Personas que en un momento concreto tienen que tomar la voz y dirigirse a un público presente, presentaciones en empresa, reuniones de propietarios, vecinos, reuniones de padres en escuelas, institutos, alumnos en exámenes orales, o relaciones con la pareja, de intimidad, declarar aquello que está perturbando la relación y no decides o no das el paso para comunicarlo y todo ello solo hace que empeorar tu situación, ansiedad y más ansiedad, rozando ya el pánico cuando la situación se acerca.
Pero también en otras situaciones muy diversas, estando en el bus o tren, decido cambiar de lugar, por el motivo que sea, la primera idea que me susurra mi dialogo interior es, van a pensar que no quiero estar con ellos, pensaran que me siento mal con ellos, que soy clasista, estirada, etc.
Lo mismo en espectáculos, cines etc., si una vez empezado decido cambiarme de lugar.
¿Por qué me sucede esto?
Miedo a hablar en público, miedo al qué dirán o pensarán, si hago esto o hago lo otro, esta situación nos sucede cuando no estamos seguros de nosotros mismos, y entramos en ese diálogo interior de pros y contras.Como se lo tomará si digo lo que me está sucediendo o estoy sintiendo, cómo reaccionará la otra persona, mi pareja, mi jefe, amigo o vecino.
Todo ello denota una falta de autoestima y reconocimiento, una falta de empoderamiento, que ya lo trataré en otros artículos, pero dada la situación, que podemos hacer.
Esto nos genera una situación de estado de alerta, de preocupación y ello conlleva el ya sabido aumento de la ansiedad.
Esta ansiedad se nos presenta como respuesta biológica a una amenaza, pero como ya es sabido en la ansiedad, la amenaza en totalmente imaginaria, reside en nuestra mente, en nuestro dialogo interior.
Nuestro dialogo interior con sus pros y contras nos crea una percepción distorsionada de la realidad, nuestro cerebro la amígdala, lo detectara como una situación amenazante y empezaremos a generar el famoso cortisol para estar alerta a las agresiones y la adrenalina para responder con violencia a las agresiones o salir huyendo.
Nuestro ritmo cardiaco se acelera, para impulsar más sangre a las extremidades, para la lucha o la huida, nuestro oído se amplifica y todo nos retumba en la cabeza con algunos pitidos, la vista se focaliza hasta llegar a la visión túnel, nuestro estomago se encoge al igual que los esfínteres, para no dejar rastro a los depredadores, nuestra temperatura aumenta, empezamos a sudar y la respiración se acelera.
Estamos a punto dispuestos para salir corriendo o atacar, como yo les digo si ahora cae una bomba, tu sales disparado de la consulta y te salvas, pero yo por el contrario no me da tiempo a reaccionar y caigo presa de mi falta de activación y respuesta, porque yo estoy en modo relajación y en zona de confort, en cambio tu estas en estado de alerta de amenaza de agresión.
Los estados de ansiedad al igual que el miedo nos salva la vida, estos estados son esenciales para salir o enfrentarnos a las amenazas, accidentes, agresiones, desastres naturales, por eso tenemos todo este sistema que he descrito anteriormente, que nos hace estar eficientemente eficaces para el enfrentamiento o huida de estas situaciones en las cuales esta nuestra sobrevivencia, familiar, social, económica o de vida.
Pero lo que encontramos no es una amenaza exterior real, no hay ningún depredador, accidente, desastre natural o agresor, pero nuestro dialogo interior ha creado una situación de amenaza totalmente mental, y nuestra biología neuronal le ha dado respuesta como si se tratase de una amenaza exterior real.
De sabido es la frase:
Nuestra mente referente a las emociones no distinguen entre realidad o ficción.
Por eso en el cine, sentimos emociones que vivimos como si fuesen totalmente reales para nosotros, películas de miedo, terror, odio, amor, o risas y felicidad.
Bien, nos encontramos eso si es real, en medio de una reunión y tengo que dar mi opinión, hacer una presentación de un proyecto en público, o tan sencillo a priori, como cambiar de sitio en el bus o tren.
¿Qué hacer para parar mi dialogo interior y empoderarme para la acción?
Primero hay que saber que ha hecho hasta hoy referente al problema que le afecta, la mayoría dicen, me quedo en el sitio, pasándolo mal con mucha ansiedad y dudando por si me levanto y me cambio aguantando una situación fatal.Me callo y no doy mi opinión, con lo cual luego lo paso fatal por las consecuencias de no haber mostrado mi punto de vista.
Sigo sin hacer frente a la situación con mucha angustia y ansiedad.
Esta prescripción es puesta en práctica por muchos oradores que sienten estos estados de pánico escénico de hablar en público, por eso muchos de ellos la ponen en práctica, y si recordáis algunos discursos y presentaciones así lo hacen, dicen el que los perturba, declarar el perturbador que secretamente les crea el estado de ansiedad, al hacerlo público, esta tensión, ansiedad, disminuye hasta desaparecer. Veamos cómo es la técnica.
Primero cuando se encuentre en esa situación:
Valore su nivel de ansiedad del 1 al 10.
Cada vez que se encuentre expuesta en una situación, percibida como arriesgada, tendrá dos alternativas.
Si nota que en una escala de ansiedad del 1 al 10, su ansiedad está superando su límite, o el nivel en que se arriesga a que sea evidente para el auditorio, que se va a ruborizar, tartamudear, bloquear, etc., tendrá que declarar a todos su problema.
Por ejemplo, podrá decir: Antes de empezar “continuar”, deseo disculparme de antemano con todos ustedes si mi exposición no es lo brillante que me gustaría, pero esta exposición es muy importante para mí y puede ser que no consiga gestionar mi ansiedad como quisiera. Y seguir, o empezar, su presentación.
Si, por el contrario, la ansiedad no supera el límite, puede empezar, o continuar, con su presentación.
Piense cual sería la frase, adaptada a su caso, que podría decir usted a su público.
O en otras situaciones distintas y dispares como en el bus o tren:
- “Disculpe debo cambiarme aquí me estoy mareando”
- “Disculpe este asiento lo encuentro incomodo y me cambiaré al otro, gracias”
O a su pareja aquello que no se atreve a decir y le perturba,
(nombre de la pareja), necesito comentarte algo importante que me esta ocurriendo. Como te habrás dado cuenta (comenta lo que te pasa) cada vez que esto ocurre yo me vengo abajo y no sé qué hacer. Pero me he dado cuenta que como más evito comunicártelo me encuentro con más ansiedad y la situación empeora.
Necesitaba contarte esto para saber tu opinión y ser honestos.
Le espero con los resultados en la consulta y recuerde esta frase de Albert Einstein:
No espere resultados distintos haciendo siempre lo mismo.
Albert Einstein
La paradoja y el cambio de paradigma es una de las bases de la Terapia Breve Estratégica, y esta prescripción es una gran muestra de ello.
Tal y como definí en el artículo sobre “La duda, la carcoma que te come por dentro” mientras sigamos con el dialogo interior, con la duda, estaremos alimentando la duda, y nuestro estado de inseguridad y ansiedad aumentará, entrando en un ciclo vicioso, como más duda, como más dialogo interior, más ansiedad.
La otra es el pensamiento obsesivo, nuestro dialogo interior nos ha llevado a un callejón sin salida, ha caído en una focalización sin alternativa.
La prescripción paradójicamente, da respuesta y salida a estas dos situaciones que nos mantienen el problema, la inseguridad en nosotros mismos y el alto índice de ansiedad.
Primero: cuando valoramos el índice de ansiedad, ya estamos tomando conciencia de nuestro estado emocional, por un breve instante nos hemos puesto como observadores y no víctimas de nuestra situación, y nos autovaloramos del 1 al 10 nuestro estado de ansiedad, también lo podemos comparar con otras situaciones, lo que haría aún más jugar el rol de observador y no el de víctima, esta toma de conciencia actúa como un distractor mental, haciendo que nuestro estado mental deje de focalizarse, pare por un breve instante su tendencia o deriva al pensamiento obsesivo.
Segundo: tenemos la posibilidad, la alternativa de decidir, y abrimos el abanico de posibilidades, puedo decidir que la ansiedad no es tan elevada, y actuar afrontando el estado de ansiedad, generando de esta forma los mecanismos propios de afrontación y superación, o puedo declarar lo que me está perturbando.
Esta nueva alternativa está recogida en la frase:
No esperes resultados distintos haciendo siempre lo mismo.
O cambiando mi forma de comunicar cambio mi realidad.
Tercero: cuando decidimos y declaramos nuestro secreto perturbador, sentimos un alivio, es como la válvula de escape de la olla a presión, declaramos el miedo, el malestar, lo que nos perturba y automáticamente ya no tenemos por qué seguir reproduciendo todas las respuestas disfuncionales que nos causaban la ansiedad, fruto de reprimir lo que estábamos sintiendo en ese momento, el resultado es que paradójicamente sentimos un alivio al expresarlo y la ansiedad baja.
Deseo haber ayudado a tanta gente que por unos motivos o por otros se encuentra en estas situaciones, y no le encuentra salida, no saben que hacer o a donde dirigirse para encontrar ayuda o solución, en algunos casos se trata de poca ansiedad, de una inseguridad que les genera un malestar, en otros casos los puede llevar al bloqueo emocional o al ataque de pánico.
También apuntar que esta es la prescripción clave, pero no la única y que para llegar a ella lo mejor es hacer un proceso terapéutico donde paso a paso, con reestructuraciones, cambios de encuadre y con prescripciones previas llegaremos a esta prescripción. Pero no generalicemos como siempre digo cada persona es un mundo.
Aquí os dejo mi granito de arena, podéis seguir leyendo artículos míos sobre las terapias y técnicas que aplico en consulta en este mismo portal.
Nota: El artículo ha sido publicado originalmente en Saludterapia.