Los productos lácteos desnatados gozan de una reputación inmejorable entre el consumidor. Su menor contenido en grasas respecto a lo que presentan los lácteos enteros los convierten en una fuente de salud y una manera óptima de combatir el sobrepeso, la obesidad, las enfermedades cardiovasculares, el colesterol elevado y la diabetes entre otros. Ahora bien, ¿es esto cierto?
Antes que nada vale la pena recordar que los productos lácteos desnatados se obtienen mediante un proceso de centrifugación, a partir del cual, y por medio de diferencias entre densidad, la fase grasa se separa del resto del producto, más acuoso. Esta grasa que se extrae lleva incorporadas en disolución varias vitaminas: A, D, y E, que se pierden en el proceso de desnatado. Para compensar estas pérdidas nutricionales algunas marcas de lácteos desnatados ofrecen productos que llevan estas vitaminas adicionadas. Entonces, una vez solucionado este inconveniente, ¿podemos afirmar que son más saludables los lácteos desnatados que los enteros? Pues, parece ser que no.
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En estos últimos años se han realizado varios estudios, posteriormente revisados en varios metanálisis, para llegar a alguna conclusión al respecto. En todos ellos hay falta de evidencia alguna que relacione el consumo de lácteos enteros con un mayor índice de mortalidad o prevalencia de enfermedades cardiovasculares y metabólicas respecto al consumo de lácteos desnatados. Es más, en varios de los estudios existe una correlación negativa entre el consumo de lácteos enteros y la obesidad o la salud metabólica, es decir que, de alguna manera, presentan unos indicadores de salud más favorables los consumidores de lácteos enteros que no los de desnatados.
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Por ejemplo este estudio (http://www.jn.nutrition.org/content/early/2015/10/28/jn.115.220699.abstract) realizado recientemente concluye que la ingesta de productos lácteos enteros es inversamente proporcional a la aparición de síndrome metabólico: una conjunción de factores de riesgo que concursa con hipertensión, diabetes, colesterol elevado y exceso de grasa abdominal.
De todos modos, hay que ser prudente a la hora de afirmar rotundamente esta correlación inversa entre el consumo de lácteos enteros y la mejora de los parámetros de salud en sus consumidores. Muchos de los estudios realizados son observacionales y, por tanto, menos fiables a la hora de extraer interpretaciones de causalidad. Sin embargo, sobre lo que sí no hay duda, es acerca de que no hay ningún tipo de fundamento a la hora de restringir el consumo de lácteos enteros para promover una mejor salud.
Así pues, a la pregunta de si es mejor consumir yogures desnatados la respuesta es: No, los lácteos desnatados no son más saludables que los enteros.