Ingiero bastante sal.
Casi todos los días empiezo mi día añadiendo una pizca de sal (sin refinar) a mi botella de agua. La uso con libertad en batidos y comidas, sobre todo en aquellos días cuando sudo mucho o voy a la sauna.
En un artículo reciente (Is That Grain Of Salt Really Killing Your Insides?) Ben Greenfrield nos da 4 razones por las que él es un fanático de la sal:
1. En una revisión de estudios realizada por el Institute of Medicine se concluyó que no hay evidencia de que una reducción en el consumo de sodio resulte en beneficios para la salud.
2. Recientes estudios sugieren que de hecho una toma reducida de sodio puede contribuir a ciertos riesgos de salud, por ejemplo:
– Problemas cognitivos
– Resistencia a la insulina (diabetes)
– Síndrome metabólico
– Falta de estabilidad, caídas, fracturas
3. Tus niveles totales de potasio y tu "índice sodio/potasio" son los que realmente importan para la salud del corazón.
Está claro que necesitamos sal, después de todo el 70% de nuestro cuerpo es una solución salina parecida a la del mar. También sabemos que todas las células de nuestro cuerpo usan la bomba de sodio-potasio para mantener un equilibro de iones muy delicado entre el interior y el exterior de la célula.
La clave no está reducir la cantidad absoluta de sodio, sino en cuidar que el ratio entre el sodio y el potasio sea igual o menor que 1. Es decir, no tienes que centrarte en limitar sodio sino en seguir una dieta que mantenga un ratio de sodio/potasio adecuado.
Recientemente, varios estudios han resaltado que el ratio de sodio/potasio es un factor de riesgo para la hipertensión y las enfermedades cardiovasculares más importante incluso que el sodio o el potasio por sí mismos. ¿Por qué? Porque el sodio y el potasio tienen efectos opuestos en la función cardíaca. Un consumo alto de sodio puede de hecho aumentar la presión arterial, mientras que un consumo elevado de potasio relaja las vasos sanguíneos y reduce la presión arterial.
Desafortunadamente la realidad es que la mayoría de nosotros consume demasiado sodio y no tanto potasio para mantener un ratio apropiado. Pero repito, el sodio no es malo por sí mismo, sino en su relación con el consumo de potasio.
4. Lo que la enorme industria alimenticia interpreta de las recomendaciones sanitarias sobre la ingesta de sodio puede tener un impacto negativo.
¿Por qué no has oído hablar de cómo la comida procesada altera tu ratio de sodio/potasio? En una palabra: dinero.
Es mucho más fácil (y barato) para las grandes empresas productoras de comida procesada el reducir el sodio (y apuntarse un tanto en su publicidad) que el añadir potasio. De esta manera, pueden seguir produciendo “alimentos” con un contenido mineral muy desequilibrado y hacerlo en nombre de la salud.
Por ejemplo, antes de ser procesado una porción de carne de cerdo contiene aproximadamente 60 mg de sodio y 340 de potasio. Pero después de su procesamiento, el mismo producto tiene de media 920 mg de sodio y 240 de potasio, ¡un ratio de 3:1!
No podemos controlar lo que hacen estas empresas, pero sí podemos elegir lo que comemos. La mejor forma de mantener un ratio de sodio/potasio saludable es simplemente seguir la dieta de “baja intervención humana” que consiste en comida real y reconocible que no viene de una caja o bolsa.
La mayoría del sodio que la gente ingiere proviene de la comida procesada como sopas, bollería, quesos, carnes procesadas y comida rápida. Solamente un 15% proviene de añadir sal durante el proceso de cocción o al añadirla ya en la mesa.
La mejor forma de reducir tu ingesta de sodio es:
A) evitar los alimentos procesados y comidas precocinadas (sí, ya sé que me repito)
y…
B) usar sólo sal natural sin refinar al cocinar o añadir a tus platos (más sobre esto en un momento)
¿Fácil, no?
La ventaja de la sal natural
Resulta que las frutas y verduras, preferiblemente de fuentes biológicas, tienen un alto contenido en potasio y bajo en sodio. ¡Que agradable coincidencia! Los alimentos naturales no son sólo sabrosos sino que además nos ayudan a mantener un ratio de sodio/potasio óptimo. Aquí tienes unos ejemplos: espinacas, berzas, batatas, cítricos, nueces, semillas, quinoa, amaranto…etc.
La vida empezó en el mar
Entonces, ¿deberíamos añadir sal? Depende de la persona y el estilo de vida, pero yo diría que para la mayoría sí. En tiempos ancestrales nuestros suelos eran muy ricos desde el punto de vista mineral y los alimentos tenían tal densidad mineral y nutricional que se podía prescindir de ello. Sin embargo, hoy día los suelos tienden a tener un nivel mineral sub-óptimo (incluso los biológicos). Una buena manera de introducir minerales en tu dieta es añadiendo sal.
Pero no todas las sales son iguales. La sal de mesa refinada, la que se usa en restaurantes y que probablemente también tengas en tu casa, es la misma fuente de sodio que usan las grandes empresas de alimentación. Normalmente se compone en un 99% de cloruro de sodio y el otro 1% son agentes antiaglomerantes. El problema es que esos agentes antiaglomerantes son principalmente metales pesados que son tóxicos para el cuerpo.
Estos agentes químicos evitan que la sal absorba humedad, pero ésta es precisamente una de las funciones principales de la sal en el cuerpo: regular la hidratación. El cloruro de sodio en la sal refinada de mesa es muy concentrado, desnaturalizado y tóxico.
¿Alguna vez te has puesto sal refinada en una herida? ¡Quema!
Este tipo de sal tiene el mismo efecto abrasivo en nuestros tejidos internos y causa una reacción negativa: tu cuerpo retiene agua para protegerse y tus células sueltan agua al medio interno para ayudar a diluir, neutralizar y descomponer la sal (¿tobillos hinchados?). Esta pérdida de agua deshidrata y debilita las células que pueden incluso morir prematuramente.
La sal refinada es tóxica para el cuerpo y es responsable, en gran medida, de la gran incidencia de enfermedades metabólicas y de la tiroides.
Entonces, ¿cuál es la alternativa a la sal refinada de mesa? La sal natural (sin refinar) de mar.
Esta sal tiene más de 80 minerales traza incluyendo potasio y un 92-95% de cloruro de sodio. No tiene aluminio y otras substancias tóxicas que se añaden durante el proceso de refinamiento. Tiene un sabor natural, no tan concentrado y una textura insuperable.
Si quieres saber cómo distinguir mejor la sal refinada de la natural, tendrás que esperar a la segunda parte de este artículo. Si tienes preguntas o comentarios, déjalos abajo y prometo contestar.
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