El esguince de tobillo es una lesión muy común y que se diagnostica con facilidad de manera rápida pero en algunas ocasiones pasamos detalles por alto y son esos pequeños detalles los que pueden dar como resultado que una lesión, en principio menor según el grado del esguince, se convierta en una lesión que durará meses e incluso años si no caemos en esos pequeños detalles.
¿Por qué un simple esguince de tobillo puede no curarse nunca?
Una de las posibilidades que de vez en cuando vemos en la clínica es de la que vamos a hablar. Puede parecer que estoy loco si etiqueto a esta lesión como muy bonita pero se dan una serie de factores neurológicos que demuestran hasta que punto nuestro organismo es sofisticado.
Nos referimos a la inhibición del tibial anterior
Dependiendo de como se haya producido el esguince, del mecanismo lesivo, podemos enfrentarnos a la inhibición del tibial anterior que puede pasar desapercibida y generar un problema que durará hasta que alguién repare en ella.
¿Cómo se produce?
Esta lesión se produce por un mecanismo fisiológico de protección. Vamos a intentar explicarlo de la manera más sencilla que sepamos:
En nuestros músculos tenemos unos receptores: HUSO MUSCULAR
En nustros tendones otros diferentes: RECEPTORES DE GOLGI
(Aquí tenemos un ejemplo de flexión plantar forzada)
Cuando nos torcemos el tobillo con una flexión plantar forzada y nuestro pie se queda enganchado, ya sea debajo de nuestro trasero, en un sky o en el caso de muchoS niños, en un tobogán mientras ellos se deslizan y cada vez se fuerza más la flexión plantar, es en estas situaciones donde empieza el mecanismo de INHIBICIÓN DEL TIBIAL ANTERIOR:
Ante tanta tensión de estiramiento, los receptores tendinosos de golgi informarán a nuestro cerebro de que si el estiramiento sigue, el tendón se romperá. Nuestro cerebro para proteger el tendón dará la orden a los receptores musculares HUSO MUSCULAR de que cesen en la contracción que están haciendo para llevar al pie a su posición natural ya que si no lo hacen se romperá el tendón. Pués esta función de protección dará como resultado que el músculo deje de trabajar pero en muchas ocasiones dejará de trabajar no solo en ese momento, sino que lo hará definitivamente, dándose por tanto una INHIBICIÓN DEL TIBIAL ANTERIOR.
¿Cómo diagnosticarla?
Su diagnóstico no puede ser más sencillo, solo tendremos que hacer una prueba de fuerza del tibial anterior y si realmente esta inhibido lo veremos muy claramente.
La prueba es muy sencilla, subiremos la punta del pie hacía nuestros ojos y resistiremos la subida. Si notamos en comparación con el otro pie que hay muy poca o ninguna fuerza ya tendremos la respuesta. Un detalle a tener en cuenta, tenenos que resistir la flexión dorsal de tobillo pero al mismo tiempo sujetar el dedo gordo del pie flexionandolo para anular la acción del extensor del dedo gordo ya que hace un trabajo similar al del tibial anterior y nos puede confundir.
¿Cómo tratarla?
El tratamiento también es sencillo, normalmente en una o dos sesiones de fisioterapia suele obtenerse la solución definitiva. Empezaremos por masaje profundo sobre el tibial anterior, luego haremos unas pocas repeticiones subiendo la punta del pie hacía los ojos, volvemos a masajear, volvemos a resistir la subida del pie y así repetidamente. Poco a poco veremos que ese tibial gana en fuerza y se va despertando de su letargo. Mandamos ejercicio para casa de andar sobre los talones y problema solucionado.
Así que si sufrís un esguince, cuando el dolor y la inflamación os lo permita, comprobar que vuestro tibial anterior esta despierto porque aunque lo explicado anteriormente parece sencillo, yo particularmente he llegado a ver pacientes que estaban más de un año preocupados porque no entendian que un esguince pudiera darles tantísimos problemas.
david nogueiras perez