El tamaño real del busto no se incrementa con el ejercicio, ya que no posee músculos, sino células adiposas, conductos lácteos y glándulas estructuradas en una maraña de tejidos conjuntivos. Esto implica que la pérdida o el aumento de peso, o algún cambio hormonal, como los que suponen el ciclo menstrual o el embarazo, pueden afectar el tamaño de los senos, pero no el ejercicio, porque como dije, no tienen músculos que desarrollar.
¿Cómo mejora el busto con el ejercicio?
Ejercitando y tonificando los músculos que sostienen los senos, podrás alzar y afirmar la línea del busto. Estos músculos se hallan localizados en el pecho, detrás de los senos, en la parte superior de los brazos y en la espalda.
Si tus medidas son inferiores a las que desearías tener, obtendrás una línea más firme y prominente, que hará que tus senos parezcan mayores. Si el problema que padeces es el de un busto pesado, aunque no reducirás sus medidas, puedes perder parte de la caída que estropea su apariencia y conseguir un contorno mas firme.
La natación es un excelente ejercicio para los músculos que sostienen el busto. Si te agrada realizar en tu casa algunos ejercicios, prueba con los que se presentan en este artículo.
¿La lactancia cambia la forma del busto?
Durante el embarazo y la lactancia, los senos aumentan, provocando el estiramiento de la piel que recubre y el de los músculos que los sostienen, ya que han de hacer frente a un peso superior al normal. Luego son muchas las mujeres cuyos senos recobran su tamaño y forma anteriores, pero este fenómeno varía de una mujer a otra, y en algunos casos, los senos se tornan flácidos y colgantes que antes de la lactancia. Sin embargo, existen algunas recomendaciones para prevenir esta tendencia.
Durante éste período, proporciona un apoyo máximo a tus senos, utilizando un buen sujetador, preferiblemente de noche y de día. Pero cuida de que los músculos de apoyo no se tornen perezosos, porque el sujetador sea quien se encargue de realizar todo el trabajo. Para evitarlo, reserva diariamente unos minutos y hace ejercicios de fortalecimiento de los citados músculos.
¿La postura influye en el busto?
la forma en que controlas la postura de todo tu cuerpo, puede contribuir considerablemente a mejorar la apariencia del busto y a conseguir que se levante de manera natural. Así perfeccionarás su línea sea cual fuere el tamaño de tus senos.
Con frecuencia, las mujeres de senos grandes tienden a adoptar posturas que no les favorecen: dejan caer los hombros, tratando de ocultar su forma, pero ésta es una postura carente de atractivo e inconveniente, en general, para todo el cuerpo. Prueba ante el espejo la postura erguida que se indica a continuación y luego vuelve a tu postura habitual, observa la diferencia:
Permanece erguida de tal forma que tus senos se alcen sobre el diafragma (notarás que respiras mejor). Eleva la cabeza, manténla inclinada hacia atrás, no hacia adelante, sacando la barbilla; así estirarás tu columna hacia arriba. Al mismo tiempo, echa hacia atrás los hombros, sin elevarlos y manteniéndolos relajados. La postura en general no debe ser tensa ni rígida.
Ejercicios para afirmar el busto
Realiza estos ejercicios frente a un espejo y verás realmente cuál es su efecto:
Toma una toalla o paño grande con ambas manos y retuerce como si estuvieras escurriendo. Cuenta hasta treinta segundos
Colocándote un paso frente a la pared, apoya en ella las manos a la misma altura de los hombros; procura separar tanto las manos como los hombros, con la misma distancia; flexiona los brazos hasta casi tocar la pared con la cabeza (los talones se levantan levemente), y vuelve a tu posición original. Es importante mantener la espalda recta durante el movimiento. Con esto, lograrás que los músculos pectorales se tensen y mejore la firmeza de la zona. Comienza con 25 repeticiones diarias y luego ve aumentando.
Sube los brazos hasta la altura de los hombros, con los codos flexionados y las manos al frente, pulgares hacia abajo y palmas hacia fuera. Echa hacia atrás los brazos y luego retorna a la posición inicial. Repite veinte veces.
Los brazos como en el ejercicio anterior, manos cerradas y situadas bajo las axilas. Describe grandes círculos hacia atrás con los codos. Cuenta treinta segundos.
Brazos como en el ejercicio anterior, las manos sujetando los antebrazos, empuja como si estuvieras levantándote las mangas sin desplazar las manos. Empuja y relaja diez a veinte veces.
Coloca los brazos con las palmas juntas en el centro del pecho (posición de oración). Levanta los brazos sobre tu cabeza sin despegar las palmas. Luego lentamente baja los brazos hasta la altura de la cintura, sin despegar las palmas. Separa las manos y repite cinco veces el ejercicio.
Lleva los brazos hacia la espalda y une las manos, tratando de juntar los codos. Repite cinco veces
Asegura que estás en condiciones de realizar este ejercicio. Túmbate en el suelo sobre el abdomen. Mantén el cuerpo tenso, apoyándote solamente con manos y pies. Levántate con la ayuda de manos y brazos, hasta que los brazos queden extendidos, manteniendo el peso del cuerpo. Afloja y regresa a la posición inicial plegando los brazos. Comienza con dos repeticiones y ve agregando gradualmente.