que cuando el miedo aparece es porque se avecina movida, y la movida me gusta más que a un tonto un lápiz.
Eso sí, movida de la buena:
Cambios
Novedad
Cantidad de aprendizajes
Nuevas amistades
Diversión
No quiero dejar de aprender y divertirme, ni un minuto de mi vida.
Buscar retos y enfrentarlos, es la manera más maravillosa y gratificante que vas a encontrar para aprovechar tu vida a tope.
Con cada cosa que aprendas
Cada vez que te salgas del camino
Cuando saltas de la zona de confort
Lo que se abre ante ti es el mundo, al completo, en todo su esplendor.
¡Cuidado!
Nadie ha dicho que te vaya a salir bien.
Se trata de aprender y evolucionar, y para eso a veces hay que patinar más de una vez.
Eso no significa,
Que te hayas equivocado
Ni que hayas fracasado
O que no sirvas para eso
Lo único que significa es que tienes que seguir aprendiendo un poquito más, de tu trabajo, tu vida o de ti mismo.
Y, perdóname que te lo diga, normalmente se trata de ti mismo.
Enfrentarse a nuevos retos es la manera perfecta de saberlo todo de ti, de reencontrarte contigo mismo, de aprovechar la vida de verdad.
No hay nada más gratificante que ir avanzando en la vida.
Miras atrás y te das cuenta de que has hecho un montón de cosas y que te quedan un montón más por hacer.
No esperas a que la vida pase y te traiga lo que ella quiera:
Si te trae algo que no te gusta, puedes aceptarlo o cambiarlo
Si te gusta lo que te trae, da gracias y no te conformes si no crees que sea el momento
Y lo más importante de todo:
Que nadie te diga lo que tienes que ser, a la edad que tienes que serlo y de qué manera se hace.
¡Eso solo puedes decidirlo tú!
¡Y yo puedo ayudarte!
Si eres una mujer insegura, a la que le falta confianza para enfrentar nuevos retos, que no se atreve a tomar decisiones, que piensa todo el tiempo en lo que van a pensar los demás, ¡tengo un regalo para ti!
¡Disfrútalo muchísimo!
Y ahora cuéntanos:
¿Enfrentas retos voluntariamente o te quedas esperando a que la vida te los ponga delante?
¿Crees que es un poco kamikaze buscar cambios cuando tu vida está “bien”?
¿Cuántas veces has saltado de tu zona de confort?
¡Estoy deseando leerte!
MIL GRACIAS POR HABER LLEGADO HASTA AQUÍ
Y ya sabes, si crees que este artículo puede ayudar a alguien ¡no dudes en compartir! Cuestión de Karma wink