Muchas personas han realizado en algún momento de su vida el experimento de frotar un bolígrafo de plástico con un jersey de lana en la oscuridad y observar las pequeñas chispas que se producen, así como pasarse luego el bolígrafo por el pelo y ver que este se levanta; o bien bajar por un tobogán metálico con pantalones de franela y que se nos quede el pelo tieso. Todos ellos son consecuencias domésticas de un fenómeno denominado electrostática, o electricidad estática.
La electricidad estática es la energía que se acumula en los objetos y cuerpos cuando los átomos de la superficie de estos se desestabilizan y muestran una carga negativa o positiva en lugar de neutra. Es decir, con más o menos electrones de los que les corresponden. Este fenómeno de desestabilización de los átomos se produce sobre todo por una fricción con otros objetos.
Como la tendencia de los átomos es a recuperar su neutralidad, si presentan exceso de electrones tenderán a cederlos para equilibrarse, y si en cambio les faltan partículas negativas, las tomarán de otros cuerpos que tenga sobrecarga, produciendo una corriente de cuerpo a cuerpo con el paso de electrones.
Sin embargo, cuando se encuentran dos cuerpos con exceso de electrones y entran en contacto, ambos tienen a cederlos y se produce un choque -denominado elesctrostático- entre ellos que genera la chispa y la descarga. Un ejemplo a gran escala son los rayos que se producen cuando chocan dos nubes, cargadas negativamente por la fricción entre los cristales de hielo que contienen.
También lo son los calambrazos que recibimos a veces al tocar el pomo de una puerta o algún otro objeto metálico. Se produce porque los objetos metálicos suelen estar ionizados y cargados negativamente. Normalmente nos dan electrones al tomarlos, que pasan a nuestro cuerpo y se van a tierra sin dejarnos calambre.
Ahora bien, si nosotros estamos cargados también negativamente al entrar en contacto con una superficie metálica produciremos un choque de electrones con el consiguiente calambre. No es peligroso pero si se produce con frecuencia puede llegar a ser muy molesto y deberemos buscar la causa de este hecho.
Como ya hemos dicho, nos podemos cargar negativamente por la fricción con otro cuerpo que tienda a ceder electrones. Es algo que nos sucede habitualmente, y lo normal es que cedamos este exceso de electrones al suelo y recuperemos el equilibro electrostático.
Ahora bien, cuando media entro nosotros y el suelo, o bien la atmósfera -que también puede cargarnos y descargarnos de electrones- un material aislante que impida la descarga, no los cederemos salvo por las manos al tocar alguna superficie conductora, normalmente un metal que estará también cargado. Así, se producirá el choque de electrones.
Elementos ionizantes y a la vez aislantes pueden ser las suelas de zapatos de goma, las moquetas sintéticas y de lana, la ropa de estos mismo materiales o la propia atmósfera cuando es muy seca e impide la conductividad eléctrica, ya que el aire seco es peor conductor que el húmedo y se carga de electrones más fácilmente, por ejemplo con los cambios de presión.
Así, los vientos secos como el foehn alpino vienen muy cargados y producen estática en el aire que nos pone los pelos tiesos. En estos casos nos será más difícil descargarnos de electrones de forma natural e inevitablemente acabaremos en un calambrazo con el pomo de una puerta o la maneta de un coche. También una situación de gran estrés puede ionizarnos negativamente.
Si tenemos en casa o en la oficina una moqueta sintética o de lana, o bien solemos llevar mucha ropa sintética o bien de lana y además vivimos o trabajamos en un ambiente seco y mal ventilado, con suelos de cristal, etc, con numerosos puntos metálicos, es probable que suframos calambrazos, aunque hay personas más propensas que otras.
No obstante no todo está perdido: hay una serie de trucos que podemos aplicar para evitar los recurrentes calambrazo, y son sencillos de aplicar
1. Usemos zapatos de suela de cuero o piel, y evitemos las suelas de goma, pues ejercen de aislante. En cambio el cuero transmite la carga a tierra. También podemos caminar descalzos.
2. Evitemos tocar pomos o superficies metálicas cuando estemos sobre una moqueta, especialmente si es sintética o de lana.
3. Pongamos humidificadores para mejorar la conductividad de la atmósfera y así facilitar la descarga al ambiente. El aire húmedo es un buen conductor mientras que el seco es un acumulador. Esto es especialmente aplicable en invierno con las calefacciones.
4. Ventilemos con frecuencia para evitar que el ambiente se reseque y a la vez para limpiar de aire ionizado.
5. Apliquémonos crema hidratante con frecuencia, ya que mientras una piel hidratada cede los electrones de manera natural, una seca los acumula.
6. Apliquémonos acondicionador de pelo en abundancia. El motivo es que al tratarse de una gel catiónico, cargado positivamente, compensará la carga negativa que podamos tener en el resto de la superficie corporal.
7. Llevemos una toallita húmeda en el bolsillo del pantalón por la misma razón que en el apartado anterior.
8. Evitemos los jerseis de lana y también los sintéticos, porque tienen a cargarse y a la vez aíslan impidiendo la descarga natural
9. Vistamos con ropa totalmente de algodón o bien de seda, porque no tiende a acumular carga negativa.
10. En el caso de las mujeres, evitemos las medias de nylon, ya que actúan, como las moquetas y las suelas de goma, como aislante.
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Original:Diez consejos para evitar las descargas de electricidad estática