1. Resolvemos rápido la duda. Los hidratos pueden ser buenos (complejos) o malos (simples). Puedes encontrar carbohidratos complejos, por ejemplo en las legumbres y estos te aportarán más energía gracias a las largas cadenas de moléculas de azúcar que lo forman y el tiempo que necesita nuestro cuerpo para descomponerlos.
2. La fruta tiene carbohidratos malos. Pero sin alarmarse, la fibra que tiene la fruta hace, precisamente, que el efecto sea muy parecido al de los carbohidratos complejos, por lo que se recomienda su consumo.
3. Los hidratos simples, como ya deduciréis, aportan poca energía, fácil de digerir y cuanto más azúcar y menos fibra tengan, peor.
4. Podemos encontrar hidratos complejos en algunos alimentos integrales, en frutos secos, avena o marisco (ya no hay excusas para disfrutar de una mariscada o un plato de arroz caldoso integral de bogavante).
5. Tomar hidratos es necesario para tener una buena salud intestinal y eliminar residuos.
6. Toma más hidratos cuanto más ejercicio hagas y si tu vida es más sedentaria, toma menos.
7. Es mejor reducir los simples y estos los encontramos por ejemplo en el azúcar, harinas refinadas y dulces (esto incluye los zumos de fruta).
8. Aunque los hidratos de carbono aportan 4 calorías por gramo, no os preocupéis, el organismo asimila y quema fácilmente estas calorías. Mejor revisar las calorías que aportan las grasas que no estas.
9. Las mejores fuentes de hidratos son naturales y solo se componen de un ingrediente.
10. Son necesarios para que funcionen bien los riñones, el cerebro, los músculos y el sistema nervioso central.
11. Producen sensación de bienestar y provocan que la serotonina suba. Esta hormona tiene un papel importante a la hora de regular nuestro estado de ánimo o mejorar la digestión.
Como podéis comprobar, los hidratos pueden resultar buenos o malos para vuestro organismo en función de la fuente alimentaria por la que decidáis apostar Si hacéis mucho ejercicio y tomais la medida justa de hidratos no tendréis que preocuparos por el aumento de peso. Pues, tal y como hemos confirmado en este post, las calorías de las grasas malas son bastante más perjudiciales que las de los hidratos de carbono.
¿Conocíais estos datos? ¿Ha cambiado vuestra forma de pensar sobre los carbohidratos?