Mantener la calma antes de la operación
Existe un momento que produce una inquietud lógica, una operación médica. Incluso aunque se trate de una intervención con buen pronóstico, es muy posible que la persona experimente dudas y miedo. Piensa que la preparación de una operación comienza incluso los días previos. Por tanto, intentar estar tranquilo te ayudará a conseguirlo.
Lo más importante es que hables con tu médico y hagas todas las preguntas que consideres oportunas ya que tener información personalizada, te ayudará a reducir la angustia que produce la duda. Durante los días previos a una operación intenta centrarte en tu círculo de intimidad personal, comparte momentos con tu círculo más cercano. Es muy posible que en estos días tu ánimo no esté tan receptivo para lazos más superficiales.
Cuando vas a operarte, también tienes que tomar decisiones profesionales. Por ejemplo, tienes que dejar todos los asuntos profesionales en orden e informar a tu empresa. Solicita información sobre cuánto tiempo dura la operación, cuántos días tendrás que estar en el hospital y cuál será el proceso de recuperación posterior.
Confía en la profesionalidad del equipo médico que te atiende. Este gesto te dará confianza. Por otra parte, intenta desconectar del ritmo exterior cotidiano para centrarte en ti durante los días previos a una operación. Por ejemplo, puedes practicar meditación y silenciamiento mental para llenar tu mundo interior de calma, pensamientos positivos y belleza emocional.
Realiza ejercicios de relajación profunda porque cuando experimentas estrés ante la tensión de una operación, tu cuerpo se tensa. Por el contrario, a través de la relajación consigues destensarte y liberar cualquier malestar corporal.
Intenta descansar todo lo que puedas a través de una rutina de tranquilidad. Duerme durante más tiempo, pasa más tiempo en casa y disfruta de relajantes paseos. Céntrate en aquello que depende de ti ahora mismo y comprende que existen asuntos que trascienden a tu propio control. Fija tus metas personales en aquello que sí puedes controlar. Por ejemplo, prepara la maleta que llevarás al hospital.
Intenta observar la situación de una forma externa a ti mismo para visualizar el hecho con mayor distancia. Por ejemplo, imagina que la operación la va a vivir otra persona. Piensa que son muchas las personas que han sido operadas con éxito de esa misma circunstancia. Enfócate en lo positivo, es decir, en la función necesaria de la operación y en los efectos positivos que va a producir.
Es decir, intenta no concentrarte tanto en el antes de la intervención sino en el después. Además, habla de cómo te sientes. Escribir en un diario tus emociones puede ayudarte a canalizar tu malestar al poner palabras a tus dudas interiores. También puedes realizar el ejercicio de dibujar tus miedos, darles forma. Por ejemplo, puedes pintar tus sentimientos como si fueses un niño pequeño a través de este ejercicio de manualidad creativo y que alimenta a tu niño interior.