El problema reside en un malestar, a veces acompañado de dolor o la sensación de ardor, que casi la gran mayoría de las mujeres ha experimentado en algún momento de su vida. Esto se debe a la disminución de los niveles de estrógeno, que causa que las células se contraigan provocando que la vagina se encoja y produzca dicha sequedad.
Lubricantes, lubricantes... y más lubricantes
El tema de la lubricación no solo debe abordarse desde una perspectiva sexual. Para ello, hay que familiarizarse con una variedad extensa de ellos, ya que hay miles de marcas en el mercado a base de agua o silicón y debemos encontrar el que mejor funcione para cada una de nosotras. Como siempre, optar por uno u otro lleva un proceso de experimentación, ya que algunas mujeres pueden ser más sensibles que otras o presentar alguna hipersensibilidad.
Lo que debes saber acerca de ellos...
Los lubricantes vaginales hechos a base de agua son seguros, ya que no causan irritación de ningún tipo y, al mismo tiempo, son excelentes compañeros para el látex. Los lubricantes a base de aceite o vaselina pueden alterar el pH de la vagina, lo cual puede desencadenar complicaciones. Evita usarlos en la medida de lo posible.
Si la cuestión es meramente sexual y buscas un lubricante para la ocasión, siempre trata de que sean igualmente de base acuosa y que no tengan azúcar entre sus componentes, si es que tienen sabores. Existen lubricantes a base de silicón. Una ventaja de éstos sería que duran más que los de base de agua, pero no son tan recomendables, ya que al retirarlos puede llegar a ser bastante engorroso y no son tan compatibles con preservativos de látex, llegando a causar desgaste e irritación en la piel.
Los lubricantes son una excelente alternativa para contrarrestar los efectos de la sequedad vaginal y mantener una vida sexual satisfactoria. Como ves, puedes enfocarte únicamente en la resequedad vaginal o puedes optar por lubricantes lúdicos que aumenten el placer y eviten el dolor. El mejor lubricante será el que se acomode a tus necesidades. Para elegirlo, no olvides estos sencillos tips y, por supuesto, conocer la opinión de tu médico.