Hoy os voy a postear la historia que me ha remitido un visitante del blog que ha sido sometido a una intervención de urotroplastia (no confundir con ureteroplastia). La primera es para solucionar la estenosis de uretra, la segunda la estenosis de uréter...
Esta es la historia de una Uretroplastia, contada desde el punto de vista de un paciente cualquiera, en la que intentaré reflejar cuales fueron mis sensaciones y mis reacciones ante esta operación en concreto.
Acudí a urólogos privados y me aconsejaron, como la mejor solución a mi problema, la uretroplastia.
Me tuve que trasladar de hospital, en el que me estaban tratando no hacían ese tipo de operaciones, por lo tanto cambié de médico y me tuvieron que volver a hacer todas las pruebas pertinentes. En este caso me hicieron una CUMS (radiografías con contraste de la uretra) y flujometría (que básicamente es mear en un bote que está sobre una báscula y la báscula conectada a un ordenador, que te dice cual es tu flujo y diversas mediciones).
Después de varios meses de espera, por fin me llamaron para la operación, tuve que ingresar el día anterior a la operación por la tarde. Esa noche la pasé con bastantes nervios, cosa a la que no ayudaron los enemas, para dejarte bien limpito por dentro.
El día de la operación, tuve que madrugar bastante, para darme la ducha pertinente y estar preparado, pues a las 7:30 me tenían que bajar a quirófano. Serian sobre las 9 cuando realmente entraba en el quirófano. Me ponían sobre la camilla del quirófano y en pocos segundos dejaba de estar consciente.
La operación consistió (básicamente), en sacarme un trozo de carne de la boca, de lo que sería el cachete por dentro, abrir por la zona del perineo (la zona que queda entre el ano y los testículos) y reconstruir la uretra dañada con la carne de la boca.
Cuando recuperé la conciencia, eran las 12 de mediodía, lo puedo asegurar ya que tenia un reloj justo en frente, en la sala de despertar. En esos momentos no sentía nada, ni dolor, ni malestar, aunque sabía perfectamente donde estaba y lo que había pasado.
Al poco tiempo ya estaba en la habitación, con dos preciosas sondas, unas cuantas grapas y unos cuantos puntos en la boca. Las sondas, una salía por el abdomen y la otra por el pene.
Lo que más me molestó los primeros días fue la herida de la boca, estuve un par de días sin comer, todo me molestaba, fuera caliente o frio. También me dejaron dos días en cama, sin poderme levantar y meneándome lo menos posible, al final el culo lo tenia como una tabla.
La herida de la boca fue lo que mas me molesto durante el primer mes después de la operación y aun hoy día al pasar la lengua, noto como me falta la carne que me sacaron. El tema de las grapas y la raja en el perineo fue lo que menos problemas me dio, unas cuantas curas y a los 8 días me quitaron la mitad de las grapas y unos días después las que faltaban y nunca más se supo. No voy a decir que no tuve dolores, porque mentiría, pero fue de largo lo que menos quebraderos de cabeza me dio. Obviamente estuve tomando analgésicos y antibióticos unos cuantos días, pero de eso es lo que menos te acuerdas con el paso del tiempo.
A los 15 días después de la operación me sacaron la sonda del pene, manteniendo la suprapúbica (la del abdomen).Y al día siguiente fui al hospital a hacer una CUMS, que consiste, en introducirte en la vejiga, por la sonda suprapúbica, una cantidad de contraste y expulsarlo como si orinaras (vamos por el pene) mientras te hacen una serie de radiografías, para ver si hay alguna fuga del contraste en la zona del injerto, mas concretamente en las zonas donde el injerto empalma con el tejido original de la uretra. En esta primera prueba, lo normal es que se tenga alguna pequeña fuga, que es lo que me pasó a mi. Si no hay fuga, te sacan la sonda suprapúbica y te mandan para casa, pero si tienes alguna fuga, tienes que volver la semana siguiente y repetir la prueba (y no te sacan la sonda). Mientras tanto tienes que ir orinando por la sonda y no por el pene. A mi en esta ocasión me hicieron ir siempre con bolsa para la orina, tanto de día como de noche , me era más cómodo llevar la bolsa conectada a la sonda suprapúbica que a la del pene.
A la semana siguiente, en la CUMS se vio que la fuga había disminuido, pero que todavía existía una pequeñita fuga, por lo que me instaron que volviera a la semana siguiente. Una semana después, cuando volví para hacerme la prueba, notaba que algo no iba bien, tenia una sensación extraña. La prueba reveló lo que yo temía, que algo fallaba. Cuando me introdujeron el contraste, no podía orinarlo, era como su tuviera un tapón. La verdad que en ese momento me puse muy nervioso, pues no sabia que pasaría. Subí a consulta del urólogo, ¿Qué pasó? pues que me tuvo que volver a sondar por la uretra y estuve una semana de nuevo con las dos sondas. Al final la cosa quedó en un susto, me sacaron la sonda, me volvieron a hacer la prueba y todo estaba correcto. Llevé un par de días más la sonda suprapúbica cerrada y al final me la sacaron en el consultorio, la verdad que no noté nada cuando me la sacaron, menos que con la de uretra.
Los primeros días sin sondas vas con un pelín de miedo, pensando ¿y si no puedo?, pero conforme pasan los días y ves que todo funciona correctamente se te pasan los miedos. No se pasan definitivamente, todavía a día de hoy cuando voy a orinar sigo pensando en la posibilidad, pero como una posibilidad cada vez más remota.
A los 3 meses de retirar todas las sondas volví al hospital, esta vez a hacer una flujometría, todo salió conforme se esperaba, en unos meses tengo que volver a hacerme otra, que saldrá igual de perfecta que la anterior, eso seguro.
Espero que mi historia pueda dar un poco de luz a los que están pasando por este tipo de situaciones y que vean que al final se puede solucionar.
Quiero agradecer a todo el personal sanitario, por la labor tan grande que hacen y por el trato humano y el cariño con los pacientes.
Diego
Gracias a ti Diego por contarnos tu historia y espero te recuperes del todo cuanto antes...