En la sociedad de la prisa podemos olvidar nuestra capacidad de sobreponernos ante situaciones estresantes. Por momentos, nuestra percepción puede llevarnos a caer en juicios equivocados.
La desconexión con nuestros sentimientos nos lleva a actuar en modo automático. Si esto ocurre, es muy probable que llegue un momento en el que, sin saber por qué, nos sintamos insatisfechos o decepcionados. Sumando experiencias que pueden desembocar en manifestaciones de ansiedad.
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Al negar nuestra experiencia, estamos negándonos a nosotros mismos. Las consecuencias de tal desconexión no sólo se observan a nivel psicológico, de igual modo afectan a nuestra salud. Mente y cuerpo forman parte de un todo, si logramos el equilibrio entre las partes alcanzaremos la tan preciada sensación de bienestar.
Un ejemplo de integración: la experiencia de dolor
La investigación ha demostrado la influencia recíproca entre cuerpo y mente. Ambos interaccionan y se influyen mutuamente, tal y como describe la Psicología de la Salud. Existe una amplia recopilación de estudios al respecto que a día de hoy tiene aún muchas preguntas por resolver.
En el camino hacia la obtención de respuestas, nos encontramos con la investigación acerca de la experiencia de dolor. Evidentemente el dolor tiene un componente físico, en el momento en el que nuestro cuerpo detecta una lesión o una anomalía en su funcionamiento. No obstante, se ha demostrado cómo la mente también tiene relación con la experiencia de dolor. En este contexto surge la conocida Teoría de la Puerta, de Melzack. Su autor define como la percepción del dolor no está determinada únicamente por el cerebro. La percepción del dolor implica variables cognitivas, como son los pensamientos, expectativas, creencias. Nuestro pensamiento influye sobre la sensibilidad. Y ésta a su vez influirá en nuestra motivación.
Para alcanzar el equilibrio deseado
El equilibrio que relacionamos con la sensación de bienestar, aquel que nos permite reducir el estrés y por tanto el malestar, tiene estrecha relación con nuestra capacidad para focalizar sobre la experiencia. Ampliando el foco de atención, tomando conciencia de uno mismo a lo largo de nuestras actividades diarias, podremos tomar decisiones en la dirección de nuestras metas y valores personales.
La especialista de Psicólogos Málaga PsicoAbreu afirma que focalizar consiste en dirigir nuestra atención al momento presente, ese espacio de la percepción que nos permite contactar con nuestra emoción, nuestras metas, nuestro deseo. Para que, de este modo, vivamos la experiencia de forma auténtica, sin negarnos a nosotros mismos.