Como cada otoño nuestros montes se llenan de una gran variedad de setas que emergen gracias a las condiciones favorables de temperatura y humedad. Son muchas las personas que salen a recolectar setas por su gran interés culinario o simplemente como actividad lúdica para pasar un rato agradable con la familia. Por desgracia, siempre solemos ver en prensa varias noticias relacionadas con intoxicaciones derivadas de la ingesta de hongos venenosos que pueden llegar a producir la muerte.
Por ello y para evitar problemas a la hora de su recolección, deberemos conocer las especies venenosas que no debemos llevar a la cesta. Un consejo: Ante la duda, mejor dejarlas siempre donde están.
¿Qué es una seta?
Una seta o cuerpo fructífero es la parte visible de un hongo, que puede tener múltiples formas y colores característicos de cada una de las especies, que serán los que nos permitan identificarlas y distinguirlas de otras similares. Gracias a sus características propias, podremos distinguir las setas comestibles de las venenosas que, por suerte, son muy minoritarias.
Amanita muscaria, una de las setas tóxicas más conocidas.
Falsas creencias populares
De entre todas las setas que crecen en Europa sólo unas 50 son tóxicas, de ellas son 12 las que son mortales. Por tanto, con conocer este grupo de setas tóxicas evitaríamos muchos casos como los que nos encontramos en la prensa cada otoño.
Entonces, ¿por qué es tan frecuente encontrarnos noticias relacionadas con la intoxicación producida por la ingestión de hongos tóxicos? Pues esto ocurre por una serie de falsas reglas divulgadas en libros antiguos sobre micología que aún hoy están vigentes entre algunos aficionados (por suerte, cada vez menos) a la recolección de setas.
Estas son algunas de esas falsas reglas que NUNCA tendremos que seguir a la hora de identificar setas venenosas:
- Cocer las setas con una moneda de plata y que ésta se ponga negra.
- Creer que todas las setas que crecen en un determinado lugar son tóxicas o no. El lugar donde crecen no confiere la toxicidad al hongo.
- Las setas no se vuelven venenosas al ser tocadas por sapos, erizos o víboras.
- Una seta no pierde su toxicidad por ser introducida en sal y vinagre.
- Si una seta está mordida por caracoles o babosas no significa que no sea tóxica. Hay setas que pueden ser inocuas para otros seres vivos, pero venenosas para el ser humano.
Consejos para evitar intoxicaciones por setas
- Sólo recoger aquellas setas que conozcamos y que sabemos que son comestibles.
- Si tenemos dudas, dejaremos los hongos donde están. Si queremos asegurarnos de su identificación, mejor asesorarse con un experto.
- Recoger sólo aquellos ejemplares que estén en buen estado.
- Para su recolección, utilizaremos cestas rígidas y aireadas, nunca bolsas de plástico que favorecerían su fermentación.
- Consumiremos los hongos cocinados, ya que hay ciertas especies de setas que son tóxicas en crudo.
- Evitaremos el consumo de alcohol a la hora de tomar setas, ya que puede generar reacciones con ciertas especies.
- Se conservarán en el frigorífico y se consumirán lo antes posible, debido a que los hongos se alteran rápidamente.
La seta más tóxica
Amanita phalloides. Fuente imagen Wikipedia.
Fuentes:
Manual para buscar setas. García Rellán, M. Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, Madrid, 1993.
Setas de Galicia. Santos, Juan Carlos. Edilesa. León, 2000