¡Buenos días! Empezamos la semana hablando de una nueva dieta milagro, incluso en este caso podríamos considerarlo como producto milagro.
Hoy quería comentar la nueva locura que he llegado a encontrar en internet para conseguir perder “peso” (si leísteis este artículo, entenderéis la razón por la cual pongo peso entre comillas). Se trata del uso del carbón activo.
Pero, ¿qué es eso del carbón activo? El carbón activo es una sustancia vegetal obtenida mediante la carbonización de la cáscara de coco, cuya característica principal es que tiene una superficie porosa, la cual le proporciona su propiedad adsorbente.
¿Qué significa esto? La adsorción es la cualidad o capacidad de atraer y retener en la superficie de un cuerpo moléculas o iones de otro. Es decir, el carbón activo es capaz de fijar sobre su superficie, en los poros, todas aquellas sustancias, bacterias, toxinas y gases que no son saludables para el organismo.
Este producto por lo general se utiliza como antidiarreico coadyuvando en la absorción intestinal de agua, así como para procesos de meteorismoo gases intestinales causantes de distensión y cólicos intestinales, y para procesos de intoxicaciones e infecciones.
Ahora bien, ¿quién ha sido capaz de extrapolar estas propiedades y decir que es capaz de hacer perder peso? Que alguien me lo explique porque yo no lo llego a ver.
Fisiológicamente, el carbón activo pasa única y exclusivamente por los intestinos, en donde sólo puede adsorber, creo yo, agua y micronutrientesprocedentes de los alimentos para expulsarlos con las heces. Desde mi punto de vista, no es capaz de adsorber la grasa acumulada en los tejidos, por lo que no es de extrañar que la “pérdida de peso” sea producto de una deshidratación.
El efecto real en el cuerpo, además de la deshidratación, sería una deficiencia de vitaminas y minerales, ya que no están disponibles para su asimilación y aprovechamiento, y por lo tanto, como última consecuencia encontraríamos una desnutrición y un mal funcionamiento de nuestro organismo.
En circunstancias normales, nuestro cuerpo ya es capaz él mismo en desechar todo lo que no necesita, no hace falta tomar carbón activo. Los efectos secundarios que tiene la ingesta de carbón activo son vómitos, náuseas, estreñimiento e incluso una coloración negra de las heces.
Puedo entender el uso de este producto en ciertas circunstancias, por ejemplo para evitar cólicos o eliminar toxinas, pero no con el fin de perder peso. Parece ser que dietas y remedios hay miles, pero lo que cada vez tengo más claro es que lo que no interesa es cambiar nuestro hábitos alimentarios, preferimos quejarnos y recurrir a estas soluciones antes que autoevaluarnos e intentar mejorar día a día.
Realizado por Cristina Vallespín Escalada
Fuentes
Eroski consumer.