La confianza es una de las fortalezas más valiosas y con más poder del ser humano en todos y cada uno de los ámbitos de la vida: personal, familiar, laboral… Según la Psicología Positiva, esta confianza va a estar definida por dos dimensiones de bienestar, que podemos trabajar mediante la meditación: la autoaceptación y la autonomía.
Al desarrollar estos dos aspectos, estaremos en el camino correcto a alcanzar un respeto, aprecio y amistad por nosotros mismos. Pero, para ello, debemos entender qué es lo que la Psicología Positiva dice de cada uno de ellos.
Autoaceptación:
La autoaceptación está basada en las actitudes positivas hacia uno mismo, en ser conscientes de tus propias limitaciones y, aceptándolas, sentirnos bien con nosotros mismos.
Así, para Carmelo Vázquez, catedrático de Psicopatología de la Universidad Complutense de Madrid y director del Instituto de Piscología Positiva de Madrid, y Gonzalo Hervás, profesor de la misma universidad (ambos autores del libro Psicología Positiva Aplicada, 2008), alcanzar la autoaceptación pasa por asumir ciertos pensamientos:
– Tener una actitud positiva hacia uno mismo.
– Valorar tanto nuestros aspectos positivos como negativos, aceptarlos.
– Valorar de forma positiva nuestras acciones pasadas.
Por el contrario, hay ciertas actitudes que podrían implicar un problema de autoaceptación:
– Ser muy perfeccionistas.
– Basar nuestras decisiones en criterios ajenos a nosotros mismos, dejarnos llevar por las influencias externas.
Por todo ello, al trabajar la autoaceptación desde el punto de vista de la Psicología Positiva, estaremos trabajando por conocer nuestras propias fortalezas del carácter, es decir, rasgos de personalidad que definen nuestra forma de actuar ante determinadas circunstancias. De este modo, podríamos decir que esas fortalezas son, a priori, valores que son aceptados socialmente en diferentes culturas y que, por lo general, van a depender de nosotros y, por lo tanto, podemos trabajar y fomentar.
¿Y quiénes fueron los primeros en clasificar estas fortalezas del carácter? Los autores Martin Seligman (de la universidad de Pensilvania) y Chris Peterson (de la universidad de Michigan) establecieron en el año 2004 una clasificación de 24 fortalezas personales. Pero no solo eso sino que, además, también establecieron la forma de hacerlas mensurables y adquiribles, a partir del conocido como Cuestionario VIA de Fortalezas Personales. Así, estas fortalezas fueron divididas en cinco grandes categorías: sabiduría y conocimiento, trascendencia, valor, humanidad, justicia y templanza.
De este modo, identificar nuestras fortalezas a través del trabajo, la escuela, las relaciones personales… va a contribuir a nuestro bienestar y, por lo tanto, a nuestra autoaceptación y confianza. Y eso es algo que también podemos trabajar a través de la meditación.
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Autonomía:
Junto con la autoaceptación, la autonomía es otro de los grandes pilares que sustentan la confianza en el ser humano. El mantener nuestra individualidad ante diferentes contextos, grupos sociales, etc. y respetar nuestra independencia y convicciones, nos va a proporcionar la autodeterminación necesaria para desarrollar confianza en nosotros mismos.
¿Cómo podemos valorar la autonomía? Carol Ryff, reconocido por su ‘modelo de bienestar psicológico’, y Ryff y Singer, ambos referentes de lo que hoy se conoce como Psicología Positiva, definieron las cualidades que destacarían en personas con altos niveles de autonomía:
– Pueden resistir mejor a la presión social y controlan su comportamiento.
– Son personas independientes, con gran determinación.
– Son capaces de autoevaluarse partiendo de sus propios criterios.
Por el contrario, una baja autonomía se caracteriza por:
– Bajos niveles de asertividad.
– Actitudes sumisas, complacientes… Suelen esconder sus propias preferencias.
– Demuestran de forma habitual cierta indecisión.
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¿Cómo podemos trabajar la autoaceptación y la autonomía?
De nuevo desde el punto de vista de la Psicología Positiva, la confianza en uno mismo se puede trabajar desde dos perspectivas, atendiendo a dos conceptos de gran relevancia para la autoaceptación:
1. COMPASIÓN
La compasión es una capacidad nativa en el ser humano, todos nacemos compasivos. ¿Cómo podríamos definir esta cualidad? Se trata de una respuesta o reacción psicológica inmediata que surge ante la percepción de una situación de sufrimiento o malestar por parte de terceros. Ante esta situación, estamos biológicamente creados para responder con sentimientos de empatía, que derivan en preocupación e interés por buscar solución y alivio a dicho sufrimiento.
Sin embargo, de nuevo nos encontramos con un ‘obstáculo’, y es que la compasión se ve en muchas ocasiones condicionada por lo que nos rodea: nuestras experiencias vitales, el estrés con el que convivimos, la presión del entorno… Todo ello tiene su repercusión, en la medida en que vemos reducida nuestra capacidad para sentir compasión. Sin embargo, en nosotros está la posibilidad de cultivarla y trabajar en ella.
¿Cómo se trabaja la compasión? Según Thupten Jinpa, principal traductor del Dalai Lama y autor de numerosas obras sobre el budismo y compasión, el proceso de cultivo pasa por entrenar nuestra mente, en busca de desarrollar habilidades concretas en cuanto a la forma en la que nos relacionamos con los demás y con nosotros mismos. De esta forma, el objetivo en este proceso debe ser siempre la elección intencionada de pensamientos y acciones compasivas.
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2. EL AMOR BONDADOSO
Profesora de meditación y fundadora de la organización ‘Insight Meditation Society‘, Sharon Salzberg escribió en el año 1996 el libro ‘Loving Kindness Meditation’, o lo que es lo mismo, ‘Meditación basada en el amor bondadoso’. En él podemos descubrir más sobre esta técnica, que busca desarrollar la habilidad por cuidar de nosotros mismos y, de esta forma, también de los demás.
¿Cuáles son los beneficios de este tipo de meditación? La doctora Barbara Freedrickson, psicóloga social y experta en investigaciones sobre las emociones y la Psicología Positiva, destaca estos 14 puntos:
1. Aumenta las emociones positivas y reduce las negativas.
2. Aumenta el tono vagal y los sentimientos de conexión social.
3. Disminuye el estrés.
4. Disminuye el dolor crónico.
5. Favorece el procesamiento emocional en el cerebro.
6. Aumenta el volumen de materia gris.
7. Aumenta la longitud de los telómeros, un marcador biológico de envejecimiento.
8. Mejora las relaciones basadas en la generosidad.
9. Aumenta la compasión.
10. Aumenta la empatía.
11. Reduce los sesgos y prejuicios.
12. Disminuye la autocrítica.
13. Tiene imparto a largo plazo.
14. Funciona incluso en pequeñas dosis.
De este modo, el objetivo de la meditación basada en el amor bondadoso es dirigir, a través de la meditación consciente, los sentimientos de calidez y ternura desde un corazón abierto, trabajando así la atención plena y las emociones positivas.